La misma vieja IDEA de agigantar la desigualdad social
06 de octubre de 2023
Bullrich y Milei se disputaron en Mar del Plata su cercanÃa con el lobby empresario. La demanda sobrepresentada de una minorÃa privilegiada y el descarte de la agenda de una mayorÃa invisible que habita el otro extremo de un abismo social insoportable. Representaciones y crisis en un tiempo de urgencias que quema el calendario hasta las próximas elecciones.
El aeropuerto de Mar del Plata saturado de aviones privados para el transporte de los empresarios que participaron del Coloquio de IDEA, un espacio de lobby y presión polÃtica de los principales grupos económicos del paÃs, en el que la clase polÃtica suele concurrir para exhibir que su programa representa cabalmente las aspiraciones de rentabilidad de un puñado de empresas, a las que muy poco importa el destino del paÃs.
Un living al aire libre en la exclusiva bodega Trapiche, en un encuentro regado en vino, Carlos Ormachea de Tecpetrol, Diego Coatz de la UIA, Pablo Sibilla de Renault, Oscar Andreani y MatÃas Campodónico de Dow Chemical, compartÃan una charla en la que la “presión fiscal” ocupaba el centro de las preocupaciones de los empresarios que muy pocos impuestos pagan.
La música “chill out” acompañaba el recorrido de los autos eléctricos de Renault y los carros que transportaban empresarios que aprovechaban la jornada en dÃa de semana para jugar al golf o degustaban las delicias que eran servidas en el evento organizado por la propia bodega.
Algunos de esos empresarios, durante la mañana, habÃan disfrutado de un “desayuno atÃpico de trabajo” en el lujoso Hotel Sheraton de Mar del Plata. Más precisamente en el piso 11 del establecimiento, allà donde tuvo lugar el “desayuno de espiritualidad” donde expusieron el director de IDEA, Mariano Bosch de AdecoAgro, Felicitas Castrillón de la Fundación Gingko y Lucas Grosman, rector de la Universidad de San Andrés.
"Son historias de vida que nos interprelan", dijo al sitio La Politica Online que cubrió el evento, uno de los asistentes. "Es un espacio para las emociones, es muy movillizante", dijo el empresario con la voz quebrada. Era el segundo dÃa en el lujoso Hotel Sheratón y aún aguardaba el almuerzo que ofrecÃa Milei y las cenas con degustaciones de platos elaborados por chef convocados al evento.
A muy pocas cuadras, en una de las ciudades turÃsticas argentinas, junto a Bariloche, que destila desigualdad en sus indicadores de pobreza, en la Mar del Plata invisible, un grupo de jóvenes revolvÃa tachos de basura para encontrar algo que se pueda vender.
En el puerto de Mar del Plata, hace apenas dos meses atrás, una inspección arrojó el hallazgo de 245 fileteadores en negro en 15 establecimientos, fueron localizados trabajadores que habÃan sido escondidos en un contenedor durante la inspección. Apenas una pequeña postal del desarrollo del trabajo en el fileteado del principal puerto pesquero del paÃs.
A muy corta distancia, Daniel Funes de Rioja debatÃa con Gerardo MartÃnez de la UOCRA sobre el futuro del trabajo en la Argentina. El empresario reclamaba por la altÃsima litigiosidad. En palabras sencillas, busca una reforma laboral que le impida a esos 245 fileteadores, o a los trabajadores encerrados en un contenedor, la posibilidad de hacer juicio a los empresarios que fabricaron estructuras truchas para operar en negro en el principal puerto pesquero del paÃs.
Ningún empresario participante del Coloquio de IDEA, o los financistas y lavadores de divisas que concurrieron en la propia Mar del Plata al almuerzo organizado por Javier Milei, se acercaron al mar. Desprecian la Costa Atlántica, sus preferencias estibales tienen más que ver con la Polinesia, el Caribe o el Mar Mediterráneo, allà donde también afloran escondites financieros en el que protegen una parte enorme de la riqueza que saquean de la Argentina sin tributación alguna.
“Hay que construir un nuevo pacto fiscal” repetÃa un empresario que se quejaba de la presión impositiva. “Orden Fiscal” reclamó Patricia Bullrich que sigue exhibiendo debilidad y dificultades para exponer sus ideas en forma coherente.
Si en Argentina hubiera “orden fiscal”, la enorme mayorÃa de los concurrentes al Coloquio de Idea estarÃan presos.
Viejos conocidos
El coloquio de IDEA es un espacio de reunión del establishment económico que opera en el paÃs, y se autodefine como “la voz activa del empresariado argentino”.
