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Así la vemos: En el camino hasta Octubre


23 de septiembre de 2023

Que debemos evaluar, que recordar para el voto de Octubre. Columna de opinión desde los adultos mayores, por Alberto Gómez.

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Tanto los que más tienen, como los que viven adecuadamente, o aquellos que no poseen ni mínimamente para cubrir sus necesidades básicas, están contando los días que faltan para la elección democrática que puede cambiarles la vida.

Todos expectantes, a que nos expondrá el elegido ó elegida, en el cercano futuro.

Cada ciudadano evaluará quien puede colmar las expectativas del bolsillo.

Dejará fuera del cuarto oscuro; ideologías, discusiones virtuales ó marketineros focus group; sabedor que solo buscan cooptar voluntades, nunca explicar beneficios, con irreales slogans, spots ó plataformas virales, de ínfimos caracteres.

Existen aquellos, esperemos sean los menos, que solo viven del odio, sin dialogar, y con una anacrónica ideología, que solo los lleva a pensar en la eliminación de lo que se le oponga, sin importarles el bienestar general, e incluso el propio.

Dejando de lado esos energúmenos apolíticos, con enorme desertificación en el conocimiento de gestiones burocráticas, el resto de la población piensa el futuro que le sobrellevará su elección.

• Pensemos, los que más tienen, incluidos los “cuatro vivos”, piensan si quien asuma, alcanzar la suficiente fuerza política para imponerle medidas coyunturales, y democráticas, que les atenúe la impunidad saqueadora actual.

Temen, por caso, que la “separata” que figuraría en el Presupuesto 2024, que se acordó tratar tras la elección, les pueda quitar beneficios y/o exenciones impositivas, que les permitía pagar el equivalente al 2,44% del presupuesto en Ganancias, cuando el trabajador aportaba entre el 24 y 35% de sus ingresos, que no son ganancias.

Otros que temen; los cortesanos, y algunos jubilados de privilegio (nunca olvidar, hay más de 2.339 personas que perciben haberes promedios superiores a $1,7millones.) pasen a aportar un impuesto más progresivo y ajustado a la realidad de cómo y cuanto ganan con sus emolumentos.

• Los que sobreviven dignamente con ingresos o haberes, podríamos llamarla clase media, temen perder el beneficio de no pagar Ganancias, o la mejora que puede implementar la quita del IVA a los productos esenciales, ó la posibilidad de timbear sus ahorros en el bimonetarismo.

Están atemorizados por volver a viejas épocas (25 años atrás) donde muchos de los que hoy prometen trabajar por la Libertad, recortaran los paupérrimos haberes de jubilados, y empleados públicos. O se les vuelvan a confiscar sus ahorros, viendo que algunos ya hablan que bajarán el déficit recurriendo a los fondos que mucha gente posee en los Bancos.

• Los que menos tienen, los de abajo, los que aportan su esfuerzo mayoritario para el país, pero los menos beneficiados en la distribución del esfuerzo (ingreso), solo pretenden que no los sigan discriminando, ni se los vaya a abandonar a su suerte.

Temen se acentúe el descarte social en la búsqueda de una Argentina de inmensas riquezas (materias primas), con nula industrialización (trabajo) para volver al ultra conservador y colonial pensamiento de ser el granero del mundo, sin industrializar el país, alejándose la posibilidad del nuevo trabajo.

La contracara de la ansiedad ciudadana sobre las próximas elecciones 

Aunque no lo hayamos pensando mucho, desde siempre la enorme cantidad de candidatos que se ofrecen al electorado, que como explicáramos más arriba temen por su elección personal los beneficios que puedan perder.

La inmensa mayoría de la ciudadanía conoce el anacrónico sistema electoral, que determina que sean muy pocos los que accederán a la competencia electiva final, decidido por un frío porcentaje por los votos recibidos en Octubre.

También sabemos que una democracia debería ser la caja de resonancia de las voluntades populares, descartando quienes alcanzan ínfimos apoyos en las urnas, mostrando la falta de consenso con sus ideas o propuestas.

Pero, lo sufrimos desde hace décadas, como aquellos que fueron defenestrados con el famoso “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” del 2001, hoy siguen dando vueltas por las pasarelas electivas, parloteando las mismas mentiras de hace poco menos de 22 años, sin que nadie les enrostre sus viejas crueldades en la gestión.

Hoy, en esta apolítica sociedad actual, vale cualquier cosa, como en el tango Cambalache, “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor. Ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador. Todo es igual, nada es mejor….”

Que se puede esperar de nuestra próxima elección de candidatos

No encontraremos en nuestra Historia como nación democrática, desde la recuperación de la misma, una elección tan importante y decisiva para el futuro.

Hemos pasado muchas donde se planteaba elegir entre saltos al vacio a lo desconocido, enfrentando la continuidad preexistente. El ejemplo más claro de esto último, fue la elección atípica de Néstor Kirchner, quien aún perdiendo, le ganó al abandono de un enorme traidor de los sentimientos populares.

El resultado de esa decisión, nos permitió vivir doce años de pleno ejercicio del poder popular, con nuevos derechos, libertad y solidaridad, además de Cristina.

A contramano del anterior ejemplo, esta elección de Octubre, es un enorme salto al pasado.

Se presenta el riesgo que pueda ganar el odio, la desidia, y la hipocresía, que le podrían otorgar votantes perdidos democráticamente. El olvido de la Historia, podría permitir la llegada de los abanderados con la vuelta a épocas pre-peronistas del 45, ó los destructores del Estado, sinónimos de la poda de derechos populares, ó peor aún, reivindicar la nefasta dictadura, dándole paso a un “modelado” candidato de embajadas.

Que nos depararía nuestra próxima elección de candidatos

Sin ser reflejo del sesgo ideológico de quien escribe, sino un sentimiento realista de conocer el pasado de unos, el desmadre mental de otro y la tenue esperanza de uno, pensamos esta opinión sobre cómo actuar en Octubre.

El Universo de jubilados y pensionados que gozan de los servicios y derechos del PAMI, su humana atención, y clara profesionalización para atender como corresponde la gerontología no salten al cavallismo. Incluso, aquellos adultos mayores que tienen una posición desahogada, no arriesguen perder algunos otros derechos que devienen de los buenos ingresos (ahorros, prepagas, viviendas, etc.)

La inmensa masa de trabajadores no pierdan la posibilidad de la libertad de elegir a sus verdaderos representantes, retrotraer su vida a épocas que seguro muchos de sus padres, y hasta abuelos, les describieron como esclavista y fraudulenta.

Aun, sin estar a pleno conforme con lo logrado en sus ingresos, no arriesguen a perder los derechos (hasta insuficientes aún) adquiridos.

Incluso, la gran porción de trabajadores irregulares ó (llamados) Inactivos, pueden sufrir aún más el descarte social al que se los quiere exponer. Quedar en esa porción de población que no le interesa solventar la mitad argentina restante.

 

CONCLUSIONES

En definitiva, corolario de todo lo dicho, en Octubre, optemos por votar lo regular conocido, y no lo malo ya conocido y por conocer. No habrá opción de pedir ayuda a los que en 2001 salieron con el “piquete y cacerola, la lucha es una sola”.

Tengamos MEMORIA en la oscuridad del cuarto, e iluminémonos, votemos en defensa propia, y de nuestra familia.

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