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Nazis en el Luna Park


25 de mayo de 2024

La historia argentina reunió en varias oportunidades a actores políticos de la extrema derecha en el estadio del bajo

Florencia Defelipe

Si llegas al Luna Park, es porque tocaste el estrellato. Siendo deportista o cantante, se sabe que el pico más alto de la fama se bautiza en el mítico estadio. Pero cuando más fuertes son las luces de los reflectores, más oscuras son las sombras y “el Luna” también las conoce. Porque no solo las estrellas pensaron en él para revindicar su carrera.

El 10 de abril de 1938, fue el búnker del Partido Nazi en Argentina. Los diarios de la época afirman que fueron quince mil personas las que se acercaron para seguir la votación del referéndum y festejar. En nuestro país, no se permitió participar del sufragio, pero más de veinticinco mil alemanes lo hicieron de manera simbólica. Hay historiadores que afirman que no fue directamente un “acto nazi”, sino que los residentes alemanes celebraron la abolición del Tratado de Versalles.

La realidad es que en Alemania ya estaba instaurado el régimen de Adolf Hitler y que las elecciones para elegir al Reichstag ayudaron a ampliar el poder que tenía el partido nacional socialista. Ese mismo día que se realizó el acto, la Federación Universitaria Argentina realizó un acto de desagravio en la Plaza San Martin, a una corta distancia.

El plan de los universitarios consistía en dejar una ofrenda floral en la estatua del General como símbolo de soberanía nacional. Pero ese acto terminó con dos muertos, represión policial y disturbios.

Pero avancemos unos años. El 16 de septiembre 1955, un grupo de militares se alzaron contra el gobierno de Juan Domingo Perón y comenzaron una dictadura que tendría como principales características la persecución del movimiento obrero organizado y los fusilamientos para intentar disciplinar al peronismo como fuerza política. Los oficiales la denominaron “revolución libertadora”, otros la llamamos “revolución fusiladora.”

Todos los 16 de septiembre siguientes, los militares realizaban un acto para recordar la “epopeya”. Pero el 29 de mayo de 1970, un grupo de jóvenes armados secuestró al que fuera presidente de aquellos años oscuros, Pedro Eugenio Aramburu. Luego de un comunicado donde se dieron a conocer como la organización “Montoneros” dispusieron un juicio revolucionario donde condenaron a muerte al general, en parte por encontrarlo culpable de los fusilamientos que su gobierno había realizado en junio de 1956.

En respuesta de ese asesinato y para demostrar su desprecio por las agrupaciones que se estaban formando al calor de la lucha política de aquellos años, ese 16 de septiembre realizaron un acto en el Luna, con Isaac Rojas, el vicepresidente de la fusiladora como orador.

El mismo Rojas, años después, en 1986 festejaría sus 80 años en el estadio y afirmaría que era momento de terminar con “el sistema populista y dirigista”, como si la dictadura del 76 no hubiese sido lo suficientemente fuerte.

El miércoles, Javier Milei también desembarcó en el Luna Park, pero para presentar su libro. Cantó “Panic Show” frente a muchos seguidores y Toto Caputo se sacó selfies con pibes que lo ven como un héroe neoliberal. Lo más doloroso seguramente sea la cantidad de gente humilde, que viajó desde el conurbano profundo porque todavía guarda esperanzas en este gobierno.

Pero también existieron otros actos en el Luna. El 14 de septiembre de 2010, se vistió de celeste y blanco, cuando la Juventud Peronista realizó su acto fundante acompañando el proyecto nacional que encabezaban Néstor y Cristina. El mejor salario en dólares de la región, superávit fiscal, derechos para los trabajadores.

Parece mentira pensar en que, desde ese estadio al que vivimos el miércoles 22 solo pasaron catorce años, ya que existe un abismo profundo e ideológico entre ambos. Pero ante una sociedad globalizada y profundamente cambiante, la dirigencia debería asumir la responsabilidad de volver a construir las bases para que el Luna – y el país – no nos sean tan ajenos.

Florencia Defelipe

Florencia Defelipe es periodista y locutora. 

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