Blindados

29 de julio de 2023
Fernando Gomez

Fernando Gómez es editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.

Se puso a tono de 2001 la campaña. Propuestas de blindajes financieros, reformas laborales y ajuste para convidar. Y el FMI, omnipresente en la dependencia económica de nuestro país, edificando un destino de miseria planificada para una Argentina plagada de riqueza. Un nuevo acuerdo, un nuevo pedido de ajuste y un blindaje hasta fin de año. Pero a garpar después de las PASO.

Una mala maniobra, apenas. Alcanzó para que el camión se incrustara en un cantero que bordea la autopista que atraviesa San Luis, a la altura de Fraga. 23 mil kilos de carne vacuna quedaron al cuidado de la luna en la madrugada puntana. Los vecinos arrastraron cortes de carne por toda la localidad. La faena no fue tan rápida como el rumor, y vecinos de localidades cercanas completaron la tarea de descarga.

23 mil kilos de carne engordados con alimento balanceado que al momento en que el camión era vaciado por los vecinos, se pagaba entre un 15% y un 20% menos que al día siguiente de la faena. Pero ni los vecinos, ni las vacas, ni el chofer tuvieron que ver con el asunto.

La mala maniobra es toda imputable al acuerdo con las “economías regionales” que comenzó a pagar un dólar diferencial para las exportaciones de maíz. Y el costo de la mayor rentabilidad, y de la devaluación encubierta exigida por el FMI, la va a terminar garpando el que compra un kilo de falda para tirar en la parrilla con el precio de la carne que aumentará por el impacto en el balanceado con el que alimentan las vacas.

A la larga, la mala maniobra del camionero y su integridad física tras el accidente, son una desgracia con suerte. La descarga popular del camión, fue una acción de ahorro evidente ante la desgracia sin suerte de estar a merced de las ambiciones de la banda que maneja el Fondo Monetario Internacional.

 

Blindajes

Se puso dosmilunera la campaña presidencial. Al aluvión de funcionarios del 2001 devenidos en candidatos en distintas filas de las fuerzas políticas con pretensión electoral, se le sumó la revitalización de sus propuestas economicas.

Patricia Bullrich, que administra con dificultad su ignorancia en distintas ramas y materias, volvió a trastabillar al ser acorralada para explicar de qué lugar sacaría los dólares para autorizar la fuga de capitales de la Argentina. Intentó no decirlo y buscó en el laberinto de su cabeza, hasta que encontró la palabra “blindaje del FMI” para explicar sus barbaridades.

Dijo blindaje y aprovecharon todos para salir a redituar su estupidez. Larreta, que era parte del mismo gobierno, puso el grito en el cielo, fingiendo demencia.            

Desde Unión por la Patria, rápidamente, se multiplicaban los candidatos y funcionarios que aprovechaban las redes sociales para fustigar aquella búsqueda emprendida por el gobierno de Fernando de la Rúa en noviembre de 2020 cuando anunció haber alcanzado un acuerdo internacional para obtener 39.700 millones de dólares con el objetivo de saldar los compromisos de deuda del país durante los años 2001 y 2002.

Mariano Barrera, en una crítica investigación sobre aquellos años de neoliberalismo crujiente, explicó que “Este acuerdo consistió en la garantía de fondos externos por unos 39.700 millones de dólares, necesarios para ejecutar el pago de los vencimientos de capital e intereses de la deuda externa durante los años 2001 y 2002.”

El blindaje financiero de De la Rúa, tantas veces mencionado en estos días y cuestionado desde Unión por la Patria, consistía en una serie de préstamos (FMI, BID, Gobierno de España, Banco Mundial) para pagar deuda externa contraída con muchos de esos organismos. Las razones de su fracaso son múltiples, pero esencialmente, la recurrencia al endeudamiento externo para asegurar el pago de endeudamiento externo, es una experiencia trágica que supera las fronteras de nuestro país.

Sobradas razones en el peronismo para cuestionar la extravagancia económica propuesta por Patricia Bullrich. Lo sorprendente es que a las 48 horas, Sergio Massa y el conjunto de Unión por la Patria, celebraron un nuevo acuerdo con el FMI para obtener desembolsos en el próximo mes para cubrir los costos del endeudamiento externo con el propio FMI y para “intervenir en el mercado de capitales” o, en criollo, financiar la demanda de dólares de los grupos económicos.

No le dicen blindaje, peeero…

 

Primero hay que saber sufrir…

Decía el tango, y el FMI lo emula en sus comunicados.

Durante la mañana del viernes, el FMI le trajo alivio a Sergio Massa, quien andaba a las corridas contra la cotización del dólar y necesitaba llevar tranquilidad a los que aprietan para que que se acuerde con el FMI en las condiciones que el organismo demanda.

