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Lo que San Cayetano te da, los grupos económicos te lo quitan


10 de agosto de 2024

La Fe de un Pueblo encuentra raíz profunda ahí donde se vincula con los sueños y esperanzas de los más humildes. Aún más, en tiempos sombríos, cuando la fe acompaña las necesidades más urgentes de las mayorías populares. Es por esa particular razón que millones de compatriotas se movilizan a San Cayetano con la esperanza del pan y del trabajo. Este 7 de agosto, muchos lo hicieron convencidos que aquello que San Cayetano te da, Milei y los grupos económicos te lo quitan.

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Quizás la mayor demostración de religiosidad popular existente en nuestra Patria, despues de la Virgen de Luján, sea la devoción a San Cayetano, patrono del Pan y del Trabajo.

La Fe de un Pueblo encuentra raíz profunda ahí donde se vincula con los sueños y esperanzas de los  mas humildes. Aún mas, en tiempos sombríos, cuando la fe acompaña las necesidades mas urgentes de las mayorías populares.

Es por esa particular razón que millones de compatriotas se movilizan a San Cayetano con la esperanza del pan y del trabajo. Este 7 de agosto, muchos lo hicieron convencidos que aquello que San Cayetano te da, Milei te lo quita.

El Papa Francisco sentenció que “cuando falta el trabajo, falta la dignidad” y que el trabajo no falta por un acto de Fe, si no, como “consecuencia de un sistema económico mundial que tiene en el centro un ídolo que se llama dinero”. Una versión descarnada del sistema que condenara Francisco se restauró en la Argentina bajo el amparo del experimento que tiene a Milei sentado en la presidencia y a los grupos económicos en control operativo de la planificación económica de nuestra Patria.  

Esta nueva etapa mundial, cuya versión sombría en la Argentina se proyecta como amenaza en otras latitudes, redefine las relaciones de fuerza de una disputa que lleva siglos de historia. Su objetivo es apropiarse de las principales riquezas de nuestra tierra, por un lado sus recursos naturales; y por el otro, sus recursos humanos, es decir, apropiarse de la riqueza de un pueblo trabajador, generando las condiciones para alcanzar su aggiornada esclavitud.

Nuestro suelo, y su capacidad de producción de alimentos, ha encontrado en el paradigma del “granero del mundo” la matriz de su saqueo. La capacidad productiva de nuestra tierra, puesta al servicio de siete multinacionales acopiadoras y exportadoras de granos al mundo. Nuestro subsuelo, nutrido de recursos energéticos y mineros para el desarrollo de industrias ajenas y la ofensiva tecnológica de un puñado de corporaciones.

En cada uno de los rincones de nuestra Patria, pasando por el agua, la tierra y la bendita naturaleza con la que nuestra Patria escribe su proyección de grandeza, se encuentra en manos extranjeras. Por eso, Javier Milei es celebrado por las corporaciones. El zonzo de ocasión que llegó para exhibir que el sistema democrático  colapsa sobre los cimientos de una racionalidad política que está tocando fondo.

En eventos extranjeros, en encuentros de multinacionales, en la propia Sociedad Rural, se celebra la restauración de la injusticia social y la entrega de nuestra riqueza al extranjero. En el fundamento de ese sistema económico que deja afuera a millones de compatriotas, hay un grupo económico extranjero o empresarios locales que son la vieja pero remozada oligarquía entreguista a la que Evita consideraba aún más abominable que los propios imperialistas.

En simultáneo con este saqueo de nuestras riquezas naturales, se avanza con el objetivo de la destrucción del salario y de los derechos conquistados por los trabajadores, ya no sólo en los últimos doce años de gobierno popular, siquiera aún a un modelo pre peronista, si no, para retrotraer las condiciones de dependencia de los laburantes a 1910.

En la filosofía de la política de saqueo impuesta en el RIGI que las corporaciones impuesieran, las inversiones externas avanzaran a lomo de tortuga, hasta que las multinacionales no puedan arribar al país para explotar libre y alegremente a los trabajadores, pagarles miseria, aplicar la jornada laboral que se les ocurra, y hasta poder evitar pagar indemnizaciones si se les ocurre despedirlos.

Porque las inversiones externas, siempre en nuestra historia, sólo arriban al país para saquear la riqueza de su tierra, y maximizar sus ganancias a costa del bolsillo y el sacrificio físico de sus trabajdores.

Han comenzado a transitar la tarea de engrosar el índice de desocupación, abriendo una nueva epoca con despidos masivos en el Estado, pero fundamentalmente, destruyendo el ciclo productivo y de industrialización de nuestra economía. La apertura de importaciones y la supremacía de la rentabilidad financiera, son las medidas que sólo permiten esperar un masivo  ciclo de  destrucción del empleo.

Con un alto índice de desocupados, avanzarán en las condiciones  de explotación laboral bajo el temor de los trabajadores a perder su fuente de ingresos.

El principal conflicto popular del tiempo que se viene en la Argentina estará signado por el trabajo, por aquellos que no lo tienen, por aquellos que lo pierden, pero también por los millones que han conquistado el derecho al laburar, y pretenden arrinconarlos con su explotación.

En nuestra Patria, marcada a fuego por el Peronismo, donde los trabajadores han construído enormes experiencias de organización, la unidad expresada el 7 de Agosto es indispensable. Pero también, la necesidad de disputar el sentido histórico en nuestro Movimiento Nacional, para no seguir postergando las tareas indispensables de liberar nuestra Patria y construir un destino de felicidad colectiva para nuestro Pueblo.

 

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