Lo absurdo como normalidad
Relatos fantásticos de un oficialismo encerrado en el laberinto de su propio modelo, diseñado para asegurar el saqueo extranjero en nuestro país y los negocios que parasitan sobre el colonialismo. Una oposición ausente de voluntad e ideas para edificar un proyecto político soberano.
Relato fantástico de un oficialismo encerrado en un laberinto de mentiras, para ocultar un modelo que no tiene otro sentido que el saqueo extranjero. Ausencia total de propuestas de salida por parte de una oposición que evidencia nula voluntad de cambio de modelo y apuesta, únicamente, a que el tiempo los vuelva a acomodar en cargos de gobierno para parasitar la función pública.
El absurdo oficial
El absurdo gobierno colonial vende la ilusión de un país inundado de inversiones extranjeras, por ausencia de regulaciones, en el momento geopolítico de mayor proteccionismo global de los últimos 70 años. La realidad, en cambio, difuma esa bomba de humo libertaria cuando el ingreso de dinero desde el extranjero solo se da con dos fines: actividades extractivas de materias primas y energía, o directo a la especulación del carry trade.
Ambas formas de “inversión” logran un efecto de alivio inmediato en las arcas nacionales, por ingresos de dólares al BCRA, pero resulta efímero y extremadamente negativo dado que, en poco tiempo, el egreso o fuga de capitales es holgadamente superior a la inyección de divisas inicial.
En el caso de las actividades extractivas, las leyes de inversiones extranjeras vigentes (RIGI) permiten exteriorizar el 100% de las ganancias obtenidas por la explotación del suelo argentino. Esto quiere decir que, si hay una inversión de 1,000 millones de dólares, y la misma genera ganancias de 300 millones anuales, al cuarto año se habrán fugado 1,200 millones dejando un saldo negativo, respecto del ingreso inicial que se va incrementado con el tiempo.
Lo mismo, de manera más obscena y veloz, se da con el ingreso de dólares por carry trade. El ingreso de dólares para la especulación financiera genera aumento de reservas y le da la posibilidad al gobierno de mantener el tipo de cambio peso/dólar estable, durante más tiempo, disminuyendo la inflación y generando un clima de falsa tranquilidad económica. Sin embargo, con tasas en pesos superiores al porcentaje de devaluación de la moneda, en un lapso muy breve de tiempo, el “inversor” extranjero dolariza sus ganancias y la fuga a su país de origen.
Ejemplo con capital supuesto y tasas reales de julio / agosto 2025:
- Ingresan 1,000 millones de dólares el 18/07 y se cambian por 1,283,300 millones de pesos argentinos.
- Se invierten en un título de deuda local, LECAP, durante un mes (tasa anual 60%).
- El 18/08 vende el título, resultando un total de $ 1,347,465,000,000 (ganancia por intereses de $ 64,165,000,000)
- Durante ese mes el tipo de cambio fluctuó de 1,283.83 (18/07) a 1,298.83 (18/08).
- El 18/08 cambia el total de pesos por 1,037,445,239.18 dólares y los transfiere a su país de origen.
- En un mes, el inversor extranjero, obtuvo ganancias, pérdida para la Argentina, por más de 37 millones de dólares con una tasa de interés anual en moneda dura superior a la de cualquier lugar del mundo (50%).
En síntesis, ese es el alto costo que paga la Argentina por mantener la ficticia estabilidad en el tipo de cambio y, por lo tanto, en los precios internos.
Gráfico de diferencias de tasas para promover el carry trade:
Como si fuera poco, y dada la feroz velocidad en la que los especuladores retiran sus ganancias de la Argentina, el gobierno acude mensualmente, en promedio, a un endeudamiento externo de 2,000 millones de dólares.
Estos tres motores del modelo de saqueo de Milei, extractivismo, endeudamiento y carry trade, no generan ningún tipo de reflejo en desarrollo económico local al no estar vinculado, de ninguna manera, con una actividad productiva que cree cantidad significativa de puestos de trabajos.
El plan es el saqueo, y su fin inevitable es una crisis en la balanza de pagos, default y devaluación. No hay alternativa.
El absurdo opositor
Ante este caótico escenario, el rol de la “oposición”, naturalmente, debería ser el de proponer salidas a este modelo de saqueo y dar pistas sobre las tareas urgentes para recuperar el rumbo del desarrollo económico en condiciones soberanas. Sin embargo, nada de eso.
No se propone alternativa ante el modelo extractivista y exportador.
No se exponen soluciones a la extranjerización de la economía nacional que confluye en fuga de capitales permanente.
No se define cómo volver a orientar el flujo del ahorro nacional a la inversión productiva.
No se propone, ni mucho menos se detalla, un proceso de industrialización que devuelva el trabajo a los argentinos y fortalezca el raquítico mercado interno.
No se vislumbra una política seria para volver a conquistar soberanía de la mano de la reconstrucción de la logística naval y la administración portuaria.
No se habla de federalismo real al no contar con proyectos de industrias entrelazados y potenciadas por nuevos ramales ferroviarios.
No se discute una geopolítica soberana al no tener una estrategia definida para el posicionamiento de la Argentina y la región, en la multipolaridad emergente.
No se debate la ley de entidades financieras de Martínez de Hoz ni el dominio de corporaciones extranjeras sobre nuestro comercio exterior.
No se puede hablar seriamente de educación, salud, vivienda, jubilaciones ni seguridad, cuando no se tiene un proyecto de desarrollo económico sólido.
No hay proyecto para reconquistar soberanía, no hay trazado un camino hacia la independencia económica. La justicia social solo queda en una utilización marketinera electoral.
No hay oposición. Solo carroñeros a la espera de la crisis que se avecina.
El brutal ausentismo electoral es la respuesta inmediata de nuestro pueblo, la organización popular y la construcción de una herramienta alternativa es la tarea urgente que nos debemos dar para expulsar a saqueadores y oportunistas de la política argentina.
