Pasión por las noticias falsas
Dos informes revelan el moldeo social ejecutado por el tecnofeudalismo en esta etapa de reconstrucción hegemónica en las élites económicas. La democracia ha perdido lo poco que le quedaba de naturaleza en la forma de reproducción sistémica y nuevas formas de abordaje en las dinámicas de despliegue de la dominación, aparecen en el horizonte.
Un estudio recientemente publicado por Irene Cruz, Daniel Ortín y Jaume Suau, de la Universitat Ramon Llull, de Barcelona, presenta los resultados de un experimento en el que se mostraron noticias verdaderas y falsas de distintos medios de comunicación a un total de 2500 participantes de entre dieciocho y 74 años. Los participantes debían decidir si cada noticia era verdadera o falsa y si la compartirían o no. También se les pidió que respondieran a varias preguntas sobre sus pensamientos y creencias, orientación política y circunstancias personales, con objeto de identificar qué factores les influyeron a la hora de dar credibilidad a una noticia y de compartirla. El trabajo de campo se llevó a cabo entre el 9 y el 25 de mayo de 2023 mediante encuestas.
El experimento consistió en mostrar de forma consecutiva a cada participante seis noticias sobre los siguientes temas: género, inmigración, cambio climático, guerra de Ucrania, vacunas contra la covid y violencia sexual. Cada noticia variaba aleatoriamente la combinación de los siguientes elementos: nombre del medio de comunicación, tono del titular (positivo, neutro o negativo), género del periodista, nacionalidad (aparente) del periodista, la inclusión o ausencia de una imagen y, en el caso de incluir una imagen, el tono (positivo, neutro o negativo) de esta.
1. La credibilidad en un medio de comunicación en concreto aumentó la percepción de veracidad de una noticia
Las noticias utilizadas en el experimento se presentaron como procedentes de distintos medios de comunicación españoles —CTXT, El Mundo, El País, Newtral, Okdiario, RTVE y Telecinco— y de un medio de comunicación inventado: Noticias Hoy. A diferencia de los medios reales, que contaban con partidarios y detractores entre los participantes, el medio inventado tendía a obtener más puntuaciones medias.
Los datos muestran que el nivel de credibilidad de los individuos en los medios de comunicación españoles seleccionados y en el inventado fue relevante a la hora de confiar en las noticias presentadas en el artículo. En concreto, la credibilidad expresada previamente en un medio de comunicación aumentó significativamente la probabilidad de que un participante confiara en la noticia presentada por dicho medio. Durante el experimento, esto ocurrió tanto si la noticia en cuestión estaba basada en información real como en información falsa.
Los participantes en el estudio atribuyeron la mayor credibilidad a RTVE (con casi seis puntos), seguida muy de cerca por los diarios El País y El Mundo. Las Noticias de Telecinco obtuvieron una puntuación media de cinco sobre diez, mientras que el medio inexistente Noticias Hoy alcanzó en torno a 4,5 puntos de media. Los medios con menor credibilidad para los encuestados fueron, por este orden, OkDiario, Newtral y CTXT. La revista que llega tarde a las últimas noticias obtuvo la puntuación más baja: 2,7 puntos.
2. Un titular positivo aumentaba la percepción de veracidad de la noticia y la probabilidad de que fuera compartida
Durante el experimento, se compararon tres versiones de titulares. Para cada noticia se crearon tres versiones: una con un titular positivo, otra con un titular neutro y una tercera con un titular negativo. Por ejemplo, para la noticia sobre las vacunas contra el covid, se presentaron los tres titulares siguientes: a) «Estudios recientes sugieren que las vacunas contra la covid pueden comportar efectos adversos leves» (positivo); b) »Estudios recientes apuntan a posibles efectos adversos de las vacunas contra la covid» (neutro), y c) «Estudios recientes cuestionan las vacunas contra la covid por sus efectos adversos» (negativo). Los artículos con titulares positivos recibieron puntuaciones medias más elevadas con respecto a la percepción de veracidad y a la probabilidad de que fueran compartidos que aquellos con titulares neutros o negativos, con independencia de que las noticias fueran reales o falsas.
3. Un mayor nivel de conocimientos previos sobre un tema fue significativo con relación a la probabilidad de compartir la noticia, pero no con respecto a la percepción de veracidad
Las noticias utilizadas en el experimento trataban de temas diversos: el movimiento antivacunas, el cambio climático, el género, la guerra en Ucrania, la migración y los delitos sexuales. Solamente las noticias sobre delitos sexuales eran reales. Los participantes que declararon tener conocimientos previos sobre una noticia (real o falsa) eran más propensos a compartirla.
Sin embargo, se observó que los niveles de conocimientos autodeclarados por los participantes sobre un tema en concreto no permiten predecir de forma fiable su capacidad para detectar noticias falsas. En cambio, los participantes que otorgaron puntuaciones altas de veracidad a estas noticias falsas habían tendido a autodeclarar niveles de conocimientos más altos que el resto de los encuestados. Este hallazgo podría ser útil en la elaboración de políticas de prevención e intervención: es posible que los ciudadanos tiendan a considerar que poseen más conocimientos de los que en realidad tienen, lo que aumenta la probabilidad de que den credibilidad a noticias falsas. Por ello, son cruciales las políticas de alfabetización mediática y las estrategias de verificación factual.
