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Comando Sur, granos y energía: postales de la dependencia


03 de mayo de 2025

Otra visita del Comando Sur a nuestra tierra, y van. La bandera norteamericana flamenando en Ushuaia, capital de nuestras Islas Malvinas. Una base naval, ejercicios militares y la seguridad norteamericana impuesta como prioridad nacional. Privatizaciones y estadísticas que desnudan el deterioro dramático de la autonomía nacional.

Fernando Gomez

Alvin Holsey es un almirante de la armada de Estados Unidos, designado en diciembre de 2024 como reemplazante de la generala Laura Richardson al frente del Comando Sur (Southcom). El día miércoles 30 de abril llegó a la Argentina e inició una intensa agenda de actividades que comenzó con una reunión en la Casa Rosada en la que se fotografió exhibiendo a Javier Milei sentado delante de una motosierra.

Una vez obtenida la fotografía que demuestra la subordinación política de la administración nacional, Holsey se trasladó a Ushuaia, ahí donde Estados Unidos está proyectando una base naval integrada, con el esfuerzo económico de la Argentina y para despliegue de sus intereses geopolíticos en el Atlántico Sur y nuestra Antártida.

No hace falta abrazar una teoría de la conspiración para advertir que en el contexto de una rimbombate disputa integral con China que lleva adelante Estados Unidos para evitar seguir retrocediendo en el tablero geopolítico, el Atlántico sur, la proyección antártica y el carácter bioceánico de la región cobran una relevancia estratégica notable.

Hace exactamente un año, Javier Milei, disfrazado de militar, acompañaba en forma nocturna a la generala Laura Richardson a Ushuaia. Fue allí que se anunció la gestión conjunta con la OTAN de la base naval integrada, asegurando que la potencia aliada a Gran Bretaña, controle en forma absoluta una porción indispensable en cualquier diseño geopolítico de control del Atlántico Sur.

Sin ir mas lejos, Holsey llegó a la Argentina cuando aún flotaba el olor a pólvora del cuarto ejercicio militar ilegal de Gran Bretaña en nuestras Malvinas, que incluyó la presencia de fuego real y drones.

Es necesario, en tiempos donde las noticias importantes quedan sepultadas bajo toneladas de basura informativa, refrescar algunas circunstancias. Laura Richardson, mucho más proclive a la exhibición mediática, es aquella generala que se mostraba con diálogos fluídos con el conjunto de los actores de gobierno del Frente de Todos. La generala que se reunió con Alberto Fernández, con Cristina Kirchner y que visitó con frecuencia este país advirtiendo sobre la injerencia China, aún antes que Javier Milei fuera depositado en la presidencia.

Aquella generala fue quien sostuvo que “¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, está el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo se encuentra en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile”. En aquella oportunidad recordó que “las reservas de petróleo más grandes, incluidas las de crudo ligero y dulce, descubierto frente a Guyana hace más de un año. Tienen los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro”. Precisó que este continente tiene “el 31 % del agua dulce del mundo en esta región”. Por todo esto, Latinoamérica le interesa a Estados Unidos, ya que “tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego”. 

Su sucesor, menos proclive a las luces de la vidriera mediática, no deja oportunidad en la que recordar que “El Comando Sur está al frente de la competición estratégica. Nuestros adversarios han establecido una fuerte presencia, poniendo en peligro la seguridad y la estabilidad en todo el continente americano. La República Popular China y Rusia (…), pretenden socavar la democracia, al tiempo que ganan poder e influencia en la región”.

A las amenazas de potencias extranjeras enemigas de Estados Unidos, el Comando Sur no deja de identificar como problemas para la región a las organizaciones criminales transnacionales (OCT) y a las  organizaciones extremistas violentas (OEV), las que según el visitante Holsey aprovechan la falta de presencia norteamericana y “crean y explotan este entorno permisivo, al tiempo que socavan el Estado de derecho y perturban las funciones legítimas de los gobiernos. También existen amenazas transfronterizas; desde la migración irregular, el cambio climático y la erosión de las democracias, hasta la inseguridad alimentaria y del agua”.

La visita de Holsey tiene lugar una semana después del acuerdo con el FMI, la visita del Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y las frecuentes giras internacionales de funcionarios de toda línea que grafica con su prensa la embajada de Estados Unidos en nuestro país.

Una radiografía de la subordinación política nacional a los intereses geopolíticos de Estados Unidos, que está traspasando todo límite conocido y exhibiendo la falta total de autonomía nacional en el sistema de tomas de decisiones políticas y económicas.

 

Alimentos y energía, a disposición

A las visitas de alto contenido colonial, le suceden un interminable tendal de anuncios que muestran la dependencia económica del país y la ofensiva para profundizar la entrega del escaso patrimonio que aún perserva el Estado.

Con el cierre de marzo, la campaña 2023/24 de soja llegó a su fin, completando así el ciclo comercial para todos los principales cultivos: trigo y cebada finalizaron en noviembre del año anterior, girasol en diciembre, mientras que maíz y sorgo lo hicieron en febrero de este año. En ese contexto, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario permitió cotejar que tres multinacionales (Viterra, Cargill y COFCO) manejaron el 40% de las exportaciones de granos y subproductos.

La canadiense Viterra, la norteamericana Cargill y la china COFCO lideraron las ventas al exterior durante la campaña 2023/24 de los principales cultivos, según los registros de las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE). La totalidad del comercio exterior se encuentra en manos de grupos económicos, la mayoría extranjeros.

El dato no sorprende. Desde hace cuatro décadas en nuestro país el comercio exterior, sus puertos, la dinámica productiva de nuestro suelo y la propiedad de la tierra y sus arriendos, está marcada por la hegemonía absoluta del capital extranjero en el control de la principal riqueza de un país condenado a la primarización de su economía.

Esta semana, además, vio la luz el decreto que avanza hacia la segunda etapa para asegurar la privatización de ocho empresas estatales. Entre ellas, Energía Argentina S.A. (ENARSA).

ENARSA es dueña del 50% de CITELEC junto a Pampa Energía de Marcelo Mindlin. CITELEC es la controlante de Transener, la empresa que opera la mayor red de alta tensión de energía de la Argentina, por ser la controlante de su principal paquete accionario, del cual el 18% restante se encuentra en manos del Anses y el resto cotiza en bolsa.

Enarsa, además del 50% de Citelec, controla el Gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner), las represas de Santa Cruz (que tienen un grado de avance superior al 30%), el Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA), el 50% de la terminal de GNL de Escobar (el otro 50% es de YPF) y la mayoría accionaria de las centrales térmicas Manuel Belgrano (Campana, Buenos Aires) y José de San Martín (Timbúes, Santa Fe).

La licitacion internacional con la que se pretende privatizar ENARSA es la herramienta con la que se busca dar otro paso hacia el abismo por el que se cae la soberanía energética de nuestro país.

Con mucha menos resonancia que las privatizaciones, pero con la efectividad de las decisiones tomadas en el marco del actual saqueo económico de la Argentina, la Secretaría de Energía autorizó al consorcio Southern Energy, que encabeza Pan American Energy, la libre exportación de gas por los próximos 30 años con destino al buque gasificador que la noruega Golar instalará en el Golfo de San Matías, con el único fin de asegurar el abastecimiento energético en el extranjero para beneficio económico corporativo de empresas extranjeras.

Es la primera vez en nuestra historia que se autoriza libre exportación en firme de gas por 30 años. Tres décadas por delante del destino extranjero de nuestra energía.

 

Responsables en la miseria

Dos factores coadyuvan en ésta coyuntura para que la profundización de la extranjerización económica de nuestro país sea tan escandalosa y la pérdida de autonomía política esté entrando en una fase de extrema gravedad.

El primero es la ausencia de un gobierno nacional. El poder ejecutivo fue asumido por una fuerza política que se asemeja más a un circo de fenómenos que a un entuerto de profesionales de la política, buscavidas y malandras, como solía hegemonizar el hábitat sistémico de los partidos políticos con pretensiones de reducir la democracia y su producción política a las refriegas estéticas propias de la contienda electoral.

Sufragismo de nombres y representación delegada a esos nombres ungidos por nombres anteriores fueron vaciando el debate político de ideología, proyecto, sentido y realidad efectiva.

La construcción de escenarios políticos para proyectar nombres, construir colectivos para batallar en elecciones, reducir el poder a la incrustación de un nombre en una lista y utilizar el magro poder del sufragio para buscar transformar ese poder en más cargos, son algunos de los antecedentes necesarios del estado de situación dramático que atraviesa la dinámica de producción política en la Argentina.  

La combinación de las limitaciones de la democracia formal, sumado al tiempo presente caracterizado por el acelaracionismo de las grandes corporaciones tecnológicas en transformar sus productos comerciales en ordenadores de la vida social en todo occidente, han operado como arietes escenciales de una guerra cognitiva cuyas consecuencias fatídicas expone cruda y visceralmente Javier Milei.

El gobierno nacional, es la tercera economía de toda nuestra américa, es ejercido por una persona con evidentes síntomas de padecer trastornos mentales severos, circunstancia que fue exhibida en campaña y no hay reparo en que sea confirmado en cada escenario que se monta en su presidencia. Su círculo de confianza, al menos el humano, se encuentra compuesto por personajes que no pueden conducir eficazmente su propia existencia, menos aún, pueden con una fuerza política que gobierne los destinos administrativos del país.

La ausencia, entonces, de autoridades políticas con las facultades mentales suficientes para ubicarse en tiempo y espacio, es capitalizada por un poder económico que dispone de gerentes, empleados y activos a sueldo de agencias extranjeras de inteligencia, para imponer una planificación económica y política de subordinación del país a los intereses geopolíticos de Estados Unidos y el poder económico que hegemoniza su redespliegue en el conflicto que enmarca su ocaso.

El segundo factor que abona este dramático escenario, es el abandono de toda pretensión liberadora por parte de la dirigencia política del movimiento nacional que se siente mas cómoda administrando la dependencia económica y asegurando umbrales de consumo para una mayoría social, que dando una disputa política frontal con Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña y Europa para alcanzar niveles de autonomía nacional que permitan proyectar la riqueza de este país hacia una estrategia eficaz de desarrollo tecnológico, científico, industrial y productivo que nos ponga en el sendero de un destino soberano.

No es un problema de radicalidad ideológica, ni pretensiones éticas nacionalistas las que aquejan a las demandas soberanas de este tiempo. Es absolutamente urgente que la producción política de las organizaciones populares de la Argentina debata una estrategia efectiva para dar pasos resueltos hacia la liberación nacional de las imposiciones e injerencias de Estados Unidos en nuestro desarrollo.

El grado de subordinación política y la escandalosa extranjerización de nuestra economía así lo exigen.

Fernando Gomez

Fernando Gómez es editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.

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