"La plata de los jubilados" en el centro de la rapiña
02 de marzo de 2024
Resulta habitual escuchar en el movimiento de jubilados/as decir que el Fondo de GarantÃa y Sustentabilidad (FGS) “es la plata de los/as jubilados/as”, y es verdad, pues se constituyó en origen con aportaciones de los/as propios/as trabajadores/as y de sus empleadores/as.
A enero del 2024, el FGS reconoce unos 46.243.874 millones de pesos, o 36.958 millones de dólares. El destino principal de esos recursos son Títulos Públicos Nacionales, en un 69,4%, que, si sumamos el 3,3% invertido en Títulos Emitidos por Entes Estatales, entre ambos suman 72,4% del total del FGS.
Los aportes de pensiones y jubilaciones son utilizados por el Estado, ya que el sector privado vía inversiones en Acciones, detenta un 16,1%, y el resto son diversas colocaciones financieras. El Estado “capitalista” resulta ser el principal destino de los recursos del FGS. En rigor, entre el Estado y las empresas, explican el 88,5% del total de los fondos acumulados en el FGS que gestiona la ANSES.
Por eso interesa discutir que se hace con el FGS, e interrogarse sobre el destino de esos recursos, a quien sirven y más aún: ¿qué debiera hacerse con esos inmensos recursos?
Existen varios análisis especializados en el mundo relativos al crecimiento de la expectativa de vida de las personas y a las dificultades para sostener sistemas jubilatorios “solidarios”, ya que las tendencias contemporáneas del capitalismo disminuyen la proporción de trabajadores/as empleados en situación “regular”, es decir, pasibles de aportar y recibir beneficios de la “seguridad social”.
Así, esa tendencia está desfinanciando los sistemas solidarios de jubilaciones y pensiones, habilitando un consenso para el aliento a regímenes privados, complementarios, y de ser posible, que abarquen, desde la mercantilización, al conjunto de los regímenes previsionales.
Los ideólogos de las privatizaciones señalan que las nuevas tecnologías y la innovación favorecen la extensión temporal de la fuerza de trabajo, individual y colectiva, promoviendo la continuidad laboral más allá de los límites legales hoy establecidos, igualando la vida laboral de mujeres y hombres.
El objetivo es abundar en argumentos para la extensión del tiempo en el “trabajo remunerado” de la población.
Por otro lado, señalan, que, sin cambiar la norma legal, los/as jubilados/as pueden completar sus ingresos previsionales trabajando algunas horas, incluso desde el hogar ante la extensión del trabajo remoto o en domicilio que estimula la innovación tecnológica.
Está claro que se generan condiciones esenciales para potenciar la explotación de las trabajadoras y los trabajadores, sin perjuicio de inducir el avance de los ahorros previsionales individuales o voluntarios, o sea, distintos mecanismos para acrecentar los fondos privados de pensión.
Resulta interesante ver la evolución de los Fondos de Pensión, según la FIAP, en donde se informa que, en los 10 países de mayor desarrollo de esos Fondos gestados con ahorros individuales, se manejan algo así como 44 billones de dólares, un 135% del PBI conjunto de esa decena de países. Solo EE UU gestiona 35 billones (170% de su PBI), el Reino Unido 3,59 billones (130% del PBI) y Canadá 3 billones (187% del PBI).
Son sumas gigantescas que se constituyen en fuente financiera de la inversión capitalista contemporánea.
Por eso insistimos que los “Fondos de Pensión”, base de la privatización previsional, son una estrategia del régimen del capital para el financiamiento de la inversión capitalista.
Es una visión que interviene en el debate sobre la civilización contemporánea.
Ante la extensión de la edad de las personas y la merma de la natalidad, consolidando un envejecimiento de la población mundial, nos interrogamos si continuar con la lógica del capital, profundizando la relación monetario mercantil y por ende “soluciones” individuales y privadas, o buscar nuevas formas de organización socio económica que contemple la vida humana y la renovación de las condiciones naturales para la actual y futuras generaciones.
En este marco, apuntamos a pensar en el uso de los fondos de pensión para otro orden socio económico, autogestionario, cooperativo, socialista, que oriente recursos en favor de la economía comunitaria, para resolver una producción y circulación en contra y más allá del capitalismo.
Para el capitalismo, los fondos de pensión y jubilación son un negocio para incrementar la renta de las inversiones y ampliar la dinámica de explotación y saqueo. Para la población adulta, las pensiones y jubilaciones son la vida, la alimentación, la salud, la recreación, la reproducción de la sociedad en perspectiva de emancipación y defensa de la vida y la naturaleza.