El cine argentino no se salva de la motosierra de Milei y sus trabajadores reaccionan
16 de marzo de 2024
Recortes en programas de fomento a la industria cinematográfica, despidos y suspensión de festivales. El programa libertario para la cultura nacional no esquiva el ajuste.
A fin de febrero el gobierno que preside Javier Milei nombró al frente de Instituto de Cine y Arte Audiovisuales a Carlos LuÃs Pirovano como interventor. Pirovano es un macroeconomista relacionado al macrismo con nula experiencia en gestión cultural, dicho nombramiento generó un alerta en el mundo del cine nacional, augurio que termino de formalizarse cuando el funcionario presentó los planes del Instituto para 2024.
Amparado en el DNU 270/23 el INCAA no queda afuera de la no renovación de todos los contratos que vencen hasta el 31 de marzo, de la prohibición del pago de horas extras y de la quita de la posibilidad de apoyo económico a festivales organizados por estados provinciales, sin embargo el ajuste no termina ahÃ. En los planes del interventor según trascendidos de una reunión que habrÃa mantenido con algunos referentes de la industria está clausurar, cerrar y vender el Cine Gaumont que es sino la única la principal pantalla de los estrenos nacionales, cerrar la plataforma Cinear Play que es otro modo de distribución de los contenidos producidos localmente y desfinanciar el Festival de Cine de Mar del Plata único de categorÃa Clase A en la región.
No queda claro aún qué pasarÃa con los fondos de fomento a la producción audiovisual, todo hace pensar que pasarÃan por la licuadora inflacionaria. Cabe recordar que el INCAA es un organismo autárquico que se financia con un porcentaje de la venta de las entradas de cine y que, hasta la administración pasada, existÃan varios proyectos de ley en el Congreso para adicionar a esta masa de recursos los provenientes de las plataformas como Netflix, Amazon y Star Plus. No, no hay ningún plato de comida de pibes del Chaco en esa guita.
Ante esta situación el mundo del cine decidió manifestarse en la tarde del jueves pasado sobre Avenida de Mayo en la puerta del Cine Gaumont, dicha manifestación fue reprimida por la PolicÃa de la Ciudad de Buenos Aires en tren de hacer cumplir el protocolo antipiquete, obsesión por estos tiempos de la ministra de seguridad Patricia Bullrich. Si no hay pan, que haya circo y si sale por los canales de noticias, aún mejor.
El intento de destruir la industria cinematográfica nacional, no solo es anti- económico porque la capacidad de producción, técnica y de empleos especializados luego es difÃcil de recuperar sino también un tiro en el pie a nivel polÃtico al coartar la posibilidad de exportar la imaginerÃa argentina al mundo. Apagar la pantalla es oscurecer el trabajo de cientos de directores, actores y técnicos que ya han dado sobrada muestra de dar la talla a escala mundial. Por eso es imposible no pensar que lo que intenta Milei es replicar a escala argentina el enfrentamiento que mantiene Donald Trump con Hollywood, una especie de trumpismo para idiotas.