Kosteki y Santillán
Compartimos la columna editorial de La Raíz del Grito, programa radial que se emite los miércoles de 21 a 22 horas por el Sistema Integrado de Radios de la Universidad Nacional de Entre Ríos. A continuación, el texto y el fragmento del audio, para escuchar cuando y donde quieras.
La semana pasada recordamos aquí, en La Raíz del Grito, a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán. Estamos convencidos que aquel miércoles 26 de junio de 2002 se inscribe en la memoria del cuerpo social del país como una herida. Una herida tan abierta como solapada.
Ahí, en el medio. Entre aquel diciembre del 2001 y las elecciones de abril de 2003. En el medio de este ciclo histórico de democracia ininterrumpida que va desde el 83 a esta parte.
Recomendamos ver, o volver a ver, el documental “La Crisis Causó Dos Nuevas Muertes”, del grupo de cine Artó. Es un muy buen material para volver a pasar por el cuerpo sensaciones e ideas que le dan sentido al compromiso político.
Los acontecimientos suceden como una erupción, o al menos así se nos presentan. Ya sea este recuerdo lacerante de Maxi y Darío o el intento de golpe de hoy por la tarde en nuestra querida Bolivia. De repente… nos rebalsan, nos sacuden, nos paralizan.
El gobierno nacional argentino organiza y ordena represión para garantizar el ajuste. Los medios de comunicación hegemónicos y el poder judicial funcionan como garantes imprescindibles de la miseria planificada. Los servicios de inteligencia operan en cada bisagra, en cada detalle de la maquinaria. Y los grupos económicos suman a sus ganancias lo que restan a las mayorías populares.
El Fondo Monetario Internacional y los bancos tienen más que aceitado el circuito por el cual sus prioridades e intereses siguen siendo lo único que no se interrumpe en ningún momento y bajo ninguna circunstancia. Puede interrumpirse cualquier cosa, incluso los derechos consagrados en la constitución nacional. Pero los intereses del capital financiero deben garantizarse a cualquier costo.
Y esa es la herida, una de las heridas, abierta y también solapada, de esta democracia. Y cuando decimos solapada nos referimos a esa costumbre tan maliciosa como cautelosa por la cual se materializan los ocultamientos de las intenciones más obvias.
En el intento por contextualizar la masacre en el Puente Pueyrredón aquel miércoles 26 de junio de hace 22 años, nos encontramos, entre muchas cosas interesantes, con unas declaraciones del ex presidente De la Rúa en la que analizando aquel diciembre de 2001 dice que, según él, aquello fue un golpe coordinado entre el FMI y los grupos económicos que querían la devaluación. Y que además se sumaron los sectores irresponsables del peronismo, sobre todo bonaerenses.
¿Te suena? ¿Acaso no hay algo en el discurso de los hermanos Milei y la familia Caputto que va a buscar una explicación en esas mismas líneas, en un tiempo próximo?
Mientras reprimen. Mientras la gran dirigencia propone un gran acuerdo nacional.
Mientras los bancos y el FMI y los dueños de todas las cosas garantizan sus intereses.
¿Acaso no está esa herida abierta desolapandose?
¿interpelandonos?