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Todo lo que aprendí se derrumba


26 de octubre de 2024

Sobre la creación y las influencias a la hora de crear una obra de teatro. Las expectativas del afuera y el fracaso como alternativa, en el marco de la presentación de “Posiblemente un fracaso”, esta obra escrita y dirigida por Julia Morgado que Frida Jazmin Vigliecca nos propone conocer.

Frida Jazmín Vigliecca

Dice Silvina Ocampo en su novela fantasmagórica La promesa introduciendo la idea de leer la vida de los otrxs como ficción y como parte de la misma existencia de unx:

“No tengo vida propia, tengo sentimientos. Mis experiencias no tuvieron importancia ni a lo largo de la vida ni aun al borde de la muerte, en cambio, la vida de los otros se vuelve mía.”[1]

¿Cómo se crea una obra de teatro? ¿Cuáles son las influencias que generan narrativas? ¿Todo texto es autobiográfico aunque no quiera serlo? ¿Qué hacemos con los afectos que vibran en nuestro cuerpo si no los expresamos? ¿Cómo juega la expectativa del afuera sobre nuestro deseo creativo? ¿Es posible ser fiel a unx mismx cuando la sociedad exige determinadas formas de ser y pensar para ser aceptable y consumible?

Posiblemente un fracaso es la obra escrita por Julia Morgado y dirigida por ella misma en conjunto con Lucia Asurey. En ella una joven de 30 años se dirime su vida artística entre su neurosis reforzada por los patones hegemónicos de conducta y el deseo interno de tener una existencia regida por la innata pulsión artística de crear.

Durante toda la obra el titulo de esta –Posiblemente un fracaso- hace alarde de su realidad efectiva en tanto y cuanto sabemos que su contrapartida LA FELICIDAD O EL ÉXITO son mecanismos conceptuales y empíricos que moldean nuestras prácticas cotidianas hacia una materialidad fake de nuestro ser: estar en constate comparación con otrxs, intentar vernos inteligentes, talentosas, divertidas, saludables y sexualmente atractivas son algunos de los mandatos que moldean los cuerpxs feminizados en una cultura patriarcal.

Pienso que la posición de encarnar el fracaso como alternativa al adoctrinamiento es una línea argumentativa irreverente en estos tiempos que corren y podría ser acaso la columna vertebral de una posible insurrección.

Sara Ahmed se pregunta:

 “¿Cómo participamos en el consenso de la felicidad?, ¿qué implicaciones y términos aceptamos cuando decimos que queremos, a toda costa, ser felices? “Es decir que, si bien anhelamos la felicidad, no necesariamente sabemos qué queremos cuando anhelamos la felicidad. La felicidad podría incluso conjurar su propio anhelo, o preservarse en cuanto anhelo siendo aquello que nunca se da). Si el último y más profundo de los deseos de los sujetos es ser felices, ¿qué objetos se encuentran en esa operación?”[2]

Quizá para definir fracaso, deberíamos entonces preguntarnos sobre la felicidad y cómo ella es generadora de dispositivos de poder y control sobre un cuerpo vivo. Pero pensemos no en la sensación de felicidad, sino en la palabra felicidad un momento. Allí observaremos que se tiende a volver imperativo su búsqueda como si fuese un requisito de vida del que nadie puede escindirse y del que su contrapartida asume un lugar de espanto y tristeza del que nadie quiere formar parte.

En la obra de teatro observamos el derrotero de la protagonista Lucy por zafarse de su superyó –en terapia y fuera de ella-  que constantemente le exige ser y pertenecer de una manera normada, incluso dictada a comportamientos, uno por ejemplo seria cómo llevar un duelo o varios duelos de forma equilibrada.

Pero ¿cómo salirse de ese mandato que ahoga y aplasta?  ¿Cómo no pegar el deseo por la felicidad con comportamientos socialmente aceptados felices?

Creo que es allí donde se abre un pliegue que es la terceridad, y esto está asociado al arte y a la ficción: escapar de la norma y el disciplinamiento de nuestro inconsciente y de nuestros deseos es crear nuevas formas de vida, nuevas ficciones donde vivir. Y es lo que Lucy durante toda la obra hace, ella da rienda suelta a sus fantasías y sus observaciones del mundo que la oprime en un nuevo mundo, el de su futura obra.

Es entonces como ese objeto de deseo que se manifiesta como un dispositivo inalcanzable, y se inclina hacia otros objetos se pega a la felicidad, apareciendo los comportamientos de consumo simbólicos o materiales que buscan acercarse aunque sea un poco a un momento feliz. Por lo tanto, lo que dice Ahmed es que esta proximidad es la gestora de un ecosistema afectivo, moral y psíquico que pone en funcionamiento un régimen específico a seguir para lograr el éxito.

Los objetos de deseo que aparecen en la obra son variables pero casi siempre son compartidos por todxs nosotros: una pareja estable,  un trabajo que nos guste y sea bien pago, tranquilidad emocional, éxito y superación entre otrxs. Sin embargo, al avanzar la trama se va tejiendo esa red semántica donde el escenario tanto como en el presente dinámico de la vida se vuelve ingobernable, una puesta en escena que trabaja para el deseo real de Lucy y no para una sensibilidad otra, neoliberal y alienante. Acto tras acto, actores y personajes creados por ella se transforman en una maquinaria de producir afectos y emociones que se deshacen en el optimismo de que todo salga bien, hakeando la exigencia por la felicidad a toda costa y arrojándose de cabeza al remolino del desconcierto o al posible fracasado, simplemente porque el hoy es pura potencia y su devenir incluye fracasar como parte del aprendizaje, haciendo de la infelicidad una posibilidad política de reescritura social.

SINOPSIS DE LA OBRA:

Una obra punk desarmada.

Una dramaturga de 30 años se sumerge en un viaje introspectivo mientras intenta dar forma a su próxima creación.

La acción ocurre entre sesiones de terapia y el caos de sus ideas. Lucy se ve influenciada por un abanico de inspiraciones: desde el lejano oeste de un western, la energía de una banda de rock y el sueño frustrado de ser cantante, la magia de los musicales, hasta la intensidad de un drama autobiográfico y una obra de teatro sobre una dolorosa separación. Con cada experiencia, la dramaturga se acerca cada vez más a completar un proyecto que parecía perdido en el limbo creativo

¿Es suficiente inspiración para dar cierre a los proyectos inconclusos?

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Julia Morgado

Actúan: Anita Balduini, Tomas Limansky, Jenni Merla, Macarena Suarez

Vestuario: Sofía Davies

Escenografía: Camila Perez

Iluminación: Victoria Beheran

Música original: Fran Gaia

Diseño gráfico: Maria Sol Domecq

Producción general: Rodolfo Limansky

Dirección: Lucía Asurey, Julia Morgado

Duración: 70 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

MONOPOL LAB

DARWIN 1351 (mapa)

Palermo - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina

Teléfonos: 011 3925-7945

Entrada: $ 10.000,00 - Lunes - 20:30 hs - Hasta el 28/10/2024

 

[1] Ocampo, Silvina (2023) La promesa. Bs. As. LUMEN. 

[2] Ahmed, Sara. (2019). La promesa de la felicidad. Una crítica cultural al imperativo de la alegría. Buenos Aires: Caja Negra Editores.

 

Frida Jazmín Vigliecca

Frida Jazmín Vigliecca es trabajadora de las artes transdisciplinar, docente y arteterapeuta.

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