A través de un comunicado, aclaró que Argentina no cumplió con algunas de las metas trazadas, pero igual adelantaría 7.500 millones de dólares (serían en realidad unos 8.100 millones por un desembolso extra de membresía) para que nuestro país pueda cumplir con las obligaciones que mantiene con el organismo. Deuda para pagar deuda. Pero en éste caso, además, le permite intervenir en el mercado de capitales con esa plata otorgada, lo que admitirá a diversos grupos económicos formar activos en el exterior. O mejor dicho, fugar capitales.

El detalle es que el desembolso habrá de tener lugar después de las próximas PASO, dado que se establece el pago para la segunda quincena de agosto. Lo único que sucede antes de las PASO es que Argentina va a tener que garparle al FMI 3.000 millones de dólares entre capital e intereses que saldrán de un combo de mangueos que efectuará Massa para deberle a cada santo una vela.

A diferencia del tango, el FMI te hace sufrir antes y después. Porque además de hacerte pagar para después devolverte, también te impone severas condiciones para el despliegue de la economía nacional.

 

Los condicionamientos

El FMI pone en palabras de Luis Cubeddu, Director Adjunto del Departamento del Hemisferio Occidental y Ashvin Ahuja, Jefe de Misión para Argentina, los siguientes reclamos para el pais:

En materia de política cambiaria, celebran la devaluación encubierta anunciada por Sergio Massa durante la semana de negociaciones. El dólar para la liquidación de exportaciones, la imposición de impuestos al dólar importador, hace que se incremente el ritmo devaluatorio del tipo de cambio oficial, que sin ningún agregado, ya supera a la inflación desde la gestión de Massa en economía.

El FMI asumió el compromiso del gobierno de seguir alentando la financierización de nuestra economía en tiempos de amenaza recesiva a través del aumento de la tasa de interés que sigue multiplicando la rentabilidad de los bancos.

En materia de política fiscal el FMI fue elocuente. Hay que ajustar al 1,9%, tal y como había firmado Guzmán, y según Massa ahora querían cambiar a 1,5%, pero su gestión -según dijo- lo evitó. Para llegar a ese 1,9% de déficit reclaman “contener el crecimiento de la masa salarial, actualizar las tarifas de energía para reflejar mejor los cambios en los costos de producción; fortalecer los controles de gasto a través de una asistencia social mejor focalizada”.

Para ponerlo más elocuente: ajustar salarios, achicar planes y aumentar las tarifas. Si primero hay que saber sufrir, para el Fondo, después también. Eso sí, según parece, hay que andar al fin sin pensamiento, para comerse la galleta de que es un acuerdo beneficioso para la Argentina.

 

Al ritmo de la campaña

El FMI se le coló duro y parejo a Massa en la campaña, y las postales de las decisiones en materia económica, son un frontera que pone en un círculo cada vez más pequeño de convencidos, la justificación de los actos de gobierno y la repetición incansable de cliches para justificar el llamado al voto.

Pero la campaña es un fenómeno virtual, una cámara de eco en la que sólo discute la clase política y el número de espectadores se reduce en forma preocupante. No hay ninguna propuesta en clave electoral de las fuerzas con aspiraciones de poder que permita vehiculizar empatía con un pueblo desencantado.

De un lado prometen palos para contener el ajuste, del otro proponen ajuste, pero sin palos. Ni un te quiero. Nada. Apenas soga o rebenque como disyuntiva.

Ni en las calles, ni en las rutas, ni en la vida cotidiana afuera de las redes sociales, hay nada de campaña política que vuelva a motorizar a nuestro pueblo a concurrir a las urnas como algo más que un mero acto administrativo que se cumple bajo pena de multa. Algo que se cristalizó en las elecciones provinciales y amenaza con extenderse a la decisión nacional.

La democracia como acto administrativo ejercido bajo coerción de multa, no parece la mejor forma de celebrar sus 40 años. Al menos, no parece un testimonio saludable para el devenir de los destinos de nuestra Patria. Y aún así, no hay ideas que superen el microclima de candidatos, periodistas y convencidos.

En apenas quince días nuestro Pueblo va a ir a las urnas en éstas condiciones. Las urgencias de un pueblo al que le queda mucho mes por delante al final de sus ingresos no están contenidas en la agenda de futuro de las fuerzas políticas que levantan altares al FMI donde sacrificar sus expectativas.

No parece que esa dinámica pueda ser alterada en tiempos de campaña, pero el rastro de la esperanza, no está en el camino de las urnas y mucho menos contenida en sus efímeros resultados. Y ahí está Jujuy como prueba indeleble de la voluntad de un pueblo mas allá de los conteos caprichosos de los papeles que llenan un cofre.

 

 


Foto imagen principal: Agustin Marcarian/REUTERS