“El IDEA fue creado en 1960 por iniciativa de trescientas empresas lÃderes. Los tradicionales coloquios anuales comenzaron en 1965. La primera edición se realizó en un curioso lugar: la Base Naval de Puerto Belgrano. Un año después, la dictadura de OnganÃa destituirÃa a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, disolverÃa y confiscarÃa bienes de partidos polÃticos e intervendrÃa sindicatos y medios de comunicación. Las compañÃas integrantes de IDEA apoyaron fervientemente el “proyecto modernizador” impulsado por la autodenominada “Revolución Argentina”. Para el elenco golpista, la “partidocracia” era un obstáculo para el desarrollo económico” supo describir Diego Rubinzal.
Los tÃtulos rimbombantes suelen caracterizar los espacios jactanciosos en los que se reúne el sector empresario. “Modernización”, “desarrollo sostenible”, “empleo de calidad”, “el futuro de la educación”, suelen ser tópicos que se insertan en el tÃtulo para desarrollar luego la tesis que concluye inevitablemente en reducir al Estado a su mÃnima expresión, erradicar el cobro de impuestos y flexibilizar las condiciones de trabajo para garantizar la rentabilidad empresaria.
Representaciones
En definitiva, en el coloquio de IDEA y en los ámbitos de lobby empresarial, lo que se defiende es la agenda de los sectores con mayor poder económico del propio sector empresario. Lo que resulta absolutamente descabellado es la sobrerepresentación que encuentran en la clase polÃtica argentina. Una minorÃa reducida, frente a las urgencias de una mayorÃa invisibilizada de la agenda electoral que quema hojas el calendario.
Un abismo social separa los vuelos privados de los carros que apilan cartones; el chill out de las bodegas de la música en el parlante atado a la bicicleta; el carro de golf del cajón donde se arroja el pescado tras pasar por el cuchillo del fileteador; el “desayuno de espiritualidad” del rosario que cuelga del cuello de un pibe que pide algo de ropa para vender en la feria; la cena de “ocho pasos” al guiso en el comedor; la merienda en el Sheraton, de la copa de leche del merendero.
En un lado del abismo, una minorÃa que se lleva la atención de toda agenda polÃtica. En el otro extremo, atrapada en un dolor social insoportable, una mayorÃa invisibilizada, una porción de pueblo que acuña su propio lenguaje, que pocos hablan, que se comunica en forma incomprendida por los analistas de marketing electoral y que tiene esperanzas de supervivencias reducidas en el horizonte de sus expectativas que no llegan a entrar en el “focus group” de ningún chanta fabricante de encuestas.
Un abismo social con contornos que no parecen extraÃdos del mismo cuerpo social.
En el exacto punto medio entre el estilo de vida a un lado y otro del abismo social que escandaliza a cualquier persona de bien, están las excéntricas escapadas en yate de un funcionario público, cuya foto sorprendió y conmovió los sloganes de campaña, pero que no puede causar sorpresa ni escándalo en ningún integrante de la clase polÃtica.
En el exacto medio de ese abismo social habita una clase polÃtica que aspira a acortar distancia con los carros del golf y los vuelos privados, antes que aproximarse a sentir el dolor ajeno como propio en un cuerpo social lascerado por las injusticias.
Un exacto medio en el que habita una clase polÃtica que comprende mejor las expectativas de la minorÃa, que los padeceres de la mayorÃa. Un exacto medio en el que se uniforman representaciones polÃticas más allá de las grietas electorales que matizan una democracia que poco importa a la minorÃa capaz de despreciar la presencia de un presidente en el evento que convocan.
Un exacto medio plagado de licencias éticas y morales que afloran como cardos en el desierto ideológico al que una clase dirigente condenó al peronismo, no pueden sorprender a nadie. Siquiera a quienes hacen culto a la disciplina ética y escapan de las obsenidades cotidianas que se exhiben impunemente ante una militancia que soporta desatinos y, siempre, termina pagando las consecuencias.
En ese exacto medio, habita el chivo expiatorio de las culpas de esa clase dominante que limpia su basura y las deposita en la representación polÃtica como instrumento para mantener privilegios y blindar un futuro en el que puedan maximizar sus expectativas económicas.
Cuando ésta edición esté circulando, al “Coloquio” en el que si se les cae una IDEA le rompe un pie, habrá terminado. Y estará por comenzar un debate presidencial en el que los proyectos de paÃs se discuten poco y nada. Faltarán semanas para que las urnas vuelvan a depositarse en las aulas de todo el paÃs, para elegir un Presidente, y nada más que eso. Y nada menos.
Una oportunidad para que la racionalidad impere y el sistema polÃtico aporte a su supervivencia descartando las opciones delirantes del terreno y abra la oportunidad de un triunfo de la debilitada Unión por la Patria.
Lo trágico serÃa confundir la necesidad de suprimir los delirios de Miliei y las opciones de extermino de Bullrich, con la adhesión a un proyecto polÃtico expuesto por Sergio Massa que resulta peligrosamente distante de las expectativas populares de esa mayorÃa invisible, a la que dificilmente se le pueda hablar con el lenguaje retórico del marketing y el oportunismo.