Chile: A cuatro años de la revuelta, (casi) nada cambió
21 de octubre de 2023
En este 2023 no salieron a las calles las multitudes del 2019, pero hubo enfrentamientos parecidos a los de esa época, con los “pacos bastardos”, ahora comandados por el “progresista” presidente Gabriel Boric, quien alcanzó la presidencia con el rédito de la indignación popular de hace cuatro años.
Hubo decenas de actos barriales a lo largo de todo el paÃs, y en la Plaza de la Dignidad, en Santiago, cientos de jóvenes pelearon contra los gases y el agua con quÃmicos de los carabineros, cantaron sus consignas, agitaron banderas mapuche y desafiaron a la represión, exigiendo libertad “para los presos por luchar”, que aún quedan de la Revuelta. Estos jóvenes y otros como ellos, son la semilla de aquella Revuelta polÃtica y cultural que en ese momento llenó de esperanza a todo Chile.
A cuatro años de la Revuelta nada ha cambiado. A pesar del cambio de gobierno, las cosas se han quedado igual: siguen los traumas oculares, y las vÃctimas no tienen respaldo por el nuevo gobierno, cientos se suicidaron; los presos permanecen en las cárceles, las querellas no han sido anuladas por el nuevo gobierno.
El cambio no gusta: no solo a la derecha, sino a la dizque izquierda tampoco. El cambio hace miedo. Miedo, que las cosas cambien, que los privilegios se anulen, y nadie quiere renunciar en aquellos. Nada cambia, la represión sigue, las vÃctimas siguen, la lucha no para, porque el sistema está bien enraizado, y no es fácil erradicarlo, señala Elena Rusca en El ClarÃn.
Mientras el presidente Gabriel Boric afirma que a cuatro años del estallido social en Chile, algunos pretenden hacer como que no hubiera ocurrido o borrarlo de la historia. La derecha se refiere a aquellas jornadas como un estallido delincuencial, mientras en las calles del paÃs casi pasaba inadvertida la fecha, con manifestaciones e incidentes menores que recrudecÃan en la noche.
Mucha agua pasó bajo el puente desde entonces, incluido el arribo de Gabriel Boric al poder con la promesa de impulsar reformas en salud, educación, trabajo, previsión y aumentar los impuestos a los ricos. Y tras las promesas llegó la desilusión: todas las reformas prometidas quedaron encalladas o inconclusas por la decisión retardataria de una derecha mayoritaria e implacable que sabe capitalizar los errores del gobierno.
“Lo que sà tengo claro es que el malestar del pueblo de Chile que se expresó durante esos meses es un malestar que la polÃtica tiene que ser capaz de resolver; la polÃtica y la democracia tienen que ser capaces de dar soluciones, por tanto mi llamado es que pensemos en cuáles con las causas subyacentes más profundas del malestar de los chilenos con sus instituciones, dijo el gobernante desde China.
Si la situación no mejora, seguramente volverá a incendiarse la pradera, ya que el Chile de Boric y su “madrina” Michelle Bachelet le viene bien a los ricos y no a los de abajo.En estos cuatro años se verificó la deserción de mucha “izquierda progre”, que prefirió dejar la lucha, bajar las banderas y meter un votito en las urnas, creyendo que asà ganarÃan la Constituyente por la que tanto se habÃa luchado.
Cayeron en la trampa partidocrática a la que se habituaron -quizá- durante tantos años de concertacionismos, y de repente se encontraron con que el gobierno “del pueblo” reprime a los mapuches incluso más que su antecesor derechista Sebastián Piñera, y no tienen reparo en abrazarse con los carabineros que asesinaron a varios jóvenes y les perforaron los ojos a otros tantos.
Cuatro años ya
Pasaron cuatro años de aquel 18 de octubre de 2019, cuando luego de semanas de protestas estudiantiles, cuando comenzaba la hora pico en el transporte público al caer la tarde y finalizar la jornada laboral, las y los colegiales lanzaron una evasión masiva del pasaje en estaciones del Metro de Santiago, saltando los molinetes.
La policÃa, como es su costumbre, respondió lanzando gas lacrimógeno a los andenes y en ese momento comenzó la debacle: los viajeros entraron en pánico y el Metro fue cerrado. Pero héte aquà que también en la superficie habÃa manifestaciones y los autobuses dejaron de circular… Cientos de miles de personas caminaron durante horas para regresar a sus casas.
El nerviosismo crecÃa en Santiago y cuando la noche extendÃa su manto de oscuridad, decenas de estaciones del ferrocarril metropolitano fueron incendiadas, asà como la sede corporativa de la mayor eléctrica del paÃs, supermercados y centros comerciales. La ciudad veÃa cómo ls carabineros eran superados por las multitudes.
El paÃs entró en un caos creciente, las protestas masivas se extendieron por todo el paÃs durante semanas y el 15 de noviembre consiguieron que los partidos polÃticos cedieran a crear una Asamblea Constituyente, la cual fracasó en septiembre de 2022.
El entonces presidente derechista Sebastián Piñera, sorprendido por el estallido mientras comÃa en una pizzerÃa capitalina con familiares, declaró el estado de emergencia, sacó al ejército a la calle y dijo que el paÃs estaba en guerra, lo cual enfureció más a las multitudes.
Hoy Chile está metido en otra reforma constitucional de resultados inciertos, ya que esta vez está dominada por la derecha y la ultraderecha, a diferencia de la primera.
“Lo que sà tengo claro es que el malestar del pueblo de Chile que se expresó durante esos meses es un malestar que la polÃtica tiene que ser capaz de resolver; la polÃtica y la democracia tienen que ser capaces de dar soluciones, por tanto mi llamado es que pensemos en cuáles con las causas subyacentes más profundas del malestar de los chilenos con sus instituciones”, dijo el gobernante desde China, donde está de visita oficial, lejos de las grande alamedas.