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El Renunciamiento de Eva Perón


23 de agosto de 2025

Se cumplen 74 años del Cabildo Abierto del Justicialismo de 1951. El llamado a elecciones nacionales para el 11 de noviembre volvía inminente la declaración del binomio que el peronismo presentaría para ser votado en las urnas. No había dudas sobre que Juan Domingo Perón encabezaría la fórmula, pero faltaba definir quién lo acompañaría en la vicepresidencia.

David Acuña

El 2 de agosto, la CGT lanza la fórmula Perón-Eva Perón y anuncia un Cabildo Abierto a realizarse el día 22. Sobre la Avenida 9 de julio, de espaldas al Ministerio de Obras Públicas, se levanta un palco y dos millones de personas se hacen presentes para apoyar la propuesta.

En el palco se observan al Gral. Perón, a algunos funcionarios y representantes de la CGT encabezados por José Espejo. La llegada de Evita es saludada con una ovación nunca vista. En ese momento, Espejo les solicita a Perón y a Evita que acepten la candidatura para Presidente y Vicepresidente de las próximas elecciones.

Evita no podía aceptar el ofrecimiento. Desde ya el cáncer que padecía era uno de sus impedimentos y el más señalado por la historiografía peronista. Sin embargo, el factor determinante residía al interior de las Fuerzas Armadas que, si bien desde 1946 primaban en ella sectores comprometidos con la Revolución, también anidaban sectores conservadores anti-obreros.

Estos sectores, “los contreras” como los llamaban al interior del Movimiento, no se contentaban solamente con habitar pasivamente los cuarteles. Los mismos eran la expresión política de la Vieja Argentina con olor a bosta estanciera, falsos inciensos clericales, devaneos de una intelligentsia anglófila y patronales temerosas, que no habían mirado con malos ojos el intento de levantamiento conservador de Benjamín Menéndez un año antes.

Para ellos, Evita representaba tanto lo plebeyo como los excesos de una Revolución que aun acusaba desbordes obreristas de querer ir por más en la concreción de la justicia social.

Desde 1983 habitamos una democracia de baja intensidad más tributaria del proyecto liberal de Martínez de Hoz, que de luchas populares previas. Posiblemente fue la anomalía unasuriana de Néstor Kirchner la que más nos ha permitido asomarnos a un reflejo distante de aquella Revolución del peronismo originario. Fue esa década inaugurada por Néstor la que tensionó al máximo las reglas de ésta democracia ratificando una vez más que bajo cualquier situación coyuntural, los “días más felices siempre fueron peronistas”.

Nuestro país se encamina a un proceso electoral donde el gobierno anglosionista de Javier Milei está a las antípodas de lo expresado en aquel Cabildo Abierto del Justicialismo, pero que también expresa la máxima tensión y obtención de daño que sobre los asalariados se puede lograr dentro de la democracia actual.

Paradojas de un sistema de representación que permite el bandeo absurdo entre puntos tan equidistantes de un Kirchner y un Milei. Prueba suficiente para preguntarse si se hace más que necesario un nuevo punto de quiebre histórico que rompa otra vez con el statu quo.

La experiencia peronista originaria duró tan solo diez años, lo suficiente para reconfigurar un país bajo otros paradigmas de orden y poder. Aun así, la Revolución Peronista quedó inconclusa ahogada entre bombardeos, fusilamientos, cárcel y proscripción.

La Evita insumisa ante la oligarquía e inmune ante la lisonjera alcahueta, se preocupó por consolidar un legado doctrinal capaz de guiar al movimiento popular más allá de la finitud de sus conducciones. Entre marzo y abril de 1951 dicta una serie de charlas en la Escuela Superior Peronista. Las mismas se publicaron con el tiempo bajo el título de “Historia del Peronismo”. Las reflexiones volcadas en ellas estaban destinadas a fortalecer políticamente a la militancia de aquel entonces.

En el aniversario de aquel Cabildo Abierto del Justicialismo de 1951, creemos oportuno rescatar algunas de sus intervenciones, realmente memorables:

  • “Las masas no tienen conciencia colectiva, conciencia social; los pueblos son, en cambio, masas que han adquirido conciencia social. Es como si los pueblos tuviesen alma, y por eso mismo sienten y piensan, es decir, tienen personalidad social y organización social”.
  • “Yo le tengo miedo al espíritu oligarca, por una simple razón. El espíritu oligarca se opone completamente al espíritu del pueblo. ¿Cuál es el espíritu oligarca? Para mí, es el afán de privilegio, es la soberbia, es el orgullo, es la vanidad y es la ambición”.
  • “El peronismo que nace el 17 de octubre es la primera victoria real del espíritu del pueblo sobre la oligarquía. La Revolución Francesa, tal como la historia lo atestigua no fue realizada por el pueblo, sino por la burguesía […] El pueblo siguió a la burguesía, pero ésta no respondió honrada y lealmente a ese pueblo, que se jugó la vida en la calle”.
  • “La Revolución Francesa quiso suprimir, y lo consiguió, hasta con la guillotina, al privilegio aristocrático, pero trajo al mundo el concepto de la libertad individual absoluta, creando con ese concepto otros privilegios, como el de la riqueza, que condujo luego rápidamente al capitalismo”.
  • “La Revolución Rusa también quiso suprimir a la oligarquía aristocrática, utilizando para ello al pueblo, cuya reacción violenta provocó también la muerte de los zares. Pero después se creó en Rusia una nueva oligarquía: la de unos cuantos hombres que no consultan al pueblo, sino que simplemente lo llevan hacia donde quieren”.
  • “El peronismo nacido el 17 de octubre es una victoria del auténtico pueblo sobre la oligarquía. Y para que esa victoria no se pierda, como se perdió la Revolución Francesa y la Revolución Rusa, es necesario que los dirigentes del movimiento peronista no se dejen influenciar por el espíritu oligarca […] Hay que aplaudir y gritar menos y actuar más”.
  • “¿Por qué Perón y el pueblo argentino decidieron unirse para tomar el gobierno de la Nación? Para liberarse del imperialismo y del fraude.
  • “La mayor parte de los peronistas están de acuerdo, y en eso coinciden todos los peronistas, con que el peronismo es una cosa completamente distinta del comunismo. Pero de lo que todos no están convencidos es de que el peronismo también es absolutamente distinto del capitalismo […] El capitalismo tiene su propio fin en el dinero. El justicialismo de Perón tiene su fin en el hombre. Ahí está la gran diferencia”.

David Acuña

David Acuña, historiador, profesor y militante peronista. 

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