4. Identificarse como de derechas aumentó la percepción de veracidad de una noticia y la probabilidad de compartirla
El autoposicionamiento ideológico se midió de dos formas. Por un lado, los participantes evaluaron su orientación política en una escala que oscilaba entre la extrema izquierda y la extrema derecha; también había una opción “apolítica”. Por otro, debían indicar hasta qué punto estaban de acuerdo con una serie de afirmaciones acerca de sus creencias básicas. Estas afirmaciones permiten situar a los individuos a lo largo de dos ejes: uno que representa el continuo del individualismo-colectivismo y otro que representa el continuo del autoritarismo-liberalismo. Esta forma de medir la ideología ofrece una radiografía muy precisa de las posiciones políticas.
En cuanto a los resultados, ambas medidas apuntan en la misma dirección. En concreto, muestran que identificarse con la derecha o estar de acuerdo con creencias esenciales conservadoras, que tienden más hacia el autoritarismo y el individualismo, aumentaba la probabilidad de confiar en las noticias y de compartirlas, con independencia de que fueran reales o falsas.
El sesgo de confirmación, bajo estudio
Las fake news (noticias falsas) se propagan más rápido y llegan a más personas que las historias verdaderas, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Science. Así, tienen el potencial de dañar a la gente y a la sociedad al propiciar, por ejemplo, la desconfianza en la vacunación. Por el riesgo que esto representa, Guillermo Solovey, investigador del Instituto de Cálculo (CONICET-UBA), se dedica a estudiar cómo funciona y se disemina la desinformación.
“Cuando hay una información que quisiéramos que sea cierta, tenemos una tendencia a creerla. Eso tiene una razón de ser evolutiva y adaptativa del ser humano. Por eso necesitamos más iniciativas relacionadas a cambiar la cantidad de información falsa que circula y educar más al ciudadano”, introdujo el investigador en diálogo con la Agencia CyTA-Leloir.
Solovey disertó en la XXXIX Reunión Anual de la Sociedad Argentina de Investigación en Neurociencias (SAN), que se llevó a cabo días atrás en Buenos Aires. Allí presentó los resultados de una de sus investigaciones, publicada en 2023 en Scientific Reports, acerca de cómo la desinformación funciona particularmente en temas políticos.
La evidencia previa sugería dos factores importantes para explicar por qué las personas creen en noticias falsas. Por un lado, el partidismo, esto es es la lealtad a un grupo ideológico o la identificación con un partido político. Por el otro, la reflexión cognitiva, que es la capacidad de pensar de manera analítica o reflexiva antes de creer en algo.
“Nuestro trabajo se pregunta por qué la gente cree información falsa”, sintetizó Solovey y explicó que, al hilar fino, se pueden distinguir dos situaciones. “Hay quienes creen en cosas que no son ciertas porque son incapaces de diferenciar información falsa, ya sea porque no conoce, no sabe o no puede distinguirla. Es como estar en una parada de colectivo y ves de lejos el 64 y el 39. Si bien llega la información a tu ojo, no tenés capacidad de distinguirlos y te vas a equivocar. A veces vas a decir 39, otras 64 y a veces 69”.
En segundo lugar, añadió Solovey, sucede que hay quienes tienen una tendencia a decir que las cosas son falsas o que todo es verdadero. “Gente muy crédula o muy desconfiada, que necesita tener un nivel de evidencia muy fuerte para aceptar que algo es cierto”, sumó. La idea de su estudio fue ver cómo estos dos escenarios se modifican entre las personas que tienen más capacidad de reflexión cognitiva.
Para ello, el equipo de Solovey realizó una prueba con 1.353 personas que evaluaron si declaraciones verificadas —verdaderas o falsas— hechas por políticos eran ciertas o no. En efecto, encontraron que las personas tienden a creer más en las declaraciones si están de acuerdo con el político que las dijo en una relación clara y fuerte (partidismo). Por otro lado, quienes piensan más analíticamente son un poco más escépticos y tienden a cuestionar más las declaraciones.
Uno de los hallazgos más llamativos del trabajo fue que la relación entre reflexión cognitiva y la capacidad para distinguir entre verdad y mentira no fue ni muy fuerte ni clara. “Quienes tenían más reflexión cognitiva, a la vez poseían un poco más de sesgo partidario, creían en lo que coincidía con sus creencias”, destacó el investigador.
En resumen, aunque pensar de manera crítica ayuda un poco a ser más escéptico, el partidismo sigue siendo el factor más fuerte para que las personas crean en una declaración, incluso si es falsa. “Aunque la persona tenga un alto nivel de reflexión cognitiva, si tiene un partidismo muy alto, no importa que la noticia sea falsa, va a tender a creerla. De hecho, eso se acentúa todavía más si la gente tiene más reflexión cognitiva. Con lo cual, tener más capacidad de pensamiento analítico, pensamiento crítico, reflexión cognitiva en algún punto no es obvio que sea una característica individual que favorece a distinguir qué es verdad o qué es mentira porque en todo caso puede acentuar el partidismo, la tendencia a creer todo lo que coincide con lo que uno piensa”, explicó Solovey.
Respecto a las posibles soluciones del problema de la desinformación, el investigador aclaró que se están estudiando opciones para mitigarlo, pero “todavía no hay una estrategia universal, una llave”. Corregir rápidamente información falsa que circula o preanunciar información falsa que puede circular por las redes es un camino posible. También mencionó a las iniciativas que tienen que ver con educar al ciudadano y dar herramientas de alfabetización digital o mediática. “Son importantes para que la gente esté preparada y pueda encontrar ella también aquello que es falso”, concluyó.
Fuentes. Agencya CYTA y EsferaComunicacional.com.ar