Hablemos de liberación
11 de octubre de 2025
Postales de un colonialismo asfixiante y la idiotez a flor de comunicación polÃtica. Una crisis a la vuelta de la esquina y emergencias inocultables ante la propoganda vacÃa que habita el tiempo electoral. Un experimento peligroso que necesita empezar a cerrarse. Un sistema polÃtico que pretende consumar su impotencia a la hora de gestionar la crisis. Y una tarea impostergable: hablar de nuestra Patria, hablar de nuestra comunidad, escuchar a nuestro Pueblo.
Las obscenas postales de colonialismo que se apilaron esta semana mientras Javier Milei, desprovisto de la narrativa edulcorada que lo acompañó hasta el presente, se exhibía en el Movistar Arena con el retraso mental que lo caracteriza; no muestran -solamente- las consecuencias de una acelerada crisis económica y política al borde de ebullición. Además exponen de manera dramática la crisis moral, cultural, espiritual y de racionalidad que revelan la dimensión de los desafíos al que nos enfrenta el estado actual de nuestra Patria.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, en medio de las turbulencias internas que afectan la gobernabilidad de Donald Trump y el tembladeral geopolítico que deja a su paso la búsqueda norteamericana de dejar de retroceder frente al emergente de polos de poder inocultables que explican la organización de un nueva forma de ver el mundo, anunció que auxiliaría las destrozadas finanzas argentinas con un swap y con la compra de pesos por parte de agentes financieros de Estados Unidos para equilibrar el mercado cambiario.
En criollo, lo que habrá de ocurrir en las próximas jornadas, es que Estados Unidos va a motorizar la inyección de dólares necesarios para asegurar la dolarización de carteras de un selecto grupo de capitales yanquis que se encuentran atrapados en bonos y títulos nacionales.
Una vez que eso ocurra, sentenciarán que el gobierno de Milei no puede reunir los consensos políticos necesarios para asegurar sus pretensiones y empujarán a la Argentina al colapso final de sus finanzas.
En el mientras tanto, conforme sentenció también Scott Bessent, asegurarán que el sistema político argentino siga respondiendo con claudicación insoportable a las pretensiones geopolíticas de un bloque occidental en ruinas, mas allá de Milei y de toda pretendida tensión electoral vinculada al color del collar con el que aspiran a seguir de paseo.
Saqueo, ajuste y consenso
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, elogió el rumbo económico de la Argentina y sostuvo que la clave se encuentra en la valentía y el liderazgo para llevar adelante ajustes brutales. “Líderes valientes hicieron cosas muy difíciles, recortaron pensiones y salarios en un 40% o 50%, y fueron reelegidos” sostuvo, en referencia al eterno reclamo del FMI de recortar jubilaciones y salarios.
La mención de profundizar el ajuste en salarios y jubilaciones en nuestro país, solo puede ser visto como una pretensión criminal.
Según el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), la transferencia de ingresos que se produjo durante la gestión de Javier Milei asciende a 55 billones de pesos: una cifra con doce ceros que traduce en pesos lo que en el mercado se mide en reservas. Cuarenta billones provinieron directamente de los salarios formales, otros 9,4 billones de la recaudación de la seguridad social y del desfinanciamiento de obras sociales y sindicatos.
El informe de MATE muestra que la morosidad de las familias alcanzó el 6,2%, el doble del promedio histórico, y que cada jubilado perdió en promedio 4 millones de pesos desde diciembre de 2023.
El 2 de octubre, el indicador de ingresos por hogares del propio INDEC, reveló en su informe que el 70% de las personas adultas que viven en la zona de la Encuesta Permanente de Hogares, tienen ingresos menores a 590.000 pesos. El 90% de las personas, recibe menos de un 1.100.000 pesos por mes.
En relación al ajuste, Bessent reclamó la construcción de consenso necesarios para asegurar una reforma laboral y tributaria que facilite a las inversiones norteamericanas a apropiarse de la riqueza nacional con empleo en peores condiciones, salarios ajustados y una carga tributaria nula, teniendo en cuenta las considiones extremadamente onerosas que ofrece el colonialista proyecto del RIGI.
Rápidamente, sobre el cierre de esta edición, alguien le acercó un papel de trabajo al idiota que hace las veces de presidente y anunció en San Nicolás, los remanidos tópicos antiperonistas y antiobreros sobre los que se edifican los fundamentos de una reforma laboral a materializarse cuando culmine el ciclo electoral.
En clave de saqueo, Bessent remarcó que el objetivo del acuerdo es lograr construir en Argentina un enclave geopolítico que desaloje a China de sus fronteras. En particular, hizo referencia a la necesidad de extraer cobre, litio y tierras raras, en la que los capitales chinos muestran intención de inversión.
