Urgencias que asoman junto al sol del 25
25 de mayo de 2024
“Volver a hablar de liberación nacional, volver a instalar una agenda patriótica” incrusta como debate urgente en esta nota Rodolfo Pablo Treber. Una Patria en peligro que demanda certezas, convicciones y militancia. “Nos debemos convocar para pensar y militar colectivamente la Patria que siempre soñamos. Organizar la fuerza popular detrás de una agenda patriótica para disputar poder y dejar de ser tropa de maniobra de las variantes que ofrece el sistema.”
Volver a hablar de liberación nacional, volver a instalar una agenda patriótica.
A pesar del tiempo y los contextos notablemente diferentes, las causas principales del sufrir de nuestro pueblo, de la pobreza y desigualdad extrema, son las mismas que hace 214 años. La lucha que debemos dar hoy, no es más que la continuidad de aquella. La revolución inconclusa por la liberación nacional.
Lejos de ser extemporáneo, el problema principal, la base de todas las consecuencias socio económicas dañinas en nuestra Patria, es el dominio extranjero sobre los sectores estratégicos del quehacer político y la imposición de un modelo productivo que se encuentra al servicio de la explotación, saqueo y fuga de nuestros bienes comunes naturales. Aunque para algunos sea un relato antiguo y no esté tan claro ni a la vista de las grandes mayorías a causa de la inconciencia colectiva e individualismo brutal fomentado por la feroz competencia del capitalismo colonial y la imposición marketinera del pensamiento pobre, líquido e inmediato de las falsas redes sociales, la causa primera de todos los males sigue siendo la misma. Por lo tanto, la lucha no debe ser otra que la continuidad de aquella.
Caso contrario a no reconocer e identificar que la contradicción principal de la historia argentina sigue siendo Patria liberada o colonia dependiente, se cometen errores estratégicos como creer que puede existir un futuro sostenible y justo llevando adelante una mejor redistribución de las riquezas, manteniendo el mismo sistema y los factores de poder en las mismas manos. En otras palabras, se cree en el eufemismo de una colonia próspera, una administración con ciertas bonanzas de una Argentina sometida y dependiente.
En el ancho vagón de este pensamiento acomodaticio se encuentran los que dicen solucionarlo todo a partir del incentivo al consumo y la emisión monetaria, los que creen que el camino es dando beneficios al desarrollo del capital privado, los que plantean que la salida está en el aumento de exportaciones o el ingreso masivo de inversiones extranjeras, etc. Todos ellos le escapan al bulto de la necesidad de reconquistar los sectores estratégicos de la economía nacional hoy dominados enteramente por corporaciones extranjeras.
Claro está que, en la gran mayoría de los casos, este pensamiento mágico no se da por error sino que, aquellos que viven de la política (como los aspirantes a vivir de ella), se convirtieron en adictos a los grandes beneficios individuales que otorga ocupar el lugar de intermediario entre el poder real y las necesidades populares. Resulta que, sin un cambio de sistema, sin la liberación nacional en el horizonte, los cargos políticos solo sirven a ese fin.
Por ese motivo se explica que, a pesar del retorno de la democracia en 1983, el sendero que inició la dictadura del 76, de primarización y extranjerización de la economía, siguió profundizándose sin sufrir grandes sobresaltos.
Hoy, como en toda la historia argentina, resulta urgente volver a poner la liberación nacional como un imperativo de la época e instalar una agenda patriótica que enfrente el conflicto de la dominación extranjera que impide el desarrollo nacional, justo y federal.
Una agenda concreta de confrontación contra el saqueo de las corporaciones:
- Recuperar la administración nacional de los depósitos financieros para poner el ahorro del trabajo argentino al servicio de un proyecto de industrialización y fortalecimiento del mercado interno. Derogación de la Ley de Entidades Financieras de Martinez de Hoz y Videla, aún vigente.
- Prohibir el giro de dividendos de las ganancias obtenidas sobre los bienes comunes naturales de nuestro suelo. Así, frenar la sangría existente de la fuga de capitales y fortalecer la capacidad de inversión nacional. Derogación de todo régimen de beneficios a la inversión extranjera para crear un nuevo marco regulatorio que priorice la creación de trabajo e inversiones de capital permanentes.
- Declarar de propiedad nacional y popular los bienes comunes naturales.
- Creación de un instituto para la administración del comercio exterior argentino. De esta manera, regular la entrada y salida de bienes (calidad, cantidad y modo de producción) a fin de orientar la economía hacia una nueva matriz productiva, priorizando el mercado interno y el desarrollo industrial nacional.
- Reconstruir la flota mercante nacional para conquistar soberanía a partir de la llave logística del flete marítimo. Sin un plan naval, como política de Estado a largo plazo, siempre seremos dependientes de las grandes corporaciones del comercio exterior.
- Presencia comercial y patrullaje en todo nuestro espacio marítimo (el 63% de la extensión de nuestra Patria). Recuperar soberanía mediante el crecimiento de la actividad productiva para, luego de 70 años, volver a tener un plan serio para la recuperación de nuestras Islas Malvinas.
- Desarrollo de una corporación soberana de transporte multimodal (Aerolíneas Argentinas, Ferrocarriles Argentinos, Flota Mercante Nacional y Transporte Carretero), ponderando la extensión ferroviaria, a fin de lograr un desarrollo federal con industrias viables en todos los rincones de nuestro suelo.
- Planificación centralizada de la industrialización por sustitución de importaciones para recuperar el trabajo nacional y alcanzar el pleno empleo. A valores de hoy, importamos anualmente 7 millones de puestos de trabajo, mediante importaciones, mientras hay más de 6 millones de compatriotas que se encuentran sin tarea real en un país en el que está todo por hacerse.
- Recuperar el rol histórico de las empresas estatales argentinas en los sectores estratégicos de la economía nacional para ponerlas al servicio del proyecto de desarrollo industrial: Puertos, Comercio exterior (acopio y comercialización), telecomunicaciones, acero, logística, servicios públicos, energía y minerales.
- Instalar métodos de democracia directa para promover la participación popular en la política nacional y, así, evitar los fraudes y traiciones sistémicas de la actual forma representativa. Construir una gran movilización constituyente para plasmar los pilares de liberación nacional en una nueva carta magna.
Nos debemos convocar para pensar y militar colectivamente la Patria que siempre soñamos. Organizar la fuerza popular detrás de una agenda patriótica para disputar poder y dejar de ser tropa de maniobra de las variantes que ofrece el sistema.
Hay un destino de grandeza para nuestra Patria, y de felicidad para nuestro Pueblo, que aguarda detrás de la victoria en la batalla por la liberación nacional inconclusa.