Las vaquitas son ajenas: récord de exportación, piso histórico de consumo interno
"El gobierno de Javier Milei logró que en las mesas argentinas se coma menos carne, el nivel más bajo en tres décadas. Al mismo tiempo que aumenta el precio en carnicerías, el Gobierno celebra el récord de ventas al exterior. En una muy cuestionada medida, que retrocede medio siglo, habilitó la exportación de ganado vivo". Un informe demoledor de la Agencia Tierra Viva que te compartimos en esta edición de InfoNativa.
“Argentina rompe récords históricos en exportaciones de carne vacuna”, celebró el gobierno nacional al dar a conocer datos de la Secretaría de Agricultura que registraron un total de 935.261 toneladas exportadas de carne vacuna durante 2024 y destacó: “Un hito desde las 981 mil toneladas alcanzado en 1924”. Desde su primeros meses, la gestión de La Libertad Avanza barrió con las políticas de cuotas de exportación para asegurar el abastecimiento interno y eso también impactó en las mesas argentina: el nivel de consumo per cápita es el más bajo de las últimas tres décadas, mientras que la relación entre producción local y exportación es la más alta del mismo periodo, según el último informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de Argentina (Ciccra).
El mismo 26 de febrero en el que el Gobierno celebró el récord de exportaciones, la gestión de Javier Milei publicó un decreto para anular otro de 1973 que prohibía la exportación de ganado en pie para faena. La decisión encendió un alerta sobre el impacto que tendrá en la economía argentina y sobre las condiciones sanitarias y de bienestar animal.
Desde la Federación Rural para la Producción y el Arraigo denunciaron que el Decreto 133/2025 “es otra medida más que atenta contra la industria y la producción nacional”. La organización campesina apuntó que se traducirá en una fuerte caída del empleo en los frigoríficos —que en la actualidad trabajan al 40 por ciento de su capacidad— y que bajará aún más el consumo de carne vacuna, sin generar rentabilidad al sector ganadero.
A favor de la exportación y "la libertad" de no comer carne en Argentina
El dato exportador celebrado por el Gobierno surge del informe de la Coordinación de Análisis Pecuarios de la Dirección Nacional de Producción Ganadera, elaborado con los datos publicados por el Indec, y calcula las exportaciones de 935.261 toneladas equivalentes a res con hueso (Tn EqRc/H), una unidad de medida que se utiliza para comparar las exportaciones de carne con los competidores en el mercado mundial.
Los datos oficiales marcan un incremento de diez por ciento en volumen y de nueve por ciento en valor respecto en la comparación interanual con el 2023, pero con una leve baja de uno por ciento en los precios promedio por tonelada (USD/TnEqRc/H). Las toneladas exportadas viajaron como cortes enfriados y congelados, y productos procesados, a 53 mercados internacionales, once más que en el año anterior. China, la Unión Europea (UE), Israel, Estados Unidos y Chile fueron los principales importadores.
El último informe de Ciccra confirma el récord histórico exportador, aunque lo hace con otro parámetro de unidad: toneladas peso producto (tn pp), medida utilizada por los organismos de información estadística. Según el Ciccra, las exportaciones de carne vacuna sumaron 47.251 toneladas peso producto (tn pp) en diciembre de 2024 y, de esta manera, en el último año alcanzaron el récord histórico de 629.949 tn pp. Con esa cifra, y a pesar de las caídas en los embarques a China y otros países en noviembre y diciembre, el año pasado se exportó 11,8 por ciento más que en 2023 (+66,33 mil tn pp) y se superó en 2,2 por ciento el máximo alcanzado en 2020 (+13,70 mil tn pp).
En paralelo, en las mesas argentinas, el consumo de carne vacuna cayó un 8,1 por ciento en la comparación anual entre febrero de 2024 y enero pasado. Y no solo eso, según el Ciccra, en enero de 2025 la producción de carne vacuna resultó 1,5 por ciento menor a la generada en el primer mes de 2024 y el menor número de cabezas faenadas se compensó parcialmente con una suba del peso promedio. En términos absolutos, la cantidad ofrecida de carne vacuna se redujo en casi 4000 toneladas res con hueso (r/c/h) en los últimos doce meses.
A partir de esas cifras, el informe del Ciccra estima que cada habitante argentina dejó de comer, en promedio, 4,2 kilos de carne por año. Y el 2025 no parece cambiar el rumbo: en el primer mes del año fue equivalente a 47,0 kilos/año, es decir 3,2 por ciento menor que el de enero de 2024. Por lo que la Cámara de industria y comercio del sector resalta que se trata del nivel de consumo más bajo en las últimas tres décadas, que equivale a todo el periódico histórico analizado en el informe.
Otro dato que marca el cambio de destino de la carne argentina es la relación entre producción local, consumo interno y exportación. Según el informe, en base a estadísticas oficiales, la importancia de la exportaciones de carne vacuna sobre la producción total alcanzaron un máximo de 29,1 por ciento en 2024 y se proyectan a un 29,6 por ciento para 2025. Por contraposición, en 2014, el 94, 9 por ciento de la carne producida en el país quedó para el mercado interno.