A lo expuesto en las recientes entrevistas, se debe incluir la pretensión yanqui de instalar una base naval integral en Ushuaia para el despliegue en el Atlántico Sur, para controlar toda proyección al canal de Drake y a la Antártida, escenario de conflictos en 30 años, según previsiones de las grandes potencias. Esto como pretensión de mínima, mientras que de máxima, Estados Unidos aspira a la cesión de territorio soberano para la instalación de infraestructura logística y de defensa de su país.
Por otro lado, tal y como marca el especialista Ricardo Auer “El gobierno de EEUU a través de Trade.gov ha puesto a disposición de empresas e inversores un documento de Market Intelligence, titulado “Argentina Energy & Mining Sectors”, que señala el potencial de cinco grandes segmentos nacionales : el petróleo y el gas, las energías renovables, el sistema de energías en baterías (BESS), el Hidrógeno y la minería, poniendo un énfasis particular en este último: litio y cobre que se transformaron en piezas de un tablero que combina negocios, transición energética y, sobre todo, geopolítica. En resumen, el interés de EEUU es que Argentina se constituya en proveedor de insumos críticos y que los mismos no lleguen a manos de China.”
La sumisión y entrega de autonomía en el diseño financiero, de defensa, de control territorial y de producción de insumos críticos para el desarrollo, también incluiría la intención de ceder las acciones clave de la empresa Nucleoeléctrica Argentina (NASA), nuestra estratégica empresa nuclear productora de electricidad.
Lo dramático de la ofensiva colonial de Estados Unidos sobre nuestro país, no afinca sólo en que el experimento Milei significó un vehículo eficaz para canalizar prerrogativas y, al mismo tiempo, utilizar a Milei como catalizador del malestar social que se incuba ante las fatídicas consecuencias de la ejecución de un programa de miseria agudo.
El gran problema es la claudicación hegemónica de un sistema político que se anticipa impotente para poder discutir la descomunal deuda externa acumulada por el país, la extranjerización de nuestra economía a los intereses geopolíticos norteamericanos y recuperar margentes de autonomía para el diseño de una arquitectura política que saque a nuestro país del pozo al que nos están arrojando.
Las cosas están claras
Jamás fue tan clara la tarea de las fuerzas políticas que se asuman representativas de los intereses nacionales y de los anhelos populares. Es urgente cerrar el capítulo de este fatídico experimento que encuentra a Javier Milei en la presidencia y a funcionarios, financistas y lobbystas de Estados Unidos en funciones operativas de planificación política y económica.
La supervivencia de un gobierno que destrozó las finanzas nacionales, que empujó al país a la recesión económica, que ajustó brutalmente salarios y jubilaciones, que empeoró la condiciones de vida materiales de la mayoría de nuestra gente, sólo se explica por la cobardía y la impotencia de una oposición política que busca atributos institucionales no para acumular poder, sino como estrategia de supervivencia personal.
Cada minuto que transcurre con este experimento naufragando lo que queda de nuestra integridad soberana, es una amenaza clara y concreta a los intereses de una Nación ofrecida como enclave colonial y al sentido de supervivencia de un pueblo al que sólo lo acechan las amenzas del empeoramiento de su vida con las consecuencias de la cercana devaluación.
Es de un sentido de responsabilidad histórica urgente y emergente, asumir el desafío de clausurar un tiempo de oscuridad y recuperar los fundamentos básicos de un programa que, ante la ofensiva colonial evidente y obsena, no puede tener otra premisa que dar pasos firmes y decididos hacia la descolonización de nuestra Patria.
Recuperar el Estado como motor de planificación para la nacionalización de los aspectos principales de nuestra economía, recuperar iniciativa para volver a pensar en las urgencias y emergencias comunitarias que demanden trabajo popular que acompañe un shock de distribución de ingresos con sentido productivo y solidario, que vuelva a diseñar el sentido estratégico de nuestro desarrollo para dinamizar ciencia, tecnología, inteligencia y riqueza detrás del fortalecimiento industrial y productivo y la generación de trabajo de calidad.
Argentina necesita reconstruirse de las cenizas actuales. Abandonar la retórica vacía y poner en clave de efectividades conducentes la construcción de una volutnad de poder. Volver a poner la soberanía por delante de la obediencia claudicante, el patriotismo por encima de la oportunidad, el bien común por delante del salvese quien pueda, la comunidad por encima del egoísmo, la integración suramericana por encima del vasallaje.
Argentina merece un destino de grandeza, y nuestro pueblo un horizonte de felicidad.
Hablemos, entonces, de liberación nacional.