El candidato es Massa
24 de junio de 2023
Ni el programa, ni el proyecto, ni el consenso, ni ocho cuartos. Como anticipó Macri en Davos hace ocho años atrás, el candidato es Sergio Massa. Síntesis de unidad en una alianza conducida por el Partido Justicialista y tras ejecutar un programa económico con la fortaleza política otorgada por Cristina Kirchner. No hay sorpresas, hay apenas lógicas consecuencias.
Al filo del cierre de ésta edición se terminaron de confirmar las fórmulas que competirán en representación de las dos fuerzas electorales con vocación de acceder a la conducción institucional del gobierno durante los próximos cuatro años.
En las filas de la alianza conformada en Juntos por el Cambio hubo pocas sorpresas. Horacio Rodriguez Larreta terminó de completar su fórmula con el carcelero Gerardo Morales, quien viene de padecer sobre los hombros de sus excesos e incapacidades, la primera pueblada de un ciclo que augura un torbellino de conflictos que se ofrecen como mecha en una democracia debilitada por donde se la mire.
Disputará la interna en primarias con la impresentable de Patricia Bullrich, quien se ofrece como látigo discursivo para abroquelar un voto enajenado, contenedora del voto afiebrado por la catarata permanente de estupideces que repite el antiperonismo en nuestro país. Le ofreció la vicepresidencia a un ignoto radical, recientemente derrotado en Mendoza, Luis Petri, quien ostenta sueños húmedos de fascista, pero no supera los límites de su propia apariencia pusilánime.
Juntos por el Cambio no sorprende. Es apenas la oferta de látigo y represión para garantizar las condiciones de un ajuste que presentan como inevitable. Aspira a construir su victoria sobre las cenizas del fracaso del gobierno de Alberto Fernández, y apañado por el desierto de debate político que se instaló en los últimos años en nuestro país. En esos dos factores se anclan las expectativas de gobierno.
Todas las aristas de Juntos por el Cambio se ofrecen como representantes políticos de los intereses económicos de las principales corporaciones que operan en nuestro país. Han jurado disciplina al programa de miseria planificada del FMI y se han ofrecido como representantes de las expectativas geopolíticas de Estados Unidos.
En la interna, a su vez, quien mayores garantías de éxito ofrece para los intereses extranjeros, es un empleado que hace años profundizó experiencias en tierras norteamericanas. Horacio Rodriguez Larreta, aquel jóven funcionario menemista, ha forjado hasta aquí los méritos para ser un contendiente a la presidencia en representación de las pretensiones de los Estados Unidos.
En Unión por la Patria, bien entrada la noche, se terminó de conocer que se presentará con una fórmula de consenso en las PASO. Sergio Massa será, finalmente, el candidato a presidente. Lo acompañará el actual jefe de gabinete, Agustín Rossi como candidato a vice. El sainete de las últimas 24 horas al anuncio, en el que Wado de Pedro era mencionado como candidato junto a Juan Manzur acompañando, le puso sorpresa al anuncio. Pero... analicemos un poco si hay lugar para fingir sorpresa.
“El candidato de Davos”
Hace quince días atrás, en una editorial de InfoNativa, nos preguntábamos “¿Qué ónda con las candidaturas?” En aquella oportunidad nos permitíamos asegurar que las decisiones políticas no son tan líquidas como las pretende presentar una clase dirigiente que demuestra estar en permanente estado de rosca para fingir que hace algo.
Recordábamos en aquella editorial que el 22 de enero de 2016, seis días después que Milagro Sala fuera puesta en prisión por Gerardo Morales, quien llegara al gobierno de Jujuy en una alianza explícita son Sergio Massa, el reciente presidente Mauricio Macri emprendía viaje con destino al Foro Internacional de Davos, allí donde se cocina la hegemonía de Estados Unidos y se materializa el despliegue de intereses de los principales grupos económicos que sojuzgan la economía globalizada de occidente.
¿Qué ónda con las candidaturas?. Lee la editorial anterior completa haciendo click aquí
Hace siete años y medio atrás pasaban cosas que tienen absoluta significación para este presente que hoy parece escrito en una jornada frenética de rosca, pero que encuentra pistas concretas hace mucho tiempo. En aquella editorial recordábamos en éstos términos aquel viaje:
“Acá me acompaña uno de los líderes más importantes de la oposición argentina, Sergio Massa, del partido peronista, con serias posibilidades de terminar siendo quien conduzca el partido peronista en los próximos meses” les dijo Macri a la prensa internacional reunida en Davos.
"El nuevo presidente trajo a un miembro de la oposición con él” destacó por aquel entonces Joe Biden, quien transitaba su último año como vicepresidente de Barack Obama, y empezaba a sospechar que Donald Trump se alzaría con la presidencia.
“La idea de presentar públicamente a Massa como el futuro líder del PJ tuvo un objetivo internacional” narraba el por entonces entusiasta escriba de Infobae, Fabián Doman, mucho antes de ser vocero de José Luis Manzano y fracasado presidente de Independiente. “Por eso Macri con Massa. Y por eso Massa será el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados. Nada librado al azar” destacaba en una nota que desnudaba el agrado de Estados Unidos con la posiblidad de encontrar en el gobierno que arrancaba Macri, el germen de una alternancia que trabajara alineado a sus intereses geopolíticos.
Así lo entendió Massa, quien no demoró en señalar ante la prensa internacional: “Fui presentado como un líder de la oposición que participaba para garantizar que la Argentina empieza a recorrer una nueva senda en la que si hay alternancia en el gobierno tendremos continuidad de las políticas publicas".
En aquel viaje a Davos, Macri y Massa mantuvieron reuniones con Joe Biden, el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu y el entonces primer ministro británico Camerón.
"Dígame, ¿el peronismo va a evolucionar o seguirá involucionando?", le preguntó Cameron a Massa. No consta en la crónica de Doman la respuesta del hoy Ministro de Economía. Biden se mostró con más confianza con Massa que con Macri, relataba otro cronista del viaje. Infobae, por su parte, contaba la infidencia que “durante más de media hora Biden y Massa se quedaron conversando a solas. Ya se conocían: en 2014 habían cenado juntos en la casa de un amigo común”.
Pero más allá de lo protocolar, el viaje tenía un objetivo específico: “Voy a acompañar al Presidente para traer inversiones” relataba Massa, quien tenía el objetivo de la extranjerización de nuestra economía como meta clara en su horizonte estratégico.
Por aquellos años, el gobierno de Macri esperaba construir los gestos y decisiones que permitieran volver al ciclo de endeudamiento externo que caracterizó a su gobierno. Massa auxilió en el Congreso para eliminar las leyes de pago soberano. Y colaboró en cada una de las negocaciones a su alcance, para que el país retorne al FMI, asumiendo una condena sobre su economía.
“Si somos socios del FMI tenemos que cumplir con los requisitos; es como si sos socio de un club, tenés que pagar la cuota" le había dicho Massa a la agencia pública de noticias Télam tras su viaje a Davos, donde se anunció que el país regresaría a cumplir con las auditorías del artículo 4to del FMI, preludio del posterior escandaloso crédito y garantía de la dependencia económica de nuestro país.
La oligarquía argentina, el poder económico extranjero y las potencias occidentales, han tenido en nuestro país representantes políticos a la altura política del daño que ocasionaban. Claramente no es el caso de Mauricio Macri, quien no se caracteriza por ser una luminaria, aunque con su precaria idiotez se las arregló para causar un daño terrible a nuestra Patria y al destino material de nuestro pueblo.
Y aún así, hace siete años y medio atrás, ya había comenzado a ejecutar una estrategia para condicionar los destinos de este país.
Lejos de la estridencia que hoy caracteriza el cierre de listas, Macri había presentado un destino de alternancia entre la fuerza política que fundara y un peronismo que pudiera ser hegemonizado por un personaje como Sergio Massa.
Siete años y medio después, Cambiemos sigue siendo un instrumento opositor al servicio del poder económico y el extranjero. Y Massa no es el jefe del Partido Justicialista, pero es quien conduce los destinos de una alianza que comparte con el kirchnerismo y el conjunto del PJ.
Entre un peronismo obediente con los intereses norteamericanos, como alguna vez expresó Menem y hoy caracteriza la acción política de Massa, y la continuidad de una alianza opositora en la persona de Larreta o Bullrich, transita la parte principal de las expectativas de un próximo gobierno.
“Alternancia” decía Macri. “Alternancia” celebraba Massa. Y el FMI como gendarme para tutelar las decisiones económicas que comprometan el destino de nuestro país. Nada de eso se va a decidir en los próximos días, es apenas lo que decidió el poder económico hace un largo tiempo, y las fuerzas populares no pudimos, no supimos o hay quien tampoco quiso, lograr detener.
“Massa es el candidato de Davos”, sostuvo un 24 de enero de 2016 el Diputado Nacional, Máximo Kirchner. En diálogo con Página 12 dijo que la proclamación que había hecho Macri de Massa refleja “una expresión de deseo” por parte del entonces Presidente y “la necesidad urgente de contar con cómplices para aplicar el plan económico que se está aplicando”.
“Massa ya tiene quien lo promueva” se titulaba la nota. Hace siete años y medio atrás, en Página 12.
“Un programa”
Sergio Massa se ubicó estratégicamente detrás de Cristina Kirchner durante el acto celebrado por la vicepresidenta el pasado 25 de mayo. En aquella oportunidad Cristina propuso ejes de un programa que debía ser la base fundacional de una nueva dirigencia política.
Lo cierto es que el famoso programa que evita las “aventuras individuales”, tiene menos solidez que la alianza construída con Sergio Massa y que lo transformara en el hombre clave de la conducción económica de los destinos del país desde hace largos meses.
Durante estos largos meses al frente del Ministerio de Economía, Sergio Massa ejecutó con firmeza y determinación el programa del Fondo Monetario Internacional que el kirchnerismo decía que había que modificar. Fue más severo aún que Martín Guzmán en el ajuste sobre el gasto público. Es eficaz para asegurar a Estados Unidos prerrogativas económicas en los sectores estratégicos de nuestros recursos.
Sergio Massa ejecutó un programa en la vida real del conjunto de los argentinos, que importa una devaluación muy grande de nuestra moneda, un deterioro en el ingreso popular y los salarios y un ajuste sobre el sector público que deja a Juntos por el Cambio sin mas argumentos que ofrecer un destino miserable y asegurar palos para quien lo enfrente.
El programa en la vida real, era la agenda política y económica de Sergio Massa. La candidatura consensuada en la noche del viernes 23 de junio, apenas cristaliza una decisión que se tomó hace ocho años atrás, y que el único dique de contención que puede encontrar, es en la capacidad de nuestro pueblo de canalizar adecuadamente el hartazgo con una dirigencia política que finge alternancia, esboza discursos agrietados y ejecuta programas monótonos donde las mayorías están siempre en los margenes de las prioridades.
Pensar la Patria
Durante las próximas jornadas, la militancia que vivía con expectativa la decisión de Cristina, habrá de atravesar desilusiones, desencuentros y finalmente encontrará algún cauce para justificar su voto. Otros, escondidos en alguna lista sábana, o expectantes de quedar contenidos laboralmente en la dinámica política, habrán de encontrar algun laberinto justificativo de sus acciones.
Apologías al pragmatismo, apelaciones berretas a las relaciones de fuerza negativas y otros apotegmas menemistas para justificar decisiones poblarán el manojo de excusas que habitarán el debate político.
Lo que aparecerá lejano para la militancia es el debate sobre la Patria que soñamos. Esa discusión olvidada por una dirigencia que parece resignada a que nuestro pueblo viva para la mierda en un país plagado de riqueza.
La necesidad de nacionalizar el comercio exterior en un país que produce dólares que se quedan atrapado en el balance de las multinacionales, la necesidad de pensar un modelo de sustitución de importaciones para generar trabajo genuino, el desafío de conquistar justicia social en la capacidad de planificar nuestra economía en relación a los intereses comunitarios y los desafíos de la producción popular y no de las riquezas de nuestra tierra que demandan en el extranjero.
Nuestra Patria, rica en energía, proteínas, minerales, alimentos, tierra y calidad humana, no merece una dirigencia que tenga miedo, viva postrada o sencillamente trabaje para intereses que la condenan a un destino de miseria planificada.
Los tiempos de las próximas elecciones expresarán una crisis en sí misma. Un tiempo marcado por el desencanto con una democracia vacía y una dirigencia que no está a la altura de su responsabilidad histórica.
Se aproximan tiempos complejos, pero ahí donde la historia se pone oscura, aparece nuestro pueblo para edificar lecciones indispensables.
El pueblo de Jujuy acaba de encender todas las alarmas de una democracia electoralizada que no representa la voluntad de la mayoría, en la que no se aprecian matices en las fuerzas políticas que se ofrecen como alternancia electoral.
En tiempos oscuros, entonces, Fe en el pueblo.
Militancia es construir organización popular, militancia es apostar por las convicciones. Las certezas se encuentran en el sentido histórico del peronismo, en la construcción de una agenda patriótica que ponga en el horizonte de nuestros desafíos la liberación nacional, la grandeza de nuestra Patria y la felicidad de nuestro Pueblo.
En ese camino andaremos. Construyendo certezas colectivas, hasta que todo sea como lo soñamos.