Espectro autista: ¿Cómo se transmite el autismo?
15 de julio de 2023
Un estudio efectuado en un modelo animal muestra que ciertos comportamientos compatibles con el autismo pueden transmitirse por lÃnea paterna hasta la segunda generación.
Desde hace más de una década, un equipo de investigación del Instituto de FisiologÃa, BiologÃa Molecular y Neurociencias (IFIByNE) procura comprender los mecanismos relacionados con el desarrollo del autismo. Para ello, trabajan con ratones de laboratorio a los cuales les generan comportamientos compatibles con las conductas que se observan en el autismo mediante un protocolo validado internacionalmente para estudiar ese trastorno.
El protocolo consiste en inyectar a las hembras preñadas con ácido valproico, un medicamento que hoy está contraindicado en mujeres embarazadas pues se observó que aumenta la probabilidad de que los hijos luego manifiesten sÃntomas de autismo. De esta manera, obtienen crÃas de ratón que manifiestan conductas antisociales, compatibles con las que se observan en las personas con trastornos del espectro autista.
En los últimos años, el grupo de investigación del IFIByNE mostró que esos sÃntomas se podÃan revertir en los ratones si se los trataba en la etapa juvenil. Por ejemplo, sociabilizándolos y, también, manipulándolos dÃa por medio durante tres minutos.
Ahora, publicaron un trabajo cientÃfico en el que demuestran que los comportamientos compatibles con el autismo pueden transmitirse por la lÃnea paterna hasta la segunda generación.
Ambiente y autismo
Los datos recientes de la Organización Mundial de la Salud indican que uno de cada 100 niños sufre un Trastorno del Espectro Autista (TEA), un conjunto de afecciones diversas relacionadas con el desarrollo neurológico que presentan una diversidad de sÃntomas. Entre otros, distintas dificultades en la interacción social y en la comunicación, y patrones de conducta atÃpicos.
Los TEA se pueden detectar en la niñez y presentan un claro sesgo de género: afectan a una niña por cada cuatro varones.
La evidencia cientÃfica disponible sugiere que los TEA son causados por la interacción de factores genéticos y ambientales. Entre estos últimos, está demostrado de manera concluyente que la infección de la madre por el citomegalovirus o por el virus de la rubeola y, también, la administración de medicamentos como la talidomida o el ácido valproico durante el embarazo pueden causar TEA en su hija o hijo.
“Los factores ambientales tienen distintas formas de actuar sobre un individuo en desarrollo, una de ellas es poniendo marcas en el ADN”, explica Amaicha Depino, investigadora del CONICET, profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y directora del grupo de investigación del IFIByNE.“Esas marcas no alteran la secuencia genética del ADN, pero hacen que los genes se ‘lean’ de manera diferente”, ilustra. “Como esos cambios no modifican los genes los llamamos epigenéticos”, consigna.
Se sabe que el ácido valproico tiene efectos epigenéticos, es decir, pone marcas en el ADN que hacen que algunos genes se inactiven y que otros actúen anormalmente.
También se sabe que algunos de los cambios epigenéticos permanecen en el ADN a medida que las células se dividen y que, en algunos casos, pueden heredarse.
“En este trabajo, nos propusimos averiguar si los efectos del ácido valproico en el comportamiento autista se transmiten a las siguientes generaciones”, puntualiza Depino.
Nietos varones
En este modelo animal y por razones que todavÃa se desconocen, la inyección de ácido valproico a las hembras preñadas produce comportamientos compatibles con el autismo solamente en las crÃas machos. Es decir, las crÃas de sexo femenino no se ven afectadas.
“Este fenómeno también nos hizo preguntarnos si, en estos animales, el comportamiento autista se hereda por vÃa paterna o materna”, señala Depino. “Pensamos que, a lo mejor, las crÃas hembras de la primera generación, que no mostraban sÃntomas, podrÃan tener crÃas que sà los tuvieran”.
Fue asà que diseñaron un experimento en el que cruzaron a las hembras y a los machos de la primera generación con individuos que no habÃan tenido ningún contacto con el ácido valproico.
“En la segunda generación, vimos que los machos que eran hijos de machos con comportamientos autistas presentaban esa conducta compatible con el autismo. Este resultado nos confirma que ese comportamiento se transmite a la siguiente generación”, revela la investigadora.
Curiosamente, o tal vez no, las crÃas hembras de la segunda generación no heredaron la conducta. Ni siquiera las que eran hijas de machos autistas.
Después, quisieron ver qué ocurrÃa con la tercera generación: “Ahà ya no vimos efectos”, cuenta Depino, y declara: “Nuestros resultados indican que los efectos del ácido valproico en los comportamientos compatibles con el autismo pueden transmitirse por vÃa paterna hasta la segunda generación”.
– ¿Existe alguna hipótesis acerca de por qué las hembras no se ven afectadas?
– Nosotros creemos que hay algo hormonal que las está protegiendo. Es una lÃnea que estamos investigando.
La investigadora resalta que los resultados “le dan fuerza a la idea de que el ácido valproico está actuando por mecanismos epigenéticos y, también, de que los mecanismos epigenéticos pueden afectar las conductas sociales”.
Finalmente, Depino subraya la importancia de poner en evidencia que un mecanismo no genético pueda afectar la conducta: “Durante mucho tiempo, en psiquiatrÃa se fijaron mucho en el aporte genético. Entonces, me parece que este tipo de trabajos ayudan un poco a entender que el ambiente es importante y cómo el ambiente puede afectar a largo plazo o, también, intergeneracionalmente la conducta”.
El artÃculo que describe el trabajo fue publicado en la revista cientÃfica Neurotoxicology y lleva la firma de Cecilia Zappala, Claudio Barrios y Amaicha Depino.
Nota originalmente publicada en NexCiencia, colectivo de divulgación cientÃfica de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA