La universidad en primera persona
19 de octubre de 2024
En el marco de la lucha que está llevando a lo largo y ancho del país el movimiento estudiantil, como respuesta automática al veto de la Ley de Financiamiento por parte de Milei que consiguió ser avalado por el Congreso de la Nación, en esta entrevista se abordan algunas de las falacias que el gobierno intenta instalar en el sentido común para destruir el sistema universitario argentino.
“Vos vas a tener que ir a la universidad y hacerte de un título sí o sí porque a la hora de buscar trabajo no vas a estar a la par de una persona sin discapacidad me decía mi abuela cuando yo estaba en la secundaria. Ella insistía para que estudie y pueda garantizarme una vida segura de forma autónoma” recuerda Zaira Álvarez, psicóloga, graduada de la Universidad de Buenos Aires. Hoy milita en la agrupación Orgullo Disca, trabaja en su propio consultorio y en un dispositivo de salud mental del Sedronar. Su testimonio desmiente el discurso presidencial y valoriza el rol de las políticas públicas que la gestión actual destruye.
En el marco de la batalla cultural libertaria, luego de vetar la Ley de Financiamiento Universitario, Javier Milei afirmó que “el mito de la universidad gratuita se convierte en un subsidio de los pobres hacia los ricos, cuyos hijos son los únicos que llegan a la universidad”. Sin embargo, el máximo mandatario fue contradicho por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) que informó que el 48,5% de los estudiantes inscriptos en las materias de 2024 están debajo de la línea de pobreza. Además, el CIN señaló que casi siete de cada diez alumnos, de los 2 millones que asisten a la universidad pública, son la primera generación de su familia en acceder a la educación superior.
Álvarez integra esa primera generación universitaria, se recibió en el año 2020 durante la pandemia. Para estudiar viajó diariamente en el ferrocarril Sarmiento desde la localidad de Moreno hasta el barrio porteño de Once, donde se encuentra una de las sedes de la Facultad de Psicología de la UBA. Su madre fue empleada administrativa y de limpieza en un sanatorio, mientras que su abuela trabajó desde muy pequeña en una pensión cuando llegó a Buenos Aires desde Tucumán. Ambas no pudieron terminar la escuela.
-¿Qué pensas de las afirmaciones de Javier Milei que justifican el recorte presupuestario con el fundamento de que los pobres no llegan a la universidad?
-La universidad pública es un elemento fundamental para la movilidad social ascendente y una posibilidad para que las personas pobres puedan tener una vida sin tantas vulneraciones. También es cierto que no todas acceden a la educación superior, a esas personas hay que dejar de medirlas meritocráticamente y hay que acompañarlas. A diferencia del gobierno actual, hubo otros que construyeron nuevas universidades. Cuando yo comencé a estudiar no había ninguna a 25 kilómetros a la redonda de mi casa, hoy sí. Quitarle presupuesto a la educación pública no es el camino para repensar en quienes hoy no pueden acceder.
-Las políticas públicas acompañan el esfuerzo de las personas
-Yo tengo una discapacidad motriz y mi madre puso su cuerpo entero para que pueda ser la persona que soy. También fue fundamental la salud pública para que hoy yo pueda estar viva. El CUD y los pases me permitieron viajar gratuitamente durante la carrera. De alguna forma, mi discapacidad fue como un impulso para poder estudiar porque yo sabía que el mercado capitalista es cruel y que para ese sistema las personas con discapacidad somos un disvalor. El acceso público a los derechos acompañó ese impulso.
Tras el veto, el Congreso discute la Ley de Presupuesto 2025. El proyecto que envió el gobierno propone un aumento mínimo para educación después del profundo recorte de este año, sin llegar a compensarlo. “En términos reales, el proyecto de Presupuesto 2025 estipula que la inversión con fondos nacionales en educación tendrá un incremento de fondos en 2025 de un 0,65%, tras una disminución del 40,20% en 2024 respecto de 2023”, señala el Observatorio de Argentinos por la Educación. En este contexto, el alumnado realizó asambleas y en varias provincias tomó las sedes de las facultades como medida de protesta.
-Además de estudiar, en su paso por la universidad usted participó en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Psicología cuando gobernaba Mauricio Macri y también se tomaron las universidades por recortes presupuestarios. ¿Qué aporte hace la militancia estudiantil a la sociedad?
La militancia estudiantil permite pensar en colectivo desde lo individual. Es sentarse con otros y otras estudiantes que tal vez no conoces a pensar en lo que sucede y a reflexionar si eso es lo que el pueblo necesita. La construcción con otros te da apertura de pensamiento, argumentos y comprensión. Creo que eso se intenta impedir con la violencia que el gobierno promueve, entre otras cosas, con los discursos de odio. En cuanto a las tomas, a mí me llama la atención las cosas que dicen algunos funcionarios. En mi experiencia, yo además de estudiar y militar, trabajaba, realmente estaba agotada. Sin embargo, iba y dormía en el piso de la Facultad porque entendía que era un momento importante para defender un derecho que si nos lo sacaban iba a ser difícil recuperar.
-Las universidades no son sólo importantes por lo que aportan a quienes estudian en ellas, sino que allí se forman los y las profesionales que después pueden abonar al desarrollo del país y al abordaje de los problemas de la sociedad. ¿Cómo es esto en su caso?
- Formo parte del equipo de trabajo de un Centro de Salud que se aboca a la rehabilitación y prevención del consumo problemático y las adicciones en el barrio La Porteña de Moreno. Como psicóloga doy un espacio para alojar algo de las angustias que se viven en este contexto de vulneraciones a derechos, falta de condiciones materiales y violencias. En el espacio tratamos de resignificar esas angustias y repensar otras posibilidades de vida. Se hace muy cuesta arriba con un escenario tan adverso.
A continuación se comparten imagenes de las asambleas y tomas de las y los estudiantes universitarios a lo largo y ancho del país: