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Debates y sentidos


07 de septiembre de 2024

Tiempos desafiantes para las tensiones y los debates que debiera ocupar el camino de la militancia política. La democracia que jamás superó la formalidad, exhibe su ocaso. ¿Dónde estarán las premisas para el futuro que nuestro Pueblo necesita?

Fernando Gomez

Argentina es un ejemplo descarnado del punto de inflexión intelectual que pegó occidente ante el avance sin control de las tecnologías en manos de un puñado de corporaciones económicas. Javier Milei es un producto de época, un tipo que hace algunos años atrás hubiera sido reconocido por sus evidentes alteraciones mentales.

La democracia impuesta en nuestra región como salida ordenada de las dictaduras impuestas por Estados Unidos y, al mismo tiempo, continuidad del formateo en clave de la planificación política, económica y social de nuestras naciones, jamás superó el umbral de las formalidades.

En esta etapa, en la que las pretensiones geopolíticas de los grupos económicos que asaltaron los destinos de Estados Unidos, han decidido prescindir de la democracia, no solo resulta anecdótico el sentido y la escencia del sistema que nunca fue, sino que se ha perdido hasta la mínima forma.

Que una persona con las dificultades mentales y físicas que ostenta Milei a toda vista, pueda ser naturalizado por los grupos económicos y reconocido por una buena parte de la sociedad como un tipo en condiciones psíquicas, intelectuales y morales de gobernar el país, habla a las claras del precipicio al que se enfrenta el sistema que nos han impuesto hace cuatro décadas, que jamás tuvo nada que ver con la democracia y que hoy empieza a ser un jarrón fracturado al que solo los de edad avanzada valoran como un bien a ser preservado.

Si la geopolítica es desafiante para nuestra región, que baila al ritmo de una potencia que pierde hegemonía global ante cada jornada en que occidente evidencia declino económico, moral, intelectual, ético y social; si la defensa y liberación de nuestras naciones, secuestradas por los intereses de dominación de gigantescas corporaciones que las superan en riqueza, dinamismo, penetración cultural y disputan la aceptación social, es un desafío ineludible para este tiempo; se le suma también la necesidad de pensar sistemas de organización nacional que redefinan sistemas de gobernanzas en sociedades que pueden aceptar un idiota -tal es el caso de Javier Milei- sentado en los atributos de la presidencia de la nación.

En esta edición, compartimos una nota del compañero Lucas Molinari, publicada en las páginas de Radio Gráfica el domingo pasado. En la nota, Lucas edifica el interrogante acerca de qué entendemos por la democracia y trae a la actualidad la permanente interpelación política que significa el peronismo para nuestro futuro.

Recordaba la intervención de Perón en la apertura de sesiones legislativas de 1954. Perón se planteaba enviar un proyecto para redefinir el sentido de la gobernanza democrática y señalaba: “El gobierno libremente elegido sólo lo es por un pueblo libre de todo sometimiento extraño a su voluntad. No puede existir libertad electoral –que es la primera libertad política- en un pueblo que no sea socialmente justo ni económicamente libre. La segunda condición de una verdadera democracia es la de que el gobierno sea ejercido “con el pueblo” y la tercera que sea gobierno para el pueblo. No se gobierna para el pueblo si no se gobierna con el pueblo. Para gobernar con el pueblo se necesita, señoras y señores, esto que nosotros poseemos en principio: una comunidad organizada”.

Las certezas expuestas por Perón desafían la mirada complaciente y acostumbrada con la que se percibe el sistema democrático y se considera esta pantomima de dirigentes como una democracia. Pero también, constituyen una demoledora perspectiva desde la que trazar una seria y honesta autocrítica de los últimos 20 años de gobiernos en nombre del movimiento nacional y popular.

“Nunca hemos hecho de la política una finalidad. Vale decir “una profesión”, sino un medio, un instrumento para seguir adelante con el afán de cumplir nuestros mandatos supremos en beneficio de la Patria” se recordaba a Perón en la nota de referencia, y vaya que sacude de un cachetazo un acumulado político, autopercibido militante, que prescinde de política y convicciones en mérito de la acumulación interminable de espacios institucionales u honorarios públicos.

En la jornada de cierre de esta edición, una carta de Cristina Kirchner dejaba unos párrafos de consideraciones acerca de lo que entiende como razones para interpretar que el peronismo se torció y se desordenó. Una oportunidad para inaugurar una autocrítica que precisa ser colectiva, pero que demanda profundidad y sinceridad acorde al poder que ostentó cada quien en el ciclo que se tamiza en perspectiva histórica.

