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Historia Nativa: Las líneas de Mayo


27 de mayo de 2023

Hay fechas en el calendario patrio que invitan a la reflexión o a especular sobre “lo que pudiera haber sido si?”, siendo el 25 de mayo, posiblemente, la que más suscita acercamientos al respecto. Como toda fecha bisagra en la historia, logra concitar varias líneas y posiciones que se enfrentan no solo en ese mismo momento, sino, y, sobre todo, en los debates políticos que le sucederán a lo largo del tiempo. Es por esto, que el único tiempo posible en la historia es el presente y no el pasado.

David Acuña

Confrontación y síntesis resultante de aquel 25 de mayo de 1810 fue el enfrentamiento que Cornelio Saavedra, Mariano Moreno y el pueblo movilizado por French y Beruti tuvieron con las fuerzas restauradoras del virrey Cisneros, el obispo Lué y el esclavista José Martínez de Hoz quien cuatro años antes no había dudado de apoyar el corto gobierno británico en Buenos Aires administrando para ellos la Aduana. Coherencia cipaya la prosapia Martínez de Hoz de estar siempre a favor de todo coloniaje.

Confrontación y síntesis resultante de un 25 de mayo, pero de 1809, fue el levantamiento popular en Chuquisaca con apoyo de los claustros universitarios para destituir al presidente de la Real Audiencia y formar una Junta de Gobierno revolucionaria que desplazara a los sectores absolutistas. Síntesis que se vuelve a expresar el 25 de mayo de 1811 a las puertas de Tiahuanaco, cuando Castelli proclama que “los indios son y deben ser reputados con igual opción que los demás habitantes nacionales a todos los cargos, empleos, destino y honores y distinciones por la igualdad de derechos de ciudadanos, sin otra diferencia que la que presta el mérito y la aptitud”. Línea de igualitarismo radical que es seguida por San Martín y Güemes apoyando la propuesta belgraniana de una monarquía constitucional incaica como forma organizativa de las Provincias Unidas de Sudamérica.

Manuel Belgrano, que también entiende al Estado como planificador de la esfera económica señalará la importancia de defender lo propio ante lo foráneo sosteniendo que “Las restricciones que el interés político trae al comercio no pueden llamarse dañinas. Esta libertad tan continuamente citada, y tan raramente entendida, consiste sólo en hacer fácil el comercio que permite el interés general de la sociedad bien entendida. Lo demás es una licencia destructiva del mismo comercio […] El modo más ventajoso de exportar las producciones superfluas de la tierra es ponerlas antes a obra o manufacturarlas […] La importación de mercancías que impide el consumo de las del país, o que perjudican al progreso de sus manufacturas y de su cultivo lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación […] La importación de las mercaderías extranjeras de puro lujo en cambio de dinero, cuando este no es un fruto del país, como es el nuestro, es una verdadera pérdida para el Estado”.

Esta es la línea revolucionaria, popular, americanista, igualitaria y de fuerte defensa del desarrollo autocentrado que será combatida por Rivadavia, Sarmiento, Mitre, Krieger Vasena, Martínez de Hoz, Alsogaray, las juntas militares, Cavallo y Macri, se encarna en Facundo Quiroga, Hipólito Yrigoyen, Juan Perón, Cámpora y la juventud revolucionaria de los 70 y quienes resistieron al neoliberalismo en los 90. Línea histórica e interpretativa que será retomada por Néstor Kirchner hace 20 años enfrentando al FMI, desbaratando el ALCA, hermanándonos con nuestros vecinos en la UNASUR y generando las condiciones para una más justa redistribución de la riqueza, nuevos derechos civiles y un crecimiento de la matriz productiva del país.

Este 25 de mayo, luego de un Te Deum de rigor, Alberto Fernández, delarruesco presidente de salida, dio paso a una plaza colmada de militancia que escucho a Cristina Fernández señalar en cinco sucintos puntos una especie de programa para la acción de un próximo gobierno.

El primero de ellos tiene que ver con la revisión de una deuda externa impagable en las actuales condiciones, que, asumida por el gobierno anterior, pero también convalidada por el actual, ha servido para cederle al FMI nuestra soberanía sobre el diseño de la política económica y social. Lo cual vuelve a la deuda externa aún más odiosa.

El segundo punto esbozado es la necesidad de establecer una alianza de desarrollo productivo entre el sector público y privado que genere agregado de valor a nuestros recursos con trabajo argentino e incorporando tecnología.

La tercera cuestión tiene que ver con no dejar en manos del capital trasnacional el control del mercado la extracción de recursos naturales volviendo a colocar al Estado en su rol de planificador económico permitiendo un desarrollo nacional generando riqueza con salarios al alza.

El cuarto punto expuesto es la necesidad de avanzar en una reforma democratizante del Poder Judicial hoy en manos de una verdadera aristocracia al servicio de los grupos concentrados de poder.

Y, por último, Cristina hablo de la necesidad de establecer un nuevo pacto democrático entre las fuerzas políticas del país. Donde, agregamos nosotros, se vuelva a rediscutir el concepto y alcances de lo que hoy llamamos democracia y se expresa en una Constitución que no se ajusta a las necesidades de una verdadera agenda de desarrollo patriótico.

Ojalá, que los notables análisis con los que Cristina nos tiene acostumbrados, puedan ser convalidados con una práctica conducente en el ejercicio del poder del Estado, ya que, en estos últimos cuatro años brillaron por su ausencia. Y, recurriendo a la imagen del bastón de mariscal en manos del cuerpo colectivo militante que afloró en su discurso, sí creemos sumamente necesario profundizar la organización popular como única forma de transformar las estructuras sociales injustas encaminándonos a una verdadera democracia donde el gobierno haga lo que el pueblo quiere y defienda un solo interés: el del pueblo.

 

David Acuña

David Acuña, historiador, profesor y militante peronista. 

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