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9 de Julio: La soberanía política y la independencia económica como agendas de futuro


08 de julio de 2023

"Soberanía Política e Independencia Económica son, más que nunca, una agenda de futuro para la militancia nacional. Un núcleo fuerte de certezas a partir de las cuales unirnos y organizarnos para alcanzar la liberación nacional inconclusa que significaron las grandes gestas políticas de nuestra historia."

Rodolfo Pablo Treber

Este domingo, 9 de julio, se cumplen 207 años de la Declaración de la Independencia dictada por el Congreso de Tucumán en 1816. En la misma, motivados por un fuerte espíritu patriótico y por la certeza inquebrantable de que no existiría, para el pueblo argentino, un futuro de prosperidad subordinados a una potencia extranjera, se manifestó la ruptura definitiva de la dependencia política a la corona española. En otras palabras, se encendía el faro de la lucha por la soberanía política nacional.

No casualmente, el 9 de julio de 1947 en Tucumán bajo la presidencia del General Juan Domingo Perón, se dictaba la declaración de la Independencia Económica donde, durante un proceso de industrialización nacional y fortalecimiento del mercado interno, se reafirmó “el propósito del pueblo argentino de lograr la definitiva emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo formas de hegemonías condenables”. Se proclamó también, “la voluntad de ser económicamente libres, como hace ciento treinta y un años proclamamos ser políticamente independientes”.

Así entonces, en 1947 se forjó otra certeza política como faro de lucha hacia el futuro: la independencia económica basada en el autoabastecimiento, la producción nacional y el rechazo a la tutela e injerencia de las potencias imperialistas extranjeras.

Lejos de ser una fecha más para la celebración a modo de reseña histórica, la soberanía política e independencia económica representan dos banderas de lucha, cada vez más urgentes, en el presente. Porque, como hace más de 200 años, las causas profundas que acuñaron esas certezas políticas en el pueblo argentino gozan de total vigencia: Es imposible pensar una posibilidad de desarrollo en el marco de la subordinación política a una potencia imperialista; y no existe un futuro de prosperidad, ni justicia social, mientras dependamos de una moneda y producción extranjera.

La soberanía política perdida desde el proceso iniciado a sangre y fuego por la dictadura de 1976, y profundizado en la década del 90, donde se corrió al Estado de los sectores de decisión claves del quehacer nacional como el comercio exterior (con el cierre del IAPI), la entrega de la administración financiera del ahorro nacional a la banca privada (ley de entidades financieras de Videla y Martinez de Hoz, aún vigentes) y la privatización, cierre o paralización de las empresas productivas del Estado (IAME, SOMISA, YPF, YCF, Gas del Estado, ENTEL, Astillero Río Santiago, etc.).

Desde ese preciso momento, las determinaciones fundamentales como, qué se produce localmente y qué se compra hecho afuera, a donde va destinado el crédito disponible, o el precio al consumidor de los bienes y servicios, pasaron a manos de empresarios o fondos de inversión extranjeros. Así, paulatinamente, transformaron a la Argentina, nuevamente (como a principios del siglo XX) en una economía altamente primarizada donde exportamos energía y materias primas a granel, mientras que compramos manufacturas industrializadas importadas. Este derrotero nacional, dominante en la mayor parte de los últimos 47 años, tuvo, y tiene, como resultado un aumento exponencial del desempleo, la pobreza y la desigualdad al mismo tiempo.

En este camino de subordinación política se destruyó la independencia económica.

El proceso de desindustrialización y primarización de la economía ocasionó que, hoy, la Argentina dependa de las importaciones extranjeras para la mayor cantidad de productos que consume su Pueblo. En paralelo, con el incremento exponencial de las exportaciones primarias y las importaciones manufactureras, fue aumentando la injerencia del dólar en la economía nacional alcanzando un grado de dependencia nunca antes visto en términos históricos.

Por todo esto es que Soberanía Política e Independencia Económica son, más que nunca, una agenda de futuro para la militancia nacional. Un núcleo fuerte de certezas a partir de las cuales unirnos y organizarnos para alcanzar la liberación nacional inconclusa que significaron las grandes gestas políticas de nuestra historia.

En el actual contexto, el Fondo Monetario Internacional representa un ancla imperialista que, claramente, conduce los destinos de nuestra política económica a la reprimarización, empobrecimiento y saqueo de las riquezas nacionales. No estamos diciendo nada nuevo, es una certeza de más de 200 años: es imposible alcanzar un futuro de prosperidad con una conducción extranjera de nuestra política económica. A este pueblo no se lo engaña con los planteos embusteros de renegociar, o juntar los dólares para pagar y que se vayan dentro de 10 o 20 años, hay que rajar ya al FMI de la Argentina. No hay segunda opción.

Solo así se puede transitar el camino hacia la reconquista de nuestra soberanía política, con la nacionalización del comercio exterior, administrando el comercio internacional según el interés popular, cuidando el trabajo y fortaleciendo el mercado interno argentino. También, solo sin el FMI, ni ninguna potencia extranjera determinando nuestras políticas internas, se podrá recuperar la administración del ahorro nacional (derogando la ley de entidades financieras de Videla y Martinez de Hoz) para volcar ese enorme caudal de fondos (12 billones de pesos, hoy destinados netamente a la especulación financiera) al crédito a la vivienda y al trabajo, a la producción argentina.

La conquista de la soberanía política es el único medio para volver a declararnos independientes económicamente; porque sin decisión sobre el comercio exterior y la administración financiera es técnicamente imposible reiniciar un proceso de industrialización que nos libere de la dependencia a los productos extranjeros y nos permita recuperar el trabajo para los argentinos. En estos momentos, la Argentina importa a razón de 70 mil millones de dólares anuales, equivalentes a más de 7 millones de puestos de trabajo en el extranjero. Para peor, el 60% de ese total corresponde a productos de industria liviana, de baja complejidad de sustitución.

Esta compra masiva de desempleo anual es producto de la total subordinación política y dependencia económica en la que estamos sumergidos.

Aunque se encuentren ausentes en el show mediático electoral, Soberanía política e independencia económica representan certezas colectivas que supimos forjar a lo largo de nuestra historia y deben ser guía de la organización de la militancia para la liberación nacional.  

Rodolfo Pablo Treber

Rodolfo Pablo Treber, analista económico , dirigente del  Encuentro Patriótico.

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