“El peronismo se torció cuando olvidó que los muertos no pagan las deudas y convalidó el préstamo multimillonario e irregular que el FMI, violando su propia normativa interna, había otorgado al gobierno de Mauricio Macri” sostiene Cristina, y edifica una autocrítica enorme, en la medida que la decisión fue bien temprana en el gobierno que la tuviera como vicepresidenta, la legitimación de la deuda fue celebrada por todo el gobierno en forma bastante homogénea y dirigentes de su extrema confianza, censuraban las críticas al acuerdo en forma bastante pública y elocuente.

Además, la autocrítica encierra otra que no se menciona y también resultaría acertada en la medida que se expusiera. ¿Para qué se disputa internamente de manera casi excluyente por los lugares de “poder institucional” si luego no se utilizan para torcer la realidad que se presenta como torcida? ¿Para qué seguir insistiendo en tener la prerrogativa de la conformación de listas, de la ocupación de lugares de poder institucional cuando se conquista, si al momento de tener la oportunidad de modificar el rumbo de los acontecimientos, se los usa para calentar asientos y aplaudir como focas la torción ideológica y el desbarranco político?

En definitiva, la pasividad en el ejercicio del “poder institucional” es el que fue vaciando a la democracia de todo contenido, el que pauperizó los debates políticos y transformó a la representación política en meros gestores de crisis expresadas en paréntesis cíclicos de un sistema económico injusto.

Quien no puede mencionar la estructura colonial de nuestra Patria, extranjerizada hasta la médula en su economía y con una clase política subordinada a los intereses norteamericanos, y expone la dependencia a una divisa extranjera como un problema autónomo, principal e independiente; quizás esté exponiendo los límites de una oferta política que apenas pretenda administrar una colonia, pero en forma próspera.

Es necesario avanzar en estos debates en términos militantes, no para esperar que los dirigentes modiquen comportamientos repetidos en décadas, o para que de algún twitter ingenioso aparezca el candidato que nadie conozca y el sistema lo termine estampando en una boleta, sino para entender el sendero por donde condicionar el futuro de una Patria a la que la espera una crisis demoledora a la vuelta de la esquina; en la que seguramente nuestro pueblo aguarde ansioso una propuesta que vuelva a ofrecer orden y trabajo, capacidad de planificar la vida en familia y en comunidad; y trazar un horizonte de dignidad y felicidad.

 

Una década de autogestión

No queríamos cerrar este editorial, sin compartir con nuestros lectores uno de esos pequeños orgullos que nos motivan a seguir empujando todos los días en esta apuesta colectiva por la comunicación cooperativa y popular.

Como decía la milonga, InfoNativa es mucho más vieja que su edad verdadera, es hija del rebaño de aquella Oveja Negra que fue revista, radio y audiovisual. Fue hermana de proyectos recuperados que permitieron a compañeras y compañeros llevar un plato de comida a su mesa. Y es parte hoy, fundamental, de la cooperativa de trabajo EME contenidos.

Y nuestra cooperativa cumple diez años desde su creación. Diez años laburando para poder formarnos colectivamente para comunicar mejor, para poder realzar nuestras convicciones y buscar en cada rincón de la Patria a los que siguen soñando con esta misma Patria que intentamos comunicar desde hace una década.

Me toca, en este homenaje a mis compañeros y compañeras de EME, hablar en primera persona del singular, cosa que quien sigue nuestras ediciones, sabrá que no me resulta sencilla. Pero no puedo escapar a la tarea como director de InfoNativa y presidente de EME, de agradecerles a cada uno y cada una de quienes le ponen su grano de arena a la cooperativa y también a los de siempre, a los que le ponen la vida a este proyecto con la humildad de no aparecer nunca en los carteles.

Me toca agradecerle a quienes nos leen. A quienes compraron una revista Oveja Negra y los que cada sábado esperan la difusión de InfoNativa. Frente a ellos nos comprometemos a seguir construyendo comunicación cooperativa. Frente a ellos y frente a los millones de compatriotas que aún no nos conocen, pero ante quienes nos comprometemos a seguir construyendo una comunicación más federal, más popular, más cooperativa, hasta encontrarnos y construir colectivamente, la Patria que seguimos soñando.

Salú

Fernando Gomez

Fernando Gómez es editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.

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