Tierra del Fuego: Cuando la soberanÃa polÃtica se subordina al ajuste económico
24 de mayo de 2025
"Nada es confusión. Nada es obra de la casualidad o de la ineptitud. Es un plan que bajo pretexto de arcaicas prácticas de libre mercado desmalviniza y desculturaliza la Argentina y despuebla los territorios vinculados con los archipiélagos del Atlántico Suroccidental y la Antártida. Mientras el Reino Unido de Gran Bretaña avanza, avanza."
El Gobierno Nacional redujo los aranceles de importación de electrodomésticos. Una decisión que afecta a toda esta industria en el paÃs y, especialmente, deja sin sentido las exenciones impositivas y aduaneras establecidas por la Ley 19.640 que promueve la industria electrónica instalada en Tierra del Fuego. Una determinación que atenta contra la soberanÃa nacional, que podrÃa llevar a despoblar nuestro territorio austral y que, por el contrario, deberÃa desarrollarse en la Isla Grande un modelo sobresaliente a mostrar a los habitantes británicos de Malvinas. La medida del gobierno no se toma en forma aislada, sino que paralelamente se promueve el emplazamiento junto a Estados Unidos de una Base Naval en Ushuaia; se lleva una polÃtica de desinterés respecto a las acciones británicas en Malvinas y la región y, el Reino Unido promueve una creciente relación con nuestros vecinos Brasil, Chile y Uruguay y lleva una polÃtica blanda –tolerada por el gobierno- con la que pretende influir culturalmente en los argentinos.
Para no entrar en discusiones ideológicas recurrimos a la visión general de la IA: “la soberanÃa polÃtica es el poder supremo que un Estado ejerce sobre su propio territorio y población, sin la interferencia de otros estados o entidades externas, implica independencia, autonomÃa para tomar las decisiones polÃticas, y la capacidad de ejercer autoridad máxima”. Lo importante es que el Estado planifique y ejecute las medidas necesarias para ejercer soberanÃa.
La Ley sancionada el 2 de junio de 1972, tenÃa en cuenta –entre otras razones- «la peculiar situación geográfica extremadamente austral de los territorios involucrados y sus consecuencias directas relativas al aislamiento, condiciones de vida y grado de actividad económica y su desarrollo en gran parte mantienen actualidad» y, por tal razón en el artÃculo 1º de esa ley «eximÃa del pago de todo impuesto nacional que pudiere corresponder por hechos, actividades u operaciones que se realizaren en el Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, o por bienes existentes en dicho Territorio».
La situación actual en relación a la existente a 1972 se ha agravado. No tanto en su aislamiento donde no se ha innovado, sino en la tensión existente entre las grandes potencias en el Atlántico Sur; la invasión creciente en la parte meridional de este océano por parte del Reino Unido de Gran Bretaña (RUGB); ya que mientras en 1972 los británicos ocupaban unos 20.000 km2 de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y tres millas alrededor de estas islas y, desde 1982 y en especial desde los Acuerdos de Madrid (1989-1990) avanzaron invadiendo y disputándole a la Argentina 5.497.178 Km2; de los cuales nos invaden 1.639.900 Km2 de territorio marÃtimo e insular y nos disputan 1.430.367 Km2 de plataforma continental extendida y 2.426.911 Km2 del continente antártico.
Mientras ello ocurre, el RUGB profundiza sus relaciones con Chile respecto a la Antártida y con Uruguay, cuyo puerto de Montevideo presta apoyo logÃstico a las capturas ilegales en el Atlántico Sur.
A ello, hay que agregarle que en las aguas de Malvinas los británicos extraen ilegalmente recursos pesqueros argentinos en el orden de las 250.000 toneladas anuales –según reportes de los propios isleños- y en materia de exploraciones petroleras las empresas Rockhopper y Navitas estiman extraer 728 millones de barriles de petróleo. Todo esto militarizado -aeronaval y misilÃsticamente- por las fuerzas de la corona británica. En este escenario ¿se puede debilitar la economÃa de Tierra del Fuego?
