Maradona y la alegrÃa popular
28 de junio de 2025
El 22 de junio se cumplieron 39 años del gol del siglo, donde “nuestro pelusa” dejo revolcados a los piratas por el verde césped del estadio Azteca. Este domingo, se celebrará un nuevo aniversario de la obtención de la segunda estrella del seleccionado nacional. Un equipo que supo devolver alegrÃas y dibujar sonrisas en un pueblo que, cansado de los golpes de hombres camuflados y polÃticos sin sangre, encontraron en Diego y Bilardo una luz de esperanza.
Mucho se ha escrito sobre el Mundial de México 86 y sus leyendas. Desde el inicio, la Selección tuvo que irse casi escondida por no tener el apoyo de la gente, hasta de las operaciones realizadas por los medios hegemónicos y en complicidad con el gobierno radical para echar a Bilardo de su cargo.
1986 es un año marcado por el plan austral, en el tercer año del gobierno de Raúl AlfonsÃn se ve un crecimiento sostenido de la deuda externa. La CGT y el peronismo bajo la representación de Saúl Ubaldini reclama aumentos de jubilaciones y salarios y la tan famosa frase “Esos paladines de la modernización, que defienden a la maquina antes que al hombre” tirándole un palito al gobierno radical. Por el lado de la cultura popular, la muerte de Edmundo Rivero y las presentaciones de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en Paladium, visten un clima de época ideal.
10 años habÃan pasado de la dictadura más sangrienta que azoto a nuestro paÃs, con la vuelta de la democracia, la primavera alfonsinista estaba llegando a su fin a partir del fracaso del plan austral y la decepción del pueblo argentino.
La identidad nacional está marcada por la pasión del futbol y este año se verÃa reflejada a flor de piel. En un manto de escepticismo, la selección con Maradona como gran capitán y Carlos Bilardo como conductor técnico y táctico encararÃa el mundial con un crecimiento de su estilo de juego hasta llegar a los cuartos de final.
El futbol es la vida, y por eso los caminos del deporte se mezclaron con la historia. Argentina e Inglaterra protagonizaron uno de los duelos más recordados en la historia de los mundiales. Se recomienda a los lectores el cuento de Eduardo Sacheri “Me van a tener que disculpar” para entender cómo se vivÃa en esos dÃas este cotejo.
4 años habÃan pasado de la guerra de Malvinas, una guerra perdida por las cabezas de la dictadura y un dolor que todavÃa sigue latente, de la misma forma que nuestro orgullo por nuestros ex combatientes. Por eso la vida nos permitió encontrarnos nuevamente, pero esta vez en un campo de juego. Diego y sus compañeros sabÃan lo que se jugaban en este partido. Más allá que públicamente intentaron bajar la espuma, el grupo iba a una guerra. Esos jugadores rivales no habÃan estado en la guerra, pero representaban la bandera que flamea hasta el dÃa de hoy en territorio argentino y para eso masacraron a nuestros pibes.
La vida a veces equilibra las cosas, por eso en ese partido se vivieron dos hechos trascendentales en el futbol mundial. La mano de dios, donde el puño sagrado de nuestro D10S nos pone en ventaja para robarles algo a ellos, y por más que lo que ellos nos robaron nos duele más, sabemos bien que ese gol también les duele.
Pero para que no quede ninguna duda, Maradona arranca su corrida histórica desde atrás de mitad de cancha, eludiendo piratas y dejándolos de cono, para vencer Peter Shilton y festejar algo más que un partido.
Argentina pasa a semifinales y elimina categóricamente a Bélgica y en un partido de novela, se impone en la final ante Alemania por 3 a 2.
Los festejos en todo el paÃs aquel 29 de junio de 1986 fueron un poco de placer para un pueblo golpeado luego de varios años de dictadura y decepción democrática.
Diego marcó un camino ideológico y deportivo. Su legado se ve reflejado en generaciones de pibes y pibas que buscan cumplir su sueño de ser futbolistas profesionales y llenar de alegrÃa a un pueblo que cuando la polÃtica les falla, el futbol siempre dice presente.
Desde Futbolistas Argentinos Agremiados, se rinde homenaje a aquella obra de arte realizada en el Azteca, el gol de todos los tiempos acompañado por el relato del colega VÃctor Hugo Morales quedó inmortalizado en la memoria de aquellos que todavÃa siguen soñando con cambiar su destino y el de la comunidad sin más armas en la mano que con un 10 en la camiseta.