Otro informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, en base a cifras Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), confirma que el consumo promedio per cápita en la Argentina se encuentra en caída desde la década del 80, cuando comenzó a ser reemplazado por el consumo de pollo y cerdo. Pero el 2024 marcó otro hito: se consumió más carne de pollo que de vaca en Argentina por primera vez en la historia. “Como referencia, el promedio del consumo promedio per cápita en el período 1950-1980 era de 84 kg/hab por año, un 73 por ciento por encima del actual”, apunta el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
La caída en el consumo va en paralelo con la suba de precios informada por el Indec, que en enero mostró una tasa de variación anual del capítulo alimentos y bebidas no alcohólicas del 64,7 por ciento a nivel nacional; mientras que el rubro “carnes y derivados” mostró un incremento del 63,6 por ciento en comparación con enero pasado.
Las vaquitas son ajenas por decreto
Con los bolsillos golpeados y la carne siendo reemplazada por el pollo en las mesas argentinas, el Decreto 133/2025 eliminó la prohibición de la exportación de ganado en pie. Va en línea con la lógica desregulación y de apertura de mercado que guía la gestión de La Libertad Avanza. El decreto, firmado por Meli y el ministro de Economía, Luis Caputo, se apoya en el DNU 70/2023, que eliminó las facultades del Poder Ejecutivo de imponer prohibiciones de importación y exportación económicas.
Como marca histórica y de modelo de país, el decreto recuerda que la orden anulada era potestad de la Junta Nacional de Carnes. Pero bajo el espíritu del DNU 70/2023 propone abrir la exportación de ganado en pie con destino a faena para cumplir con la misión de dar “la más amplia desregulación del comercio, los servicios y la industria en todo el territorio nacional”. El decreto también recuerda que el DNU 70/2023 modificó la Ley de Código Aduanero (22.415) y eliminó la potestad del Poder Ejecutivo de prohibir o restringir las exportaciones o importaciones por motivos económicos.
Esa modificación del Código Aduanero fue aplicada por la gestión de La Libertad Avanza a los pocos meses de asumir para la exportación de carne vacuna, cuando eliminó la prohibición de exportación de siete cortes de carne populares (asado, falda, matambre, tapa de asado, cuadrada, paleta y vacío), que había sido decretada por el gobierno del Frente de Todos en junio de 2021, luego de un cierre total de exportaciones en medio del debate por el precio de la carne, que como las cifras del Indec muestran tampoco pudo controlar.
La exportación de ganado en pie estaba permitida —por ejemplo, la exportación de vaca de lecheras— pero no para faena con destino a consumo. Con esta decisión, Argentina se suma a un modelo de comercialización que Brasil ya realiza hace tiempo y que Uruguay comenzó a desarrollar hace un año. El horizonte de la medida parece ser el sudeste asiático donde la cultura islámica sostiene la tradición del “corte halal”, para el cual precisan realizar la faena bajo sus ritos. Días antes de la publicación del decreto, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), empresarios y frigoríficos participaron de la feria Gulfood en Dubai.
Un punto crítico de la exportación en pie es que se realiza a través de grandes barcos jaula que ya han recibido denuncias y críticas a nivel global por el maltrato animal y los impactos sanitarios. De hecho, Nueva Zelanda anunció que dejará de exportar ganado en pie para mantener “altos estándares respecto al bienestar de los animales”.
Mientras desde el agronegocio se mantienen expectantes, desde la Federación Gremial de la Carne emitieron un comunicado para rechazar la decisión y pedir que se retrotraiga al considerarla un ataque a la “primera industria patria” y una política del “sálvese quien pueda” en un contexto en el que el sector demostró alcanzar récords de exportación.
“El Gobierno, al disponer que haya libre exportación de ganado, como si éste sobrara y no pudiera ser procesado aquí, parece desconocer sus particularidades como producto tan sofisticado y buscado, en cuyo laboreo cada eslabón de la cadena hace su aporte específico”, sostuvo el gremio y consideró que exportar ganado en pie es “pegarse un tiro en los pies y dejar que nuestros competidores aprovechen de nuestra calidad, con lo cual perderemos mercados y valores”.
Por su parte, la Federación Rural alertó que ese tipo de exportación deja de lado “el objetivo de generar valor agregado, más puestos de trabajo, subproductos como el cuero y las menudencias y mejores precios de exportación”. “Un corte promedio de carne envasada refrigerada se exporta a 4.900 dólares la tonelada, es decir que por cada animal exportado nos quedan aproximadamente 1.200 dólares, mientras que ahora vamos a exportar un ternero vivo que nos deja 400 dólares, apenas un tercio de lo que recibíamos por animal faenado”, graficó el comunicado de la organización campesina.
Y convocó al sector agropecuario “a articularse con la industria para potenciar la producción y el trabajo nacional, aumentar el consumo interno y el bienestar de las familias argentinas, en el campo y en la ciudad. Así se fortalecerá la economía y habrá perspectivas de futuro para los pequeños y medianos productores, las Pymes y las cooperativas agropecuarias de todo el país”.