El FMI y sus costumbres: insultarnos en la cara
26 de abril de 2025
Para sorpresa de nadie, el FMI fijó condicionalidades al nuevo préstamo con el que empaquetó el futuro de nuestra Patria. Para sorpresa de menos que nadie, Kristalina Georgieva opinó sobre el devenir de una democracia que solo funciona en la medida que se reduzca al sufragio, y que de ese sufragio, solo surjan propuestas acordes a sus intereses.
“La Argentina ha demostrado que esta vez es diferente” sostuvo Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el marco de las reuniones de primavera 2025 del FMI y el Banco Mundial.
“Es un ejemplo de un paÃs que ha logrado grandes avances a través de reformas estructurales y disciplina fiscal” afirmó la titular del Fondo y argumentó que: “La Argentina el año pasado tenÃa crecimiento negativo. La inflación estaba por las nubes y la pobreza crecÃa. Ahora, el paÃs controló sus finanzas. El Gobierno está actuando con mucha disciplina y firmeza con las reformas, y las proyecciones de crecimiento para Argentina este año son del 5%” dijo como respaldo a una nueva ofensiva contra el destino nacional a partir del nuevo prestamo otorgado.
Hasta ahÃ, los elogios al brutal ajuste desplegado en estos 500 dÃas de gobierno y la transferencia de recursos materializada hacia las pretensiones geopolÃticas y económicas de los Estados Unidos y sus multinacionales.
Al momento de analizar los riesgos que enfrenta la Argentina, sostuvo que “El paÃs tendrá elecciones en octubre y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio”, pregonó Georgieva. El sufragio, único atributo democrático que aún contiene la dinámica sistémica a la que Estados Unidos ha logrado reducir la producción polÃtica en Occidente, intervenido explÃcitamente por una burócrata de un organismo multilateral.
La historia del FMI demuestra que el organismo no es una entidad financiera, sino un ariete colonialista al servicio de las pretensiones geopolÃticas de Estados Unidos. Sus préstamos tienen el objetivo de condicionar el futuro de los paÃses endeudados. Las condicionalidades se exponen en papers y programas firmados con las autoridades polÃticas y económicas de los paÃses, pero siempre utilizando la impostura de los formalismos como fachada de sus injerencias.
Con la delicadeza de un tiempo de exaltación colonial, de reivindicación ideológica de las injusticias sociales, de consolidación de un pensamiento único elogioso de la miseria planificada como destino, Kristalina Georgieva se puso a tono de la época.
La dirigencia polÃtica, entonces, apuró para fingir sorpresa. Limitar el repudio a los condicionamientos que gravitan sobre sus propias pretensiones electorales, y diciendo poco para no decir nada, seguir ofreciendo sus servicios para asegurar que -aún con ellos- “no descarrile la voluntad de cambio”.
La nueva intervención del FMI, sin embargo, desnuda dos certezas incómodas que marcan el calibre de las respuestas polÃticas que se necesitan en ésta etapa para pensar el paÃs en clave soberana.
En primer lugar, sin eufemismos, el eterno retorno del FMI expone la importancia estratégica que tiene la Argentina, su ubicación estratégica y su riqueza material para los intereses geopolÃticos de los Estados Unidos en éste momento de inocultable declino de su hegemonÃa y su estrategia de conflicto para su resposicionamiento en el nuevo orden global.
Recursos energéticos, proteÃnas y alimentos, minerales esenciales para las nuevas tecnologÃas, tierra, cordillera y mar, imponen el tamaño de los intereses norteamericanos en nuestro paÃs. Una radiografÃa de las multinacionales que imponen condiciones en la AmCham y, por añadidura, en el diseño del desarrollo económico nacional, explicÃtan la potencialidad de nuestro territorio.
Además, la rica historica nacional exhibe la importancia para Estados Unidos de sostener un enclave colonial en una Patria que pudo parir al peronismo como expresión de un movimiento nacional llamado a combatir al capital y desafiar a las pretensiones de todo imperio que busque imponernos un destino de miseria e infelicidad para nuestra gente.
Imponer en la Argentina un gobierno tÃtere para potenciar el despliegue yanqui en lo que consideran su “patrio trasero” tiene una importancia estratégica que se evidencia en la frecuencia y volúmen de los préstamos otorgados por el FMI.
El segundo aspecto que desnuda esta nueva intervención del FMI es que la Argentina puede no ser gobernada por su sistema polÃtico. Una nueva dimensión de la injerencia polÃtica y económica de los Estados Unidos que ubica el experimento nacional en una dimensión de fenómino post democratico liberal.
Lo absolutamente incómodo para un sistema polÃtico enfermo de sufragismo, paralizado ante toda dimensión de la democracia que no sea autoproclamarse dirigentes electorales, es que el sufragio de la sociedad argentina, autorizó que una persona con los atributos intelectuales y la salud mental de Javier Milei acceda a la presidencia. Y aún más grave: que, tras quinientos dÃas de gobierno, una importante porción social lo considere una persona con la capacidad suficiente para estar al frente de los destinos del paÃs.
El sufragio como callejón sin salida y el protectorado polÃtico como reemplazo de una dinámica institucional vacÃa de capacidad y autoridad para producir polÃtica, se asoman como grandes fantasmas en el destino de una democracia que no parece que pueda resignificarse a boca de urna.
La dimensión colonial que se forjó a la sombra de una guerra cognitiva que goza de esplendorosa salud aún en la decadencia occidental, nos ubica en la tarea de producir ideas y realidad polÃtica en el sendero de la liberación nacional como objetivo y la organización popular como instrumento para adecuar las respuestas a los desafÃos de esta época.