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Propuestas electorales en campaña y el salario por el piso


29 de julio de 2023

El trabajo entró en la agenda de campaña. Flexibilizaciones, ajuste y favorecer a los empresarios en la agenda de Juntos por el Cambio. En Unidos por la Patria se debaten entre el salario como variable de ajuste y los que no saben cuanto vale la guita. Sobra mucho mes adentro del salario.

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El debate acerca del trabajo vio la luz en una campaña electoral en la que las promesas significan ajuste y deterioro.

Patricia Bullrich que ofrece una conversión de planes sociales en trabajo desde una ignorancia supina, pero que permite ver la similitud de propuestas con aquél programa “Empalme” que había barajado Massa en la salida de la pandemia y reflotó en alguna entrevista ocasional durante las últimas semanas.

Los 200 mil pesos que dice Grabois que gasta por mes con su pareja y sus tres hijos menores de edad, y desnuda que carece de la mínima noción del valor del dinero.

Larreta en Corrientes habló de “La revolución del trabajo” y propuso crear empresas en 24 horas, como aquellas máquina de empresas tapadera que promovía Mauricio Macri, reforma laboral para flexbilizar condiciones de trabajo, limitar indemnizaciones y otros ajustes sistémicos que podrían ofrecer un destino pre peronista para el mundo del trabajo.

Massa se paró ante la CGT y sostuvo que los salarios tienen que empezar a ganarle a la inflación. Una expresión de deseo incompatible con su protagonismo excluyente en un gobierno que lleva 4 años de estancamiento salarial y el paradigma de trabajadores probres inundando la realidad doméstica.

 

Los trabajadores pobres

“Si tuvieras que resumir la gestión de Alberto Fernández, en relación al mercado de trabajo: Es un mercado de fuerza de trabajo con muy baja desocupación pero con trabajadores pobres”, concluye Campos.

“Los trabajadores que tienen convenios colectivos le pudieron empatar a la inflación. Tanto en el sector público como en el privado, los trabajadores y trabajadoras registradas tienen salarios en niveles similares a los de diciembre de 2019”, sostiene Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, en diálogo con el medio Canal Abierto. 

“Si la comparación es con 2017 estamos un 20% abajo en términos reales”. El cálculo por el que se llega a estos números es resultado de restarle a los aumentos nominales de salarios las variaciones de precios.

El instituto de la central obrera analizó la evolución de los salarios en los últimos años teniendo en cuenta el proceso inflacionario. “Esta información la trabajamos a partir del Índice de salarios que publica mensualmente el Indec, siempre con dos meses de retraso. En este caso se presentó el informe del mes de mayo que va a ser el último que se publique antes de las PASO. En mayo, los salarios de los trabajadores y trabajadoras registrados del sector privado y del público estuvieron levemente por encima del 8% de incremento nominal en comparación con abril. Esto es un poco, un par de décimas más que la inflación, que en mayo no había alcanzado al 8%”, explica Campos.

Respecto a los 20 puntos de pérdida salarial en comparación con 2017, el experto señala: “es una caída muy fuerte que se concentró en 2018 y 2019 y luego hubo una estabilización, no siguió cayendo el sueldo pero se estabilizó en niveles muy bajos, a partir del cambio de la gestión gubernamental. Dejó de caer el salario pero no pudo recuperar absolutamente nada de lo que había perdido”.

“El salario en mayo creció un poquito por arriba de la inflación, que sólo se percibe estadísticamente, no lo notás en el bolsillo. En abril había caído, así que sólo se empata un poco”.

¿Por qué el salario no cae con estos niveles inflacionarios? “Porque las paritarias están actualizando los salarios con porcentajes muy elevados. UTEDyC informó que en algunos convenios del sector negoció aumentos del 120% para el 2023; todavía no se hicieron efectivos pero son aumentos de entre el 8 y el 10% todos los meses de acá hasta fin de año. La UTA, tras el conflicto reciente, negoció un aumento de enero a septiembre del 102%; aceiteros tienen aumentos del 80% en lo que va del año. Entonces, el salario no cae porque las paritarias están acompañando pero en un contexto en que, en términos históricos, el salario está muy bajo. Venimos aguantando hace muchos años un salario muy bajo que no alcanza”.

“Como el salario no alcanza el trabajador ya no tiene capacidad de hacer gastos grandes. Sólo podés comer, vestirte, garantizar las cuestiones básicas. Estás rezando para que no se te rompa la heladera. Si tenés un auto, rezás para que no te choquen, porque son gastos a los que no se puede hacer frente”, explica Campos.

Hay múltiples indicadores del deterioro salarial que se evidencian en el consumo popular de bienes durables, por ejemplo. “La caída salarial durante el gobierno de Cambiemos, parecía excepcional y producto de la crisis. Creíamos que iba a haber un sendero de recuperación salarial pero, tras estos cuatro años, se evidencia que comienza a instalarse estructuralmente un nuevo nivel salarial que es mucho más bajo que el que existía en 2017”, y no comparemos con datos históricos.