No obstante, nos preguntarnos: ¿Qué han hecho los gobiernos nacionales y provinciales para monitorear y dar sustento estratégico, económico y, de defensa; a la par de terminar con el aislamiento y promover nuevos proyectos productivos e industriales, que no estén necesariamente atados a los beneficios impositivos y aduaneros? Y a la par, asegurar, que las inversiones estén orientadas en el mediano plazo a proveer una economÃa sustentable no subsidiada. Lo hecho, ha sido insuficiente y aquellas actividades que promueven empleo, deben también producir un desarrollo regional compatible con los intereses estratégicos de fortalecer Tierra del Fuego. Las Autoridades debieron cumplir con lo que precisaba la Ley: «La posibilidad de establecer una promoción económica por medio de las disposiciones que regulan el tráfico de mercaderÃas otorgando beneficios especiales, forzosamente condicionada por la existencia de una actividad económica estable y de la posibilidad de hecho de ejercer los controles correspondientes». Aun asÃ, la soberanÃa polÃtica no puede subordinarse al ajuste económico. Si para lograr un déficit cero el gobierno nacional debe desatender los aspectos soberanos de la nación estarÃa violando la Constitución Nacional en materia de defensa y seguridad nacional y, en especial su Disposición Transitoria Primera que reza: “La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanÃa…constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
Seguramente, a la par de Tierra del Fuego, el Estado Argentino deberÃa llevar adelante una polÃtica que armonice más las economÃas entre las provincias, teniendo en cuenta aquellas que, por razones vinculadas a su condición de fronterizas, la disponibilidad de los recursos, sus caracterÃsticas climáticas y/o las distancias de los grandes centros urbanos, etc. se encuentren más desfavorecidas o expuestas.
Nadie deberÃa asombrarse. Ya se sabÃa desde la sanción del régimen de excepción que se partÃa de una discriminación de trato con el resto de las provincias y, que todas hacÃan un importante esfuerzo por acompañar el imprescindible desarrollo de Tierra del Fuego; pero, el que sus gobernantes nacionales y provinciales no hayan cumplido con las expectativas puestas en la iniciativa, no implica que hayan desaparecido las razones que dieron lugar al dictado de la ley. Por el contrario, como hemos visto se han agravado, por lo que no puede ser desactivada por vÃa indirecta. En todo caso, debieran ser sancionados quienes no estuvieron a la altura de las circunstancias y quienes -públicos y privados- no entendieron la motivación de fomentar a Tierra del Fuego por razones estratégicas, económicas y sociales.
A la Unión Europea ni a los Estados Unidos se los cuestiona por subsidiar -entre otras- a su producción agropecuaria. Ni que la Unión Europea subvencionara el desarrollo de España, Italia o Portugal al momento de ingresar a la Comunidad Europea y que, al hacerlo, ésta acordara el plan de desarrollo y fiscalizara las inversiones. La fortaleza y la integración de Europa estaba atada a la necesidad de equilibrar las economÃas y sus capacidades.
Todos los paÃses que pescan a distancia –pese a las buenas intenciones de la OMC- son subsidiados.
No se construye soberanÃa con un “Mapa Bicontinental” y no habrá soberanÃa en la Nación Argentina, sino se construye soberanÃa en Tierra del Fuego, una provincia bisagra de nuestras reivindicaciones sobre los archipiélagos, los mares meridionales del Atlántico Suroccidental, nuestros vÃnculos con el Océano PacÃfico y el acceso a la Antártida Argentina.
Como dijimos, se podrÃa cuestionar cómo han utilizado las ventajas impositivas los gobiernos de Tierra del Fuego para el cumplimiento de esos objetivos y a su vez cómo reconvertir su economÃa; pero el gobierno nacional tampoco ha aportado plan alguno al respecto y, por el contrario, lo agravado con sus erráticas polÃticas respecto a revertir la situación de ocupación británica de los territorios nacionales.
La Provincia, por ejemplo, no ha efectuado una polÃtica pesquera adecuada. No ha industrializado ni agregado valor a esta actividad y no ha iniciado las acciones legales contra las embarcaciones ilegales que pescan en su territorio de Malvinas y Georgias del Sur.
A nuestro juicio, el gobierno nacional debe llevar adelante la reconstrucción y modernización de los puertos de RÃo Grande y Ushuaia para integrar la Isla Grande de Tierra Grande al continente, facilitando el comercio nacional e internacional; la explotación pesquera; el transporte; la actividad turÃstica y cientÃfica con relación a la Antártida. Además de ello, construir una base naval autónoma sin injerencia de terceros paÃses y dotar a Tierra del Fuego de la tecnologÃa más moderna en materia de defensa y cientÃfica. Direccionando, además, los vuelos de Malvinas a Ushuaia, capital de la Provincia, como principio de administración del territorio usurpado.
DeberÃan renegociarse las condiciones de mantenimiento del régimen de excepción estableciendo por parte del gobierno de Tierra del Fuego un plan de aplicación de las utilidades al objetivo estratégico explicitado en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional y un plan de mediano plazo de reconversión de desarrollo productivo e industrial de la Provincia. Por cierto, también llevar adelante un Plan respecto a la Antártida que debilite la relación RUGB-Chile y acordar con éste una polÃtica de cooperación en el territorio antártico y en materia cientÃfica y turÃstica.
Nada es confusión. Nada es obra de la casualidad o de la ineptitud. Es un plan que bajo pretexto de arcaicas prácticas de libre mercado desmalviniza y desculturaliza la Argentina y despuebla los territorios vinculados con los archipiélagos del Atlántico Suroccidental y la Antártida. Mientras el Reino Unido de Gran Bretaña avanza, avanza.