“El arte siempre se juega entre el testimonio y la magia, entre una constatación y una revelación. Siempre ha sido el fruto de la relación del artista con lo circundante, con su tiempo, con su lugar; un testimonio de esa relación y el fruto de esa relación (...) “Luis Felipe Noé, Antiestética, 1965.

Luis Felipe Noé, falleció a los 91 años, fue un artista plástico y escritor fundamental en la historia del arte de nuestro país, fue fundador del grupo Nueva Figuración,  como intelectual de la cultura siempre fue  sensible y comprometido con la defensa de los DDHH. y la solidaridad, incluyendo obras de apoyo a la causa Palestina.

 “Artista extraordinario, joven eterno, navegante cósmico, pensador agudo y filoso” así lo definió Maitena, ex alumna de su taller y su amiga.

Nació en Buenos Aires en 1933. Estudió en el taller de Horacio Butler y luego continuó su formación como autodidacta. Ejerció el periodismo  (1956-1961) en el diario El Mundo donde realizó críticas de arte.  “En el diario tomé conciencia que no había crítica de arte y como yo tenía 23 años, con una audacia bárbara, me ofrecí a hacerlo. Y no lo hice mal, porque no criticaba a los artistas. Si no me gustaba no hablaba, pero no los criticaba”. Simultáneamente entró a la Facultad de Derecho pero después de cursar 4 años abandonó, porque quería ser pintor.

Realiza su primera exposición en 1959, entre 1961 y 1965  formó parte del grupo conocido como Nueva Figuración, integrado además por Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. ”No constituimos un movimiento, ni un grupo, ni una escuela, simplemente somos un conjunto de pintores que en nuestra libertad expresiva sentimos la necesidad de incorporar la libertad de la figura.  Porque creemos en esa libertad no queremos limitarla dogmáticamente, esclavizándonos a nosotros mismos, por eso evitamos un prólogo”, expresaban en el catálogo de aquella primera muestra. ”Sin embargo existe una razón de ser, una voluntad artística que nos ha impulsado a hacer una exposición” En solo cuatro años de producción se convirtió en un hito en la historia del arte local. Hasta su disolución en 1965, Ellos nunca utilizaron para definirse el nombre de Nueva Figuración con que los denominaron los  críticos de arte. Los cuatro artistas compartieron exposiciones, diálogos, reflexiones y viajes, ganando espacio y prestigio en la Argentina y en el exterior, y produciendo un amplio y variado repertorio plástico signado por la libertad, vitalidad, desmesura, desequilibrio, la incertidumbre y el caos. “Partimos de mandar al diablo los prejuicios lo que había que hacer en la creación artística y con la creación artística”   Lorena  Alfonso, Directora de la Fundación Luis  Felipe Noe, los describe así ”Eran figuras indómitas,  como una banda de rock”

 El término neofigurativo surgió en los años sesenta en Argentina, México, Venezuela y España para representar una nueva forma de arte figurativo. El grupo fue invitado a participar en el Premio Internacional Guggenheim en 1964 y se les rindió homenaje en la sección histórica de la Bienal de San Pablo en 1985, en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires en 1991 y en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2010.

En Nueva York finalizada su beca, con el aval del New York School for Social Research, trabajó en un programa de lucha contra la pobreza como director de un Centro Cultural Hispánico ubicado en un barrio principalmente portorriqueño, donde conoció a quien sería luego su esposa, Nora Murphy, con quien tuvo dos hijos, el cineasta Gaspar Noé y la artista Paula Noé-Murphy.

Durante años dio clases en su taller de San Telmo, por el que pasaron numerosos  jóvenes, donde se combinaban las prácticas con amenas conversaciones  colectivas, sobre arte, cultura y política. No eludió la polémica, cuando le preguntaban por una definición de época sobre el arte actual decía “El término de arte contemporáneo me parece absolutamente ridículo porque: ¿cómo se va a llamar cuando deje de ser contemporáneo? Con acierto o no acierto cada época supo bautizarse a sí misma. Hablar de arte contemporáneo es no decir nada, o sea, no tener conciencia de lo que realmente sucede” Acerca de las escuelas de arte dijo. “Enseñar composición es como querer enseñar un idioma y al mismo tiempo qué es lo que se tiene que decir con el idioma. Lo que hace justamente a la originalidad de un artista es componer a su manera. Entonces no se puede enseñar composición, es una materia ridícula.”

Fue un intelectual preocupado por la relación palabra- imagen-pensamiento. “Si sos pintor, cómo vas a escribir me dijeron muchas veces.  Y no es cierto y cada vez es menos así” La pintura trata de expresar lo que las palabras no pueden decir.” Yo sé que hay cosas que solo las puedo decir diciendo, y hay cosas que solo puedo decirlas pintando, o sea mostrándolas.  “Todo ese juego de dimensiones que se entrecruzan. ¿Qué es sino pensamiento el invento de la perspectiva? Y eso es un modo de asumir el caos también. Para mí aprender a pintar es aprender a entenderse con la imagen. Porque yo no reduzco la pintura a un pomo. Una vez organicé una exposición que se llamaba “Pintura sin pintura y era la presentación de distintas maneras de hacer planteos visuales pero sin la necesidad de hacerlo precisamente con un pomo de pintura”

“No necesité nunca que nadie me explicase el arte moderno. Lo sentí siempre como un vidente reflejo del mundo en que vivía: la atmósfera tomentosa”.

“Lo político y lo cultural se juntan en mismo concepto “señalo, y lo expreso con su obra y sus  actos a lo largo de  su vida. En 1975 sufrió el allanamiento en  su casa  por personal policial de civil, él pensó que era la triple A ya que  estaba en sus listas. Al día siguiente fue obligado a presentarse en una comisaría. Después del golpe del 76  un hecho lo llevo a exiliarse. Su amigo Haroldo Conti, lo había conocido a través de Alejandra que era su alumna,  fue secuestrado y entonces su familia y amigos le aconsejaron partir. Vivió ese etapa en París de donde regresó en 1987.

Pintó los cuerpos arrojados al mar por los genocidas durante la dictadura. Pintó a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán. Estuvo cerca de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. En varias de sus obras incluyó una frase en la que dice "dan miedo las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo”. La tomó de una frase del libro de Eduardo Galeano Memorias del Fuego, donde dice “Porque, ¿qué pasaría si se hartaran de dar vueltas ante la Casa Rosada y se pusieran a firmar decretos de gobierno?" Entre otras obras, vinculadas a los DDHH,   en el marco de los 45 años de Abuelas de Plaza de Mayo,  en 1998  formo parte de una instalación de pañuelos intervenidos por 29 artistas.  Fue  una obra colectiva que estaba  formada por pañuelos que dan forma a otro gran pañuelo.

“Sin memoria  no es posible registrar lo pasado, y por lo tanto no es posible recordar lo sucedido. Y un pueblo se construye en base a su historia. Un pueblo sin memoria es un pueblo ausente. Y en consecuencia al servicio de intereses ajenos. Es por esto que la memoria es un campo de batalla.” No hay olvidos por decreto. No se trata de venganza. Se trata, meramente de justicia. Mientras no la haya, el estado de terror estará latente y puede repetirse con su maniqueísmo implícito". https://www.luisfelipenoe.com/.../por-algo-sera-por-algo.../.

En solidaridad con el pueblo Palestino realizo  en  2017  un par de obras  por convocatoria del Ministerio de Cultura de Palestina. Forman parte de la colección “The Liberation Graphics Collection of Palestine Posters” que se unió al registro Memoria del Mundo de la UNESCO para ser reconocido como parte de su patrimonio documental.

Publicó numerosos libros, entre los que se destacan Antiestética (Van Riel, 1965; De la Flor; 1988, 2015), Una sociedad colonial avanzada (De la Flor, 1971), Códice rompecabezas con recontrapoder sobre cajón desastre (De la Flor, 1974),  El otro, la otra y la otredad (IMPSAT, 1994), Noescritos, sobre eso que se llama arte (Adriana Hidalgo, 2007), Las aventuras de recontrapoder (De la Flor, 2003)

Poco antes de morir presentó, en el Museo Moderno, Asumir el caos, libro  en el que estuvo trabajando por años y donde pudo expresar todo su pensamiento.

Recibió entre otros premios, el Premio Nacional Di Tella (1963), becas del gobierno de Francia (1961) y de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation (1965 y 1966). Por su trayectoria le han otorgado el Gran Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes (1997) y el Konex Brillante a las Artes Visuales (2002). Premio a la Trayectoria, Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires (2015).

 “Celebramos su vida, su inagotable impulso creativo y su aguda mirada como una forma de comprender el mundo. Su legado perdura en cada obra, en cada palabra, en cada gesto que invitó a pensar y a crear"  escribieron en la página de la Fundación que lleva su nombre y cuida su legado.