 

El salario cada vez más mínimo

Cecilia Garriga  del Centro CIFRA-CTA sostuvo que “Durante los últimos dos años y medio, el SMVM ha estado en promedio más de un 10 por ciento por debajo del nivel de diciembre de 2019 y nunca logró superarlo a pesar de los 24 aumentos otorgados y, como se explicó, el próximo aumento tampoco podrá revertir ese resultado.”

El poder adquisitivo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) ha mostrado una tendencia negativa desde 2011, cuando llegó a representar el 70 por ciento de una Canasta Básica Total para una familia compuesta por dos adultos y dos niños. Este deterioro resultó particularmente fuerte en los últimos dos años del gobierno de Mauricio Macri, con una caída del SMVM alrededor del 25 por ciento en términos reales, y en 2020, durante la pandemia, cuando perdió casi 10 puntos adicionales. Esta disminución ha sido aún más pronunciada que la pérdida real sufrida por los salarios registrados en el mismo período, lo que alejó al Salario Mínimo del promedio del salario de los trabajadores registrados del sector privado. A partir del año 2021, se detuvo este derrumbe del SMVM y se observa que los aumentos nominales del SMVM logran, en promedio, empatar la inflación, pero no superarla, impidiendo que se produzca una recuperación.

En junio de este año, el SMVM se ubicó casi un 36 por ciento por debajo del promedio de 2015 en términos reales, es decir, ha perdido más de un tercio de su poder adquisitivo. En comparación con diciembre de 2019, mes de inicio de la gestión actual, se encuentra un 14.4 por ciento por debajo.

El salario mínimo de junio, antes de la última actualización, fue de 87.987 pesos, lo que representó menos del 38 por ciento de la Canasta Básica Total (que define la línea de pobreza) y solo el 84 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria (que define la línea de indigencia) para una "familia tipo". Esto significa que, en junio, una familia integrada por dos adultos y dos niños necesitó más de dos salarios mínimos y medio para cubrir la canasta y no estar por debajo de la línea de pobreza.

Desde 2021, a pesar de las actualizaciones nominales del SMVM, no se ha logrado una recuperación real debido a la creciente inflación. Para lograr una recuperación efectiva, el Consejo del Salario debe buscar superar la inflación de manera sostenida, no simplemente empatarla.

Durante la gestión de la ministra Kelly Olmos al frente de la cartera de Trabajo, las tres reuniones del Consejo del Salario han planteado el mismo esquema de actualización: un primer aumento más alto para recuperar parte de lo perdido, seguido de una serie de aumentos porcentuales decrecientes que apuestan a una desaceleración inflacionaria que, al no cumplirse, terminan dando por resultado una pérdida respecto del inicio de la gestión. En la última reunión del Consejo del Salario del 13 de julio, se propuso el mismo esquema, pero con un aumento inicial relativamente mayor (20 por ciento) que, de no haber sorpresas en la inflación de julio, podría representar un avance significativo pero insuficiente para alcanzar el nivel de 2019. Luego, se vuelve a apostar a una desaceleración inflacionaria sostenida para no retroceder.

El fuerte deterioro que tuvo el salario mínimo lo fue alejando de los salarios del sector privado, en donde la enorme mayoría está por encima de ese nivel. Es por ello que tanto los sectores sindicales como empresariales que forman parte del Consejo no representan, en su mayoría, intereses asociados de forma directa al valor del SMVM sino en todo caso de forma indirecta solo porque los aumentos porcentuales pueden funcionar como referencia para sus negociaciones paritarias. En cambio, el Gobierno Nacional debe sopesar las consecuencias de cada aumento del SMVM debido al costo fiscal que conlleva (asociado al Programa Potenciar Trabajo, Jubilaciones Mínimas, Seguro de Desempleo, entre otros). Cabe preguntarse si estas implicancias fiscales limitan las posibilidades reales de recuperación del SMVM en el contexto de un fuerte control del gasto público debido a las metas impuestas por el FMI como resultado del endeudamiento generado durante el gobierno de Juntos por el Cambio.

 

El ajuste que viene

Durante el cierre de ésta edición, el FMI anunció un nuevo acuerdo con Argentina, lo que importa desembolsos a futuro para compensar los desembolsos que le hace nuestro país al organismo. Una suerte de estafa, pero con altísimos condicionantes.

En clave de política fiscal, el FMI mantuvo la perspectiva de ajuste, algo que Sergio Massa presenta como un triunfo, dado que en teoría el organismo quería acelerar los ritimos de reducción del gasto. Sin embargo, el FMI reclama reducir el gasto público por el camino de “contener el crecimiento de la masa salarial” lo que implica menos salarios y “fortalecer los controles de gasto a través de una asistencia social mejor focalizada” lo que implica reducción de partidas sociales para “focalizarla”.

Para peor, el resto de las medidas que reclama, implican aumentos de tarifas que en éstas pocas semanas se han multiplicado en el conjunto de los hogares de nuestro país.

A las tarifas, habrá de sumarse el rebote inflacionario en los precios al consumidor provocados por el incremento de los tipos de cambio que efectuara el gobierno para complacer al FMI.

Y todo en medio de una campaña electoral. Menos mal que son tiempos de promesas.

El día que cumplan. Mamita querida.

 

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