La vida no vale nada
05 de julio de 2025
La crueldad y los padecimientos de quienes no somos "nosotros". Un aporte del sacordote católico Eduardo de la Serna del Gtrupo de Curas en la Opción los Pobres.
Un tema cada vez más recurrente en cada vez más ambientes es la crueldad oficial. Ya hemos comentado sobre eso… Se trata de gozar del sufrimiento de otras personas, disfrutarlo. Pero no se trata, solamente, del sufrimiento de aquel a quien se considera enemigo (por más que se despliegue una larga, ¡cada vez más larga!, lista de esos tales), algo ya de por sà preocupante y patológico, sino del padecimiento de todos aquellos que no somos “nosotros” (una lista de un “nosotros” cada vez más escueta, por cierto).
En ocasiones se ha hablado de su falta de empatÃa (¡hasta Elon Musk habló de ello!), pero, si asà fuera, solamente se pensarÃa en una suerte de indiferencia, de no “sentir con”, o “en” (pathos) los otros, los que sufren… Y acá, pareciera, que lo que mueve es algo más potente, no es pasiva sino activa, es una actitud “contra” (anti) esos otros cada vez más numerosos. La lista es innecesaria de señalar; es por todos conocida (por todos los que quieren mirar, por cierto; porque siempre hay “peores ciegos” y “peores sordos”). Pero la cosa se agrava cuando el sufrimiento es creciente, incluso por causas ajenas a las polÃticas oficiales (aunque el cambio climático - ¡que sà existe! – no sea “tan” ajeno a eso, por cierto). La catástrofe de BahÃa Blanca, la ola polar (y los muertos, incluso en ciudades económicamente solventes), la falta de gas (en el paÃs de Vaca muerta), se suman a la falta de trabajo, educación, de salud, de pan (yerba, leche, carne; en el paÃs “granero del mundo”), etc.
Ahora bien… que determinadas personas manifiesten ostensiblemente esa anti-patÃa, podrÃa ser algo más o menos preocupante si se tratara de vecinos, o de simples panelistas de TV (en lo personal, creo que no conozco nada más insufrible que esos sujetos y sujetas) … pero cuando se trata de miembros de los distintos poderes de la República we’ve a problem! Y el “we” (nosotros) no se trata de yo y mis amigos, sino de un “we” social… ¡nacional! La Argentina tiene un problema. Y, para peor, cuando desde el poder se crea sentido (falso, por cierto; hegemónico, además) y convencen a muchos – de esos sordos y ciegos sociales – de que hacer lo contrario serÃa “populismo”, a lo que se añaden vomitivamente las cataratas oficiales de kukas, zurdos y hasta mandriles, resulta que la llamada “batalla cultural” parece presentar nuevos escenarios.
Si alguna persona milita polÃticamente manifiesta ostensiblemente un pathos que debe tener un lÃmite para estos anti-páticos porque revela que siente con otros... lo que es detestable para la oficialidad Y, como siempre, desde hace bastante, nada mejor que los buenos amigos (o amigas, en este caso) en el Poder Judicial. Porque uno puede decir “cárcel o bala” sin ninguna repercusión crÃtica, pero no vaya uno (o una, en este caso, según dicen) a poner un pasacalle porque debe ser perseguido y sancionado y encarcelado sin ningún sentimiento en su favor… Y, ¡que conste que le perdonamos la bala!, parecen decir…
Muchos suelen entender que “el amor es un sentimiento”, algo que no creo, de ninguna manera, porque el amor no es “para mÔ, como serÃa el sentimiento, sino “para otro/a/e” aunque con frecuencia sà “se sienta”. Pero sentir (“pathos”) nos puede mover favorablemente o no hacia otras personas y asà nos introducimos en su vida, en cierto sentido (em-pathÃa), sentimos como ellos/as/es (sym-pathÃa) o actuamos decididamente en su contra (anti-pathÃa). Pero, insisto, esto, que puede ser un tema meramente ocasional cuando se trata de un simple hecho personal o familiar, es totalmente diferente cuando lo actúan los poderes de la república. Es decir, es polÃtica. Es destructivamente polÃtica. Otros creemos que la polÃtica es una expresión maravillosa del amor, pero, lamentablemente, experimentamos en el dÃa a dÃa que en los cuatro poderes de la república del amor ¡no entienden nada!