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No se junta con los domados a palenque


30 de agosto de 2025

Para Pugliese el Colón y para Bragado la libertad.

Agustín Sosa

La ovación que se escucha se puede confundir con el triunfo en la final de la copa del mundo, un festejo visceral que no espera que termine la canción, en el último solo de violín ya se escucha a la muchedumbre, y tras el final, el desborde, los bandoneonistas se paran efusivos y muestran sus instrumentos, y toda la atención y admiración profunda (del público y los músicos) se dirigen a una sola persona, Osvaldo Pugliese.

El maestro cumplía ochenta años y los celebraba en el Colón el veintiséis de diciembre de 1985, la canción era La Yumba y con esa cerraba una actuación histórica.

La Yumba es una composición célebre de Pugliese y la calidad interpretativa de su orquesta es por todos conocida, en el caso de aquel diciembre en el Colón, a esa interpretación se le deben sumar el contexto, los invitados y los presentadores. Que se presentara en el Colón era un justo reconocimiento a la trayectoria y el aporte al tango que hizo durante tantos años; se sumaron a la orquesta la mayoría de los ex integrantes que alguna vez compartieron escenario con él y como conductores estuvieron Antonio Carrizo y Héctor Larrea.

Los locutores iban alternando intervenciones durante la noche y a cargo del cierre estuvo Larrea, presentó a los invitados uno a uno comentado durante qué período formaron parte de la orquesta y agregó, ocasionalmente, alguna consideración sin desviar el centro de atención pero a su vez generando el clímax necesario para que esa última canción, con no menos de diez bandoneones en el escenario, sea una bomba.

El luto por la muerte de su padre, que murió cuando él apenas tenía once años, finalizó el día que la madre lo dejó volver a prender la radio, y ese momento, ese instante en que la muerte pudo pasar a un segundo plano para ser algo con lo que convivir, fue lo que le definió su futuro; ya no había otra posibilidad para el niño Héctor en su horizonte que trabajar en la radio. Pasarían solo dos años para que esté dentro de la radio que emitía por altavoces ubicados en las esquinas del centro de Bragado (Bs. As.). Luego, toda su trayectoria para convertirse en una de las personas más importantes de la radiofonía argentina.  

Ese mismo año (1951) en que Larrea comenzaba su incursión en la propaladora de su ciudad, Saúl Crispin ganaba la Doble Bragado, competencia que se realiza desde 1922 y es uno de los eventos ciclísticos más importantes del país. En marzo de este año fue la carrera ochenta y ocho.
En la provincia de Buenos Aires los nombres de los partidos que la componen tienen orígenes diversos, mayoritariamente encontramos alusiones a Generales, santos, accidentes geográficos, y en dos casos a leyendas con animales como protagonistas, Tigre y Bragado.

La de Bragado es quizás la más poética, con una fuerte dosis épica la historia cuenta que por el siglo XVIII junto a la gran laguna, iba a beber a sus aguas un potro salvaje, increíblemente bello y desafiante, con sus crines al viento y su vistoso pelaje que tenía una braga de color blanco en el vientre. Tanto soldados que por allí andaban corriendo originarios como originarios mismos querían hacerse de aquel corcel indómito pero nadie podía atraparlo. Un buen día un grupo de lugareños lo acorralan contra la laguna al borde de una barranca, creyendo ya que el potro era suyo se precipitan a agarrarlo, pero este, antes que entregarse a la voluntad del hombre prefiere despeñarse y morir.

Por aquel que ofrendó su muerte a la libertad Bragado lleva su nombre, uno de los nombres más lindos que pueda tener un partido de la provincia de Buenos Aires.

Agustín Sosa

Agustín Sosa es locutor, periodista y militante político del Encuentro Patriótico. 

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