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Con el alma en Boedo


22 de junio de 2024

En la Antigua Grecia no había peor castigo que el ostracismo para el hombre, incluso peor que la muerte, ya que eso significaba el exilio de la tierra en donde habita tu corazón, esto mismo le pasó al Club Atlético San Lorenzo de Almagro cuando una dictadura sangrienta obligó a la institución a vender su estadio en el corazón de su barrio.

Nicolás Caristina

Casi 45 años del hecho en que la pelota de cuero dejó de rodar en el verde césped del “Viejo Gasómetro”, el predio de avenida La Plata al 1700 se encuentra en propiedad de San Lorenzo, en el cual se pueden observar las viejas columnas de lo que algún día fue el supermercado “Carrefour”, los hinchas del “Ciclón” no podían ni siquiera pasar por al lado de esta multinacional y evitar que una lágrima se derrame sobre su mejilla al recordar que en ese terreno se empalmaban los tablones de madera que hacían temblar a una ciudad.

Durante cuatro décadas este terreno le pertenecía a la famosa empresa francesa de supermercados, pero volvió a ser propiedad de San Lorenzo, tras una larga lucha de los hinchas que duró muchísimos años. El primer paso fue crear una Subcomisión del Hincha” para recalcar la idea de que volver a Boedo era posible, a pesar de que muchos fanáticos lo veían como una utopía. Esta idea comenzó a calar hondo en las escaleras de la tribuna azulgrana ya que caía al unísono un canto que decía: “A Boedo vamos a volver, por la vuelta todo daría”.

Corría el año 2012, el club se encontraba en una situación muy difícil en la cual se ubicaba en los últimos puestos al borde del descenso. A pesar de ello, los hinchas siguieron con su lucha y presentaron en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley, que consistía en la restitución histórica de los inmuebles que fueron vendidos a la fuerza en el último gobierno de facto, en ese proyecto se encontraba el predio de avenida La Plata, el corazón de todo cuervo. San Lorenzo empezaba a darle vuelta el partido a Carrefour, ya que la ley salió con 50 votos positivos y ningún voto jugó en contra del sentimiento. Uno no podrá olvidarse de las lágrimas de los “cuervos” más longevos al pensar que el sueño de volver a su tierra estaba cerca, aunque faltaba mucho camino por recorrer.

Asimismo, esta ley obligaba a la multinacional a vender el terreno al conjunto de Boedo, no fueron negociaciones sencillas como lo es una compra de cualquier jugador. Tenías que negociar contra el verdugo de esta historia para poder recuperar tu corazón, estas tratativas fueron tan dificultosas que duraron siete años, y en ese tiempo varios hinchas emprendieron su viaje para alentar a San Lorenzo desde el cielo y se fueron sin volver a ver al “Wembley” porteño en su lugar.

Llegó el día que San Lorenzo le dio vuelta el partido a la empresa francesa, el 6 de mayo de 2019 quedará marcado en la retina de los hinchas, ya que Carrefour cerró sus puertas definitivamente y abría paso a un “ciclón” que no iba a parar hasta volver a levantar los escalones en Boedo. Dos meses después, desde el club organizaron una vigilia multitudinaria, en donde se reunieron más de 100.000 almas azulgranas para volver a reconstruir ese corazón que fue despedazado por una

dictadura que poco le importó el sentimiento y se aprovechó de un club con una crisis económica para sacarle lo más preciado, su hogar.

En la memoria del pueblo argentino nunca se olvidará al último golpe cívico-militar, que no solo desapareció a más de 30.000 personas, torturó embarazadas, dejaron a bebés sin sus padres, a los cuales les arrebataron su identidad, sino que también se llevaron un estadio que reunía en cada fin de semana la pasión de los hinchas de San Lorenzo. Osvaldo Cacciatore, fue el gran culpable de este destierro, ya que ocupaba el cargo de jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero sin ser nombrado por el pueblo, él y sus sequitos se aprovecharon de la difícil situación

económica que atravesaba el club para obligarlos a vender el terreno con la excusa de construir dos calles que atravesarían dicho predio.

Esas calles nunca se construyeron, sino que fueron un fantasma para hacer negocios con la multinacional francesa y venderle este predio para edificar uno de los supermercados más grandes de la ciudad. Esta medida que tomó el gobierno de facto fue un robo a la identidad de los hinchas de San Lorenzo, tan es así que la crisis del club se agudizó y a los dos años descendió a la segunda categoría del fútbol argentino por primera vez en su historia. Pero poco le importó a la gente del “ciclón” ya que colmó cada estadio que tenía que alquilar para ser local, y rompió todo tipo de récord en venta de entradas.

45 años después quedó demostrado que las utopías pueden convertirse en realidad, además de que la identidad y el alma permanecerán en el mismo lugar pese al ostracismo sufrido. Con el tiempo sus calles se convirtieron en sus venas, y el barrio su corazón.

Nicolás Caristina

Estudiante de